'Una provincia, varias capitales'
La provincia de Cádiz por sus peculiaridades está de moda
Jerez de la Frontera, Capital Española de la Gastronomía
La provincia de Cádiz por sus peculiaridades está de moda. Lo turístico, lo histórico, lo gastronómico, lo cultural, la cordialidad de sus gentes, las bondades de su climatología, la hacen tan especial que por fin ocupa ese lugar en la élite de los destinos que siempre debió ocupar. Lejos de los circuitos turísticos de paso, a Cádiz hay que venir, y el que viene se prenda tanto de la provincia que vuelve.
La provincia es tan especial que, sólo por detrás de Las Palmas, es la que menos municipios tiene, sólo 44 localidades, muy lejos de los 371 pueblos de la provincia de Burgos o los 362 de la de Salamanca. Por población somos la octava provincia, rozando el millón trecientos mil habitantes. Varias de sus localidades, además de su capital, cumplen con creces los criterios demográficos de posible capitalidad, en cuanto al número de habitantes se refiere, Jerez de la Frontera, Algeciras, San Fernando, El Puerto de Santa María, Chiclana de la Frontera o Sanlúcar de Barrameda.
De capitalidades va la cosa, pero en este caso de Capital Gastronómica
La Capital Española de la Gastronomía (CEG) es un galardón de carácter anual que reconoce a la ciudad que más haya destacado en la promoción nacional e internacional de la gastronomía como atractivo turístico. Su creación se remonta al año 2012, en el que fue galardonada la capital riojana, Logroño. Desde entonces han sido varias capitales de provincia, Burgos, Cáceres, León, Toledo, Huelva o Vitoria, han ostentado dicho galardón. El jurado que elige la capitalidad está compuesto por representantes de los ministerios de Comercio y Turismo y Agricultura y Alimentación, así como entidades como Hostelería de España, Asociaciones de Agencias de Viajes, FITUR, y el Instituto de Calidad Turística y Sostenibilidad.
En el año 2022 fue elegida Sanlúcar de Barrameda, era la primera vez que no se reconocía a un capital de provincia. En ello tuvo que ver la participación en el jurado de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo. Sus bondades culinarias y gastronómicas