El motivo por el que la esperanza de vida aumentó ocho años durante la «apocalíptica» Gran Depresión

Se supone que esta tiende cambiar dependiendo de la economía, y aquella fue una de las mayores crisis del siglo en el mundo entero, donde se produjeron muchos suicidios porque muchas familias lo perdieron todo. A pesar de eso, la longevidad media creció como nunca antes durante los años de aquel hundimiento

Imagen de los hijos de trabajadores tomada en Michigan, durante los años de la Gran Depresión, poco después del crack del 1929 NY Public Library

Israel Viana

ABC, 31 de octubre de 1929 : «Se ha abierto una brecha en la Bolsa de Nueva York, en el corazón del país. El oro y el papel salían caudalosamente por la hendidura y escapaban de la vigilancia de los banqueros. A los judíos se les van los millones de las manos… decenas de miles de millones. Por la brecha de Wall Street se desangra la nación más robusta y adiposa de mundo. ¡El crack! ¡El crack!». La noticia del dramático y repentino hundimiento de la economía de Estados Unidos, inicio de una de las mayores crisis mundiales del siglo XX, llegaba a España con algún día de retraso.

El 24 de octubre se había producido la caída inicial y pasó a la historia como el «jueves negro», pero fue en el catastrófico derrumbe del «lunes negro» (28 de octubre) y el «martes negro» (29) cuando el pánico se apoderó de toda la nación. Miles de personas «corrían en masa para contener la riada de oro, para taponar esa vena que se había roto en el poderoso organismo», contaba este diario . Y unos días después le dedicaba la portada : «Nueva York, el pánico en Wall Street». Y no era para menos, pues, entre septiembre de 1929 y junio de 1932, los mercados bursátiles perdieron un 85% de su valor en un proceso que destruyó los ahorros de millones de estadounidenses. Y el comercio internacional se derrumbó otro 65% en el mismo periodo.

La Gran Depresión cambió la vida de millones de familias, que entraron en un largo periodo de supervivencia, hambre y desempleo. Mucha gente se las vio y deseó para encontrar trabajo cuando ya habían perdido todo su dinero y la tasa de suicidios aumentó considerablemente en el siguiente lustro. Muchos medios españoles y estadounidenses hablaron directamente de «apocalipsis». Y a pesar de todo, y por extraño que parezca, la esperanza de vida en Estados Unidos se elevó unos cuantos años durante el mismo periodo. Un misterio que han intentado desentrañar no pocos sociólogos e investigadores desde entonces.

Hombres, mujeres, blancos y negros

Un estudio de la Universidad de Michigan publicado en 2009 llegó a la conclusión de que los periodos de crisis no perjudican más a la salud que los periodos de bonanza económica, a diferencia de lo que se creía. Es más, todo lo contrario, por chocante que resulte a la luz de las dificultades económicas, el paro y el descenso del nivel de vida que suele producirse en estas épocas. Durante el crack de 1929 , por ejemplo, la esperanza de vida aumentó en los hombres y las mujeres, así como en los blancos y en los negros, como pocas veces lo ha hecho a lo largo del siglo XX. Lo comprobaron al realizar un detallado análisis sobre los índices de mortalidad y natalidad, la esperanza de vida y las enfermedades más frecuentes que afectaron a los estadounidenses entre 1920 y 1940, la dos décadas que incluyeron los felices años 20 y la Gran Depresión.

Los resultados fueron publicados por la revista «Proceedings of the National Academy of Science» y mostraban que, entre 1929 y 1933, los peores años de esta crisis, la mortalidad descendió en todos los grupos de edad. Y de las seis causas responsables de las dos terceras partes del total de fallecimientos en la década de los 30, tan sólo los suicidios aumentaron. Las enfermedades cardiovasculares y renales, en cambio, se estabilizaron entre 1930 y 1932, al igual que la tuberculosis. Este último resulta sorprendente si tenemos en cuenta que esta afección suele propagarse por el hacinamiento de personas en una misma casa o por la mala alimentación. Y, sin embargo, el mayor pico de esta se alcanzó en 1926, 1928 y 1936, años que se caracterizaron por el crecimiento económico.

Según el análisis, la esperanza de vida en el momento del crack de 1929 era de 57,1 años y, al concluir la recesión en 1933, había aumentado hasta los 63,3. Es decir, seis años más. En ningún otro periodo de Estados Unidos del siglo XX creció tanto. Los datos más llamativos fueron los de la población negra, que siempre han contado con una expectativa de vida más baja que la de los blancos, en esos años causada principalmente por la segregación. Entre 1921 y 1926, de hecho, los varones negros habían perdido ocho años de esperanza de vida y las mujeres 7,4, pero de 1929 a 1932, ambos sexos la recuperaron. Es decir, durante la Gran Depresión, la población negra aumentó nada menos que ocho años su longevidad media.

