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Kerry advierte de que el acuerdo nuclear con el Gobierno de Irán va con atraso

El jefe de la diplomacia estadounidense apremia a Teherán a salir de su «intransigencia» para poder avanzar en el diálogo

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Estados Unidos e Irán intensificaron el pasado domingo sus contactos con el propósito de poder alcanzar este martes un acuerdo sobre energía atómica que, poniendo fin a doce años de negociaciones, garantice durante la próxima década una república islámica sin armamento nuclear.

Los jefes de la diplomacia de ambos países, John Kerry y Javad Zarif, abordaron en su reunión del domingo algunos de los asuntos aún pendientes de aproximación. Estos se refieren esencialmente al momento y el modo en que las Naciones Unidas retirarán sus sanciones contra Irán, el tipo de investigación que Teherán podrá seguir desarrollando para el enriquecimiento de uranio y el acceso que tendrán los inspectores internacionales para elaborar sus informes.

Para la recta final negociadora, tenían previsto llegar a Ginebra los ministros de Exteriores del resto de países que participan en las conversaciones: Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia.

«En este último momento, a pesar de las diferencias que persisten, nunca hemos estado tan cerca de un resultado duradero», declaró Zarif durante el pasado fin de semana. No obstante, añadió que «nada está garantizado». «Lograr el sí requiere coraje para el compromiso, confianza para ser flexible», afirmó en un vídeo en inglés colgado en YouTube.

Las relativamente optimistas palabras de Zarif fueron luego contestadas por Kerry, quien advirtió de que las negociaciones tanto pueden llevar al acuerdo como al fracaso. «Si Irán sigue intransigente, estamos preparados para abandonar las conversaciones. No estamos donde en este momento deberíamos estar en varios de los asuntos más difíciles», señaló.

Estados Unidos y los países europeos han avanzado sobre la disposición a retirar las sanciones bilaterales aplicadas por EE.UU. y la UE contra Irán tan pronto quede garantizado que el régimen islámico se ajusta al acuerdo. El problema se centra en las sanciones de las Naciones Unidas, dado que Washington y sus aliados desean que la resolución del Consejo de Seguridad que levante esas disposiciones incluya una cláusula que las imponga de nuevo automáticamente en el caso de que Irán no cumpla su palabra.

Otra cuestión de discrepancia tiene que ver con el informe que la Agencia Internacional de la Energía Atómica debiera elaborar sobre el pasado uso que ha hecho de sus instalaciones nucleares, con el fin de determinar si su propósito fue el de disponer de armamento a partir del enriquecimiento de uranio.

El director de esa agencia, Yukiva Amano, aseguró el pasado sábado, a su regreso de una visita a Irán, que los inspectores podrían tener listo a finales de año un informe sobre las «posibles dimensiones militares» del pasado programa nuclear iraní, siempre y cuando se les facilitara el acceso a las instalaciones. Se trata de un breve plazo que podría facilitar el acuerdo que se negocia en Ginebra. Para EE.UU. bastaría constatar que los inspectores tienen ese acceso, sin necesidad de esperar a la redacción del informe, que probablemente iría más allá de fin de año.

Diferencias también existen sobre el grado de desarrollo de la tecnología nuclear que se le permitirá. En el preacuerdo del 2 de abril, Teherán se comprometió a limitar durante diez años la renovación de las centrifugadoras que enriquecen uranio. Así, aceptó no usar varios tipos de modelos avanzados.

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