El primer ministro japonés, Shinzo Abe
El primer ministro japonés, Shinzo Abe - afp

Abe adelanta las elecciones en Japón por la nueva caída en recesión

El primer ministro busca salir reforzado de estos comicios para retrasar la subida de impuestos y mejorar la economía

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Vuelve la inestabilidad política a Japón tras su sorprendente caída en recesión del lunes, cuando algunos analistas habían previsto un crecimiento de hasta el 2,2 por ciento. Tal y como se venía especulando desde principios de mes, la mala marcha de la economía ha obligado al primer ministro, Shinzo Abe, a adelantar las elecciones cuando apenas lleva dos años en el cargo. Para ello, disolverá el Parlamento el viernes con el fin de celebrar estos comicios lo antes posible, probablemente a mediados de diciembre.

Pero el adelanto de las elecciones no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Aprovechándose de la división en la oposición, Abe confía en ganar esta nueva cita con las urnas para continuar así con su plan de reactivación de la alicaída economía nipona.

El motivo es que esta nueva recesión, la cuarta desde el año 2008, se ha debido según el Gobierno a la subida del IVA en abril, que fue aprobada hace dos años por el anterior Parlamento y ha lastrado sus planes de estímulo para incentivar el consumo. Como dicho impuesto debía volver a subir en octubre y el Ejecutivo se temía un nuevo impacto negativo, Abe ha venido retrasándolo y finalmente lo ha aplazado hasta abril de 2017. Con esa promesa concurrirá el próximo mes a las elecciones intentando reforzar su gestión económica, que ha sido bautizada como « Abenomics» y se ha basado en relajar la política monetaria y aumentar el gasto público.

«Dimitiré si no mantenemos nuestra mayoría»

«Me doy cuenta de que estos comicios serán duros, pero necesito oír la voz de la gente. Dimitiré si fracasamos a la hora de mantener nuestra mayoría porque eso significaría que nuestra política económica ha sido rechazada», explicó este martes Abe en una comparecencia pública. Con esta jugada, el primer ministro nipón repite el mismo órdago que uno de sus más ilustres antecesores, Junichiro Koizumi, lanzara en 2005 para sacar adelante su controvertida privatización de Correos, que era también una enorme caja de ahorros con más de 2,5 billones de euros y una importante aseguradora. Siguiendo el ejemplo de Koizumi, que logró una aplastante victoria en aquellos comicios, Abe espera el respaldo del electorado para encauzar la senda del crecimiento económico el próximo año.

A pesar de sus multimillonarias inyecciones de dinero público y de ser la tercera economía del mundo, Japón ha perdido vigor desde mediados de los años 90 y su deuda pública es más del doble del PIB. Buena prueba de ello es su deflación crónica porque los precios llevan bajando desde hace 15 años por culpa de la caída continuada del consumo, agravada por la subida del IVA. El consumo, que aporta el 60% del PIB nipón, solo subió un 0,4% en el tercer trimestre con respecto a los tres meses anteriores, mientras que la inversión de capital disminuyó un 0,2% y la compra de viviendas se desplomó un 6,7% (24% con respecto al mismo periodo del año anterior).

Ayudas a las familias

Para darle liquidez al Gobierno y que aumente la inversión pública, el Banco Central de Japón acordó a finales de octubre comprar bonos del Tesoro a un ritmo anual de 80 billones de yenes (más de medio billón de euros). Siguiendo con esa inyección de dinero público, el ministro de Economía, Akira Amari, no descartó el lunes nuevos planes de estímulo que, según Bloomberg, podrían ascender a tres billones de yenes (20.740 millones de euros) en ayudas a las familias para aumentar el consumo.

Pero la oposición y algunos analistas alertan del riesgo que corre Japón porque su deuda pública ya asciende a 6,8 billones de euros y pone en peligro la seguridad social y el sistema de pensiones si no suben los impuestos para aumentar la financiación del Estado.

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