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Tsipras recibe aplausos durante su intervención en el Parlamento este sábado - reuters

Tsipras justifica el colapso de la economía griega culpando a Europa

Los principales países europeos analizan en reuniones de emergencia la situación creada por el Gobierno heleno

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El órdago del Gobierno populista griego ha producido —como se temía— el caos en la economía helena. El primer ministro Alexis Tsipras confirmó ayer que había dado instrucciones para el cese de actividades de la banca y la imposición de un control de capitales, horas después del anuncio por parte del Banco Central Europeo (BCE) de que mantenía su ayuda de emergencia, pero sin aumentarla para que el sistema financiero heleno hubiese podido hacer frente a la estampida que ha producido la ruptura de las negociaciones. La canciller alemana, Angela Merkel, ha convocado este lunes una reunión con los líderes de todas los partidos políticos del Bundestag para informar de la situación y mantuvo una conversación telefónica con el presidente norteamericano, Barack Obama, con la idea de transmitir cierta calma.

El presidente francés François Hollande ha previsto un consejo de ministros extraordinario y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha anunciado una comparecencia poco después del mediodía. En España, el presidente del Gobierno ha convocado a la Comisión de Asuntos Económicos. En medio del terremoto causado por la actitud del ejecutivo de izquierda radical, empeñado en ignorar sus responsabilidades respeto a sus ciudadanos y sus socios, la UE encara la semana que ha de llevar al referéndum del día 5 en medio de las peores turbulencias de su historia.

Aunque Tsipras también dijo que los depósitos de los ahorradores griegos «están plenamente garantizados» no pudo precisar cuánto tiempo estarán cerrados los bancos. Se espera sin embargo que la medida durará al menos una semana, hasta después del referéndum. Por supuesto, la Bolsa de Atenas estará también clausurada. El líder griego insiste en que la culpa de todo lo tienen las instituciones acreedoras por no haber prorrogado el programa de asistencia, lo que a su juicio ha sido un «chantaje» del Eurogrupo destinado a impedir a los ciudadanos griegos pronunciarse democráticamente.

En un gesto poco habitual, la Comisión Europea ha decidido este domingo hacer público el contenido de su última proposición, la que el Gobierno de Syriza tenía sobre la mesa cuando llegó la sorprendente noticia de que Tsipras había decidido convocar esta consulta. Los líderes que asistieron a la cumbre del jueves y viernes habían aconsejado as Tsipras que aceptase esta oferta que Merkel consideró «extraordinariamente ventajosa». Sin embargo, ahora fuentes del Gobierno griego aseguran que ese documento no lo tuvieron nunca en sus manos. Si el actual gobierno griego no hubiera hecho tantas trapacerías tal vez ahora habría quien podría creer esta versión.

Sueldos y pensiones

Tsipras asegura que el pago de los sueldos de los funcionarios y de las pensiones están también garantizados, pero los beneficirios no podrán comprobarlo hasta que no abran las entidades bancarias. Grecia está al borde de la quiebra desde hace meses y con el fin del programa de rescate le llega también el vencimiento de un crédito de 1.500 millones de euros al Fondo Monetario Internacional.

El dirigente griego ha dicho también que ha vuelto a pedir al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y a los líderes de la Eurozona que acepten una prórroga del rescate de «unos días», algo que ya rechazó el Eurogrupo este sábado, una vez que se hizo pública la convocatoria del referéndum. Tsipras sigue empeñado en convencer a los jefes de Gobierno europeos de que tomen esa «decisión política» que ignore las demás reglas. «Ellos son los que pueden anular la decisión del Eurogrupo y permitir al Banco Central Europeo que siga apoyando a la banca griega», dijo Tsipras. El BCE podía mantener un nivel creciente de ayuda de emergencia a la banca griega mientras existiesen expectativas de que Grecia podía alcanzar una cuerdo con los acreedores. Rotas las negociaciones, el presidente del BCE, Mario Draghi, no ha querido ser quien provocase directamente el colapso del sistema financiero griego cerrando el grifo de la liquidez, aunque a la postre su decisión de no aumentar el caudal ha sido el desencadenante.

Draghi no ha querido comparecer públicamente desde la última reunión ordinaria de los ministros de Economía de la zona euro celebrado en Luxemburgo. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloen, no fue capaz de convencer a Draghi -ni a ningún otro ministro- para que le acompañasen en la rueda de prensa del sábado, cuando tenía que anunciar la dramática consecuencia creada por Grecia.

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