El guardia civil Carlos Sánchez atiende a Tara Gurung, superviviente del terremoto de Nepal
El guardia civil Carlos Sánchez atiende a Tara Gurung, superviviente del terremoto de Nepal - pablo m. díez
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Langtang, el valle de la muerte

ABC llega hasta la «zona cero» del terremoto de Nepal sepultada por una gigantesca avalancha, donde ha concluido sin éxito la búsqueda de seis españoles desaparecidos

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Un silencio atronador, solo roto por el viento, envuelve el valle de Langtang, la «zona cero» del devastador terremotoque sacudió Nepal hace dos semanas y se ha cobrado ya casi 8.000 muertos. Aquí, el seísmo desató una gigantesca avalancha en uno de sus picos, de más de 7.000 metros, que sepultó el pueblo de Langtang, popular escala de una transitada ruta de senderismo.

En medio de un paisaje lunar de muerte y destrucción, sus casas y sus 55 albergues para turistas yacen enterrados bajo la montaña que, literalmente, cayó del cielo. Protegido bajo una roca, solo un edificio de tres plantas se libró de ser engullido por la lengua de nieve, tierra y árboles arrancados de cuajo que se tragó el pueblo y cubrió hasta 400 metros del cauce de su río.

Como si fuera una bomba, el alud provocó una onda expansiva de más de un kilómetro que arrasó los bosques de la ladera contigua.

Durante toda la semana, un equipo de montaña de la Guardia Civil y otro de la Unidad Militar de Emergencias (UME) han buscado en este valle a siete españoles desaparecidos tras la catástrofe. Tras batir sus laderas y senderos, solo han hallado el cadáver de la catalana Roser Palau, pero no han encontrado ni rastro de los otros cuatro: los montañeros asturianos Sabino Fernández, Jesús Monteirín, Egidio García y Ángel Hernández, y la pareja formada por el aragonés Míxel Pizarro y la cántabra Isabel Ortiz. Los agentes creen que todos ellos perecieron en la avalancha, lo que ha llevado finalmente al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, a declarar este sábado el fin de la misión porque «se han disipado las esperanzas de hallarlos con vida».

Tres agentes de la Policía Científica permanecerán en Katmandú

Para identificar sus restos en caso de que sean encontrados, tres agentes de la Policía Científica permanecerán en Katmandú «el tiempo que sea necesario», anunció García-Margallo. Pero no será fácil porque las autoridades locales calculan que aún podrían quedar unos 300 cuerpos sepultados 15 metros bajo tierra en lo que un día fue Langtang. «Nos vamos con pena porque era nuestra obligación y nuestro deber hacer todo lo que estaba en nuestras manos por localizar a los españoles. Hemos hecho todo lo humanamente posible», señaló el embajador de España en la India y coordinador del dispositivo de búsqueda y repatriación de los nacionales atrapados en Nepal tras el seísmo, Gustavo de Arístegui.

A pesar de no haber encontrado a los desaparecidos españoles, la misión no ha resultado en vano porque los doce agentes de la Guardia Civil han efectuado 12 vuelos y localizado 25 cadáveres y los 46 soldados de la UME han apuntalado 13 edificios que han permitido el realojamiento de 80 personas, además de repartir ayuda humanitaria entre los damnificados.

En Chyamki, una aldea a dos kilómetros de la «zona cero» de Langtang, el teniente de la Guardia Civil Fernando Rivero consolaba este sábado a Tara Gurung, una mujer con el rostro curtido por el sol que lloraba por haber perdido a su familia entre los escombros de su casa, sepultada por las rocas gigantes que trajo otra avalancha. Entre los grises cascotes, que escarbaba con un piolet, resaltaban cuatro bolsas de color naranja con cadáveres, sobre los que revoloteaba una bandada de buitres.

Aludes del Himalaya

En su última misión, los números del Grupo de Montaña de la Benemérita han peinado este sábado otras dos nuevas zonas del valle en busca de algún rastro de los desaparecidos. «Ni en España ni en Europa vemos aludes que causen tanta destrucción, pero estamos en el Himalaya y un fenómeno natural en la montaña es proporcional a la montaña donde ocurre», explicaba a ABC el teniente Rivero aún sobrecogido.

Tanto por la devastación causada por la avalancha como por el dolor de Tara Gurung, la primera nepalí que hemos visto perder la sonrisa en estas dos últimas e intensas semanas. Con las emociones aún a flor de piel, el dispositivo español abandona Nepal, un paupérrimo país que tardará todavía mucho tiempo en recuperarse de la mayor catástrofe de su historia reciente.

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