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El holandés afincado en Palma de Mallorca, Peter Lagarde y sus dos hijos - G.O.
La familia audaz de Mallorca

«Ni se nos pasó por la cabeza renunciar a nuestras vacaciones en Túnez»

La familia hispano-holandesa Lagarde disfruta de su descanso en la zona del atentado y, al contrario que la mayoría, se niega a marcharse del país

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Han venido desde Mallorca y no piensan renunciar a sus vacaciones porque un desalmado con un Kalashnikov decidiera el pasado viernes terminar a tiros con la vida de 38 turistas como ellos. El holandés afincado en Palma de Mallorca, Peter Lagarde y sus dos hijos, españoles ambos, eran hoy los únicos, aparte de los periodistas, que hablaban castellano en la zona de Port El Kantoauie, donde se produjo el atentado.

«Ni por un momento se nos ocurrió quedarnos sin vacaciones», asegura él. Dhelia, de doce años, su hija mayor, coincide convencida: «Cuando nos enteramos de lo que había pasado me despertó mucha curiosidad». Esta familia hispano-holandesa se enteró de lo que había ocurrido a escasos metros del hotel donde pasan sus vacaciones por internet.

«Los niños estaban en la piscina y yo leyendo la prensa digital, pero cuando vi lo ocurrido pensé que no estaría cerca de aquí». Pero luego, cuando descubrieron que Seiffedin Rizgui había llevado a cabo sus fechorías muy cerca de la piscina en la que retozaban sus críos, no contempló en absoluto la posibilidad de marcharse, como han hecho la mayoría de visitantes de otras nacionalidades. «Locos hay en todas partes y eso puede pasar en cualquier parte», asegura Lagarde, que le tiene particular simpatía a los tunecinos porque «son gente adorable».

Joey, el pequeño de la familia tiene diez años y tampoco se le ve en absoluto preocupado. «Yo sé que fue cerca de aquí, pero él no está aquí, con lo que me siento seguro». La familia Lagarde pasa estos días de asueto gracias a que Peter, de 44 años, es empleado de la cadena española Iberostar en Baleares. Son precisamente sus compañeros de trabajo y la madre de sus hijos, que no ha venido a este viaje, los que se muestran mucho más alarmados que ellos. Peter cuenta que «en cuanto salió la noticia nos empezaron a escribir por Facebook y Whatsapp». Pese a ello, ellos mantienen la intención de regresar el miércoles que viene, como tenían previsto desde el principio.

Lo que llevan peor es el hecho de que todas las excursiones organizadas a las que se habían apuntado han sido canceladas: «Íbamos a ir un safari y un zoo a ver animales y ya no puede ser», lamenta Dhelia. A su lado Peter, corrobora el fastidio familiar: «La medina de Susa ya la hemos visto y ahora buscamos otros planes porque hemos estado ya varias veces allí». Es su primera vez en Túnez y quieren disfrutarlo, se pongan los yihadistas de este rincón del mundo. Hoy el personal del hotel les ha dicho que quizá el lunes se reanuden las actividades para turistas. Hasta entonces tendrán que conformarse con disfrutar de una piscina y una playa cinematográficas que, tras el éxodo masivo de las últimas horas, se ha quedado casi para su disfrute exclusivo.

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