El primer ministro italiano, Matteo Renzi, en un acto oficial el pasado martes
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, en un acto oficial el pasado martes - afp

Renzi y Berlusconi avanzan en su pacto para reformar Italia

El acuerdo «garantiza» que la actual legislatura continúe hasta el 2018

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«Con mucho gusto me gustaría ceder a otros el récord mundial de caídas de gobiernos». Esta frase cargada de ironía, y también de crítica a la clase política italiana, la pronunció el presidente de la República, Giorgio Napolitano, en coincidencia con la reunión que mantenían el primer ministro, Matteo Renzi, secretario también del Partido Democrático (PD), y Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia, para llegar a un acuerdo sobre la ley electoral que garantice la gobernabilidad del país. En los últimos tres años Napolitano ha tenido que nominar tres primeros ministros sin que hubieran obtenido la aprobación de las urnas: Mario Monti, Enrico Letta y Matteo Renzi. Así que las palabras del presidente tienen el aire de advertencia contra la permanente tentación en Italia de elecciones anticipadas.

Por el momento, Renzi y Berlusconi se han comprometido, según se afirma en un comunicado conjunto, a que «la legislatura continúe hasta el 2018, lo que es una gran oportunidad para modernizar Italia». Pero esto es solo en teoría, porque Renzi es el que marca la pauta hoy y convocará elecciones cuando a él le convenga, mientras Berlusconi solamente puede ejercer un papel de actor secundario.

Casi dos horas duró el octavo encuentro en once meses entre Matteo Renzi y Silvio Berlusconi, confirmando que han llegado a un pacto sobre la ley electoral. La base del acuerdo está en conceder un premio de mayoría a la lista que supere el umbral del 40 %. Deja pendiente un punto importantísimo: se debe decidir aún si ese premio se da al partido más votado o como desea Forza Italia a la coalición más votada. Otro punto estratégico es el «quórum» de las listas menores, es decir, si mantener el umbral del 3 % para acceder al Parlamento o elevarlo, como desea Forza Italia, al menos al 5 %. Finalmente, una clave muy importante del acuerdo electoral entre Renzi y Berlusconi está en la introducción de las preferencias después del jefe de lista en los 100 distritos electorales. Esto significa que la mitad del Parlamento italiano estará compuesto por «nominados» de los partidos y no «elegidos» por los ciudadanos, según el profesor Roberto D’ Alimonte, uno de los máximos expertos de leyes electorales. «Somos contrarios a los 100 cabezas de lista bloqueados. Hay que dejar a los ciudadanos la libertad de elegir a los parlamentarios», manifiestan muchos parlamentarios descontentos.

Refuerzo del liderazgo

Los tiempos para que el Parlamento apruebe definitivamente la ley electoral no serán muy breves. En la mejor de las hipótesis todos los trámites parlamentarios se concluirán a inicios de la primavera. Es decir, habrá pasado prácticamente un año desde que Matteo Renzi prometió, al anunciar su programa de gobierno, que en un mes realizaría esta reforma. En cualquier caso, el acuerdo sobre la ley electoral con Silvio Berlusconi refuerza al primer ministro, quien, con el 54 % de consenso (los sondeos dan a su partido, el PD, el 39,5 % de votos), sin una oposición alternativa, está en condiciones de decirle a Berlusconi: o lo tomas o lo dejas. Hasta hace pocos años, el líder de Forza Italia hubiera rechazado esta ley, porque no le permitirá recomponer el centro-derecha, pero la acepta para seguir desempeñando un papel de relieve en la política italiana, incluyendo la próxima elección del sucesor de Giorgio Napolitano a la presidencia de la República.

Aunque la ley electoral es fundamental para lograr la gobernabilidad, lo que preocupa al hombre de la calle es la gravedad de la crisis económica. Y en este terreno, los resultados del gobierno Renzi son muy pobres. Para colmo, el sindicato mayoritario le ha declarado la guerra y ha convocado una huelga general el 5 de diciembre contra su reforma laboral y política económica.

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