Militares de la operación «Barkhane»
Militares de la operación «Barkhane» - afp

Las tropas francesas matan a dos importantes líderes yihadistas en Malí

Uno de ellos fue el responsable del asesinato de dos periodistas en noviembre de 2013

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Las fuerzas especiales francesas mataron a cuatro yihadistas en Malí durante la noche del lunes al martes, según informó el ministerio de Defensa desde su página web. Un duro golpe para los grupos terroristas Al-Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y Ansar Dine, a los que pertenecían dos de ellos.

Entre los caídos se encuentra Abdelkrim el Tuareg, el terrorista responsable de la muerte de dos periodistas franceses en noviembre de 2013. Los reporteros Ghislaine Dupont y Claude Verlon, de la cadena francesa Radio France Internationale (RFI), fueron secuestrados y asesinados en Kidal, una pequeña ciudad situada al norte de Malí. Laurent Fabius, el ministro de Asuntos Exteriores galo, prometió un año más tarde que ese crimen no quedaría «impune». Una promesa que cumple ahora.

El origen conflicto

Francia interviene en Malí desde enero de 2013, cuando puso en marcha la operación militar «Serval». El país africano estaba sumido en una profunda crisis desde inicios de 2012. En esa fecha comenzó la rebelión tuareg al norte de su territorio, encabezada por el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA). No era la primera vez que esa minoría se levantaba en armas para exigir autonomía. Durante el siglo XX ya lo había hecho al menos en tres ocasiones: en 1916, aunque aún sin organización política; entre 1963 y 1964; y por último en 1990.

La insurgencia también fue respaldada por grupos islamistas como Ansar Dine, Al-Qaida del Magreb Islámico (AQMI) y el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO). La llegada de yihadistas procedentes de Libia, un país hecho jirones desde la muerte de Gadafi en octubre de 2011, generó un cóctel de tensión que pronto estalló con violencia.

Los combates entre las milicias tuareg, islamistas y el Ejército maliense provocaron una grave crisis humanitaria. En febrero de 2012, un mes después del comienzo de la insurrección, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) advirtió de que entre 25.000 y 30.000 personas ya habían huido de la nación africana hacia Burkina Faso, Mauritania y Níger.

En marzo, un golpe de Estado militar derrocó al presidente Amadou Toumani Touré y creó el Comité Nacional por la Recuperación de la Democracia la Restauración del Estado (CNRDRE). Su objetivo era, en palabras de uno de sus líderes, Amadou Konaré, «gestionar la crisis del norte de nuestro país». Un propósito que se torció rápido. En abril de 2012, los tuareg se apoderaron de Kidal, Gao y Tombuctú, las tres provincias septentrionales de Malí que reclaman, y proclamaron el Estado de Azawad. Tombuctú, una ciudad con un rico patrimonio histórico, sufrió la destrucción de parte de sus mausoleos por los islamistas de Ansar Dine.

Francia desplegó tropas meses más tarde. La operación «Serval» fue sustituida en el verano de 2014 por «Barkhane», una misión compuesta por 30.000 hombres. Malí todavía lucha por obtener la estabilidad en su territorio.

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