Desvelan los detalles del espectacular castillo portátil con el que el Rey Enrique VIII acudía a la guerra

Conforme iba haciéndose mayor y más obeso, el Rey inglés aumentó el lujo y el tamaño de los palacios de madera que iba construyendo en sus campañas contra los franceses

Retrato de Enrique VIII (1540) por Hans Holbein el Joven
César Cervera

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Como si se tratara de un casting para elegir al aliado más fiable, Enrique VIII de Inglaterra cruzó en 1520 el Canal para reunirse primero con Francisco I de Francia y luego con Carlos de España. El encuentro con el francés, celebrado en Calais, se bautizó como el Campo del Paño de Oro por el espléndido campamento de pabellones tapizados en oro y arcos triunfantes de madera. Durante dieciocho días de ceremonias, torneos, bailes y alardes de vanidad, los dos reyes adultos compartieron bromas y cortesías.

Enrique VIII prometió que no se afeitaría su barba hasta que no abrazara al francés . Por su parte, Francisco contestó la broma presentándose en el campamento inglés vestido de valet de chambre para asearle y vestirle. Aún estos esfuerzos por sembrar la cordialidad, lo cierto es que los soberanos no terminaron de congeniar. Se cuenta como anécdota que el inglés agarró un día al francés del cuello y le pidió que lucharan juntos. Tras dos intentos de trabar y tirar a tierra al corpulento francés, los consejeros de Enrique le disuadieron de que siguiera con el dichoso juego. No habían sintonizado en el trato, carecían de lazos familiares y, además, la oferta diplomática de Carlos era más atractiva. Todo lo que rodeaba a Carlos solía serlo.

Enrique VIII fue un hombre que destacaba en las justas, la caza y las partidas de royal tennis, antepasado del actual tenis. Fue además un músico completo, escritor y poeta, así como un ávido apostador y jugador de dados. Un amante de la vida, la caza y la guerra que, sin embargo, no estaba dispuesto a reducir su nivel de vida en las muchas campañas en las que participó contra Francisco I. El historiador Alden Gregory, experto en la restauración de edificios históricos, revela en un reciente artículo en «The Antiquaries Journal» que el Monarca era «poco campista» .

Todo un logro logístico

En contra del mito de que el Rey durmió alguna vez en las tiendas típicas del Campo del Paño de Oro , no hay evidencias de ello y sí muchos detalles documentales de los palacios portátiles que iban tras él. Alden Gregory ha recabado por primera vez los detalles de los palacio de madera que Enrique empleaba durante sus campañas francesas y que, según su investigación, fueron aumentando en «pretenciosidad» y esplendor a medida que el Rey iba perdiendo vigor físico y ensanchando su cadera.

El famoso Campo de la tela de oro incluía varias estructuras fijas de madera

La primera de estas viviendas la mandó fabricar para una campaña en 1513 en Thérouanne y Tournai . Se trataba de un edificio de madera, pintado para parecerse las paredes de ladrillo, adornado en el techo con bestias heráldicas, coronas y veletas, y calentado por chimeneas con chimeneas de hierro. Se necesitaban hasta doce carros para transportar las piezas desmontadas. Todo un prodigio logístico para una época en la que la concentración de un número tan elevado de soldados en poco espacio suponía todo un reto higiénico y sanitario.

Sobre el lujoso interior de estas estructuras , un cronista alemán describió: «Dentro está colgado un tapiz dorado. La cama del Rey, de la que colgada alrededor una cortina de tela de oro muy preciosa, la carpintería dorada estaba tallada y muy bien terminada».

Para el asedio de Boulogne , en 1544, cuando ya tenía 53 años, el palacio portátil ganó en volumen y coste. La estructura, que requería unos 30 carros para moverse, estaba formada por cuatro torres en las esquinas, almenas y un techo de tejas onduladas de metal blanco. Al igual que el edificio anterior, la azotea estaba salpicada de bestias heráldicas y veletas pintadas y doradas.

Algunas fuentes calculan unas dimensiones de 22 metros de largo en cada uno de sus lados, que albergaban al menos cinco habitaciones: la cámara principal y cuatro habitaciones de la torre. Los paneles y columnas interiores fueron pintados para parecerse al mármol blanco y con un friso con letras doradas del lema del Rey: «Vencerá el que yo auxilie» . El exterior fue decorado para parecerse a la piedra.

Al igual que el edificio anterior, la azotea estaba salpicada de bestias heráldicas y veletas pintadas y doradas

Según este historiador, las tareas de montaje y desmontaje adquirieron tal complejidad que fueron necesarios usar tornillos, placas de hierro y tuercas y pernos para fijar los componentes de madera en lugar de las clásicas juntas de espiga, así como ganchos y ojales para colgar los paneles de pared y las características arquitectónicas.

En parte por las derrotas militares acumuladas en estas aventuras por Europa, Enrique VIII tornó con los años hacia un carácter violento y tiránico, cuyo detonante fue probablemente la sífilis o uno de los muchos golpes en la cabeza que sufrió a lo largo de su vida. Así, el 17 de enero de 1536 Enrique sufrió un golpe durante una justa que le dejó inconsciente por más de dos horas y derivó en dolores de cabeza e insomnio. Aquel accidente coincidió con una de las represiones más crudas contra los católicos y la ejecución de su segunda esposa, Ana Bolena.

Ese mismo accidente redujo su movilidad y desató su obesidad a causa de una herida en el muslo mal curada. Falleció, en 1547, cuando todavía seguía casado con su sexta esposa, Catalina Parr .

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