El misterio

Este no es el único trabajo que ha analizado los efectos de las crisis económicas en la salud. En los años 30, los sociólogos William Ogburn y Dorothy Thomas ya observaron que la esperanza de vida aumentaba en los períodos de declive económico, utilizando datos de la población de Estados Unidos y Gran Bretaña. En 1977, Joseph Eyer recuperó esta teoría en su artículo «La prosperidad como causa de muerte» . Y, de hecho, en los últimos años, otros investigadores han defendido hipótesis similares para Europa. «En general, la mortalidad, que es el indicador más objetivo en lo que respecta a la salud de la población, suele evolucionar de manera más positiva durante las crisis, que en los periodos de crecimiento económica», confirmaba hace poco el investigador de la Universidad de Michigan y coordinador del mencionado trabajo, José A. Tapia Granados , en «History» .

Un dato que prueba esta tendencia se produjo en 1936, cuando la mortalidad alcanzó su pico más alto en todas la franjas de edad en Estados Unidos, cuatro años después de que finalizara la recesión económica. Creció, incluso, en los niños pequeños y por todo tipo de causas. Y lo cierto es que no hay una respuesta fiable para explicar este comportamiento tan aparentemente contradictorio. Es una especie de misterio dentro de la sociología en el que han trabajado varias generaciones, pronunciando las teorías más variopintas. ¿Por qué los estadounidenses vivieron más durante los peores años de su depresión económica?

Algunas de las teorías han sugerido que este aumento pudo deberse a que, en los felices años 20, el uso de automóviles aumentó porque las familias tenía más dinero para comprarse uno. Y, por lo tanto, también aumentaron los accidente de tráfico. En la década de los años 30, tras el crack del 29 y el aumento de las tasas de desempleo, muchas menos personas pudieron permitirse ese lujo. O en cualquier caso, lo usaban menos, porque no tenían ningún trabajo al que desplazarse. La industria automovilística se desplomó, como puede verse en la siguiente imagen del archivo de Otto Bettmann, sacada en 1929, donde un hombre intenta vender su coche de lujo por 100 dólares.

Un estadounidense trata de vender su coche de lujo por 100 dólares Otto Bettmann

Alcohol y tabaco

Otra investigación defiende que, durante los periodos buenos, las personas fuman más, tienen más estrés y duermen menos. Según Tapia, esto se debe a que la población cuenta con más dinero para ocio y, a corto plazo, empeoran mucho este tipo de conductas que tienen un impacto negativo sobre la salud. Hay multitud de estudios de épocas pasadas que demuestran que en los años de crecimiento la gente bebía más alcohol y comía de manera menos sana, al igual que en el trabajo realizaba más horas extras para poder sufragar sus gastos. Eso le hacía estar en situaciones laborales más estresantes y ambientes más nocivos.

«Nuestro estudio dice que muchas de las cosas malas que presuponemos generalmente de las personas en paro no son ciertas», comenta Tapia. Es cierto que la depresión incide en los desempleados con mayor frecuencia, como han demostrado multitud estudios médicos, pero también es cierto que su presión arterial es, por lo general, más baja. Sin olvidar que, cuando la economía no ha estado bien a lo largo de la historia, la venta de tabaco ha descendido. Algo que, sin duda, es bueno para la salud.

Algunos de los argumentos del aumento de la mortalidad en épocas de expansión económica son retroactivos. Es decir, que defienden que su fallecimientos están causadas por las malas condiciones de vida que las personas tuvieron que soportar durante la crisis previa y es ahora cuando sus consecuencias afloran. De ahí que, al contrario, la mortalidad sea menor en una economía mala debido a las buenas condiciones que las personas experimentaron durante los felices años anteriores.

Aumento de la productividad

A pesar de esto, el estudio de la Universidad de Michigan no defiende que el desempleo sea bueno para la salud. Y subrayaba, además, que una economía «buena» no significa que las condiciones de vida sean «buenas» para todos. El aumento de la productividad económica generó más contaminación durante los felices años 20. Estos perjudicó a todas aquella personas que tenían menos posibilidades de acceder a los servicios de salud o a una vivienda segura, como ocurre aún hoy en Estados Unidos durante la actual crisis del Covid-19.

El misterio sigue ahí y resulta complicado que los sociólogos vayan a encontrar una respuesta única y sencilla para un efecto tan aparentemente contradictorio, aunque el dato sea indiscutible: la esperanza de vida aumentó durante la Gran Depresión. «Se tardará mucho tiempo en la aplicación de los remedios eficaces, continuará la pesadez del mercado y pueden ocurrir todavía nuevas catástrofes», explicaba a ABC un respetado financiero estadounidense en aquellos días aciagos de 1929.

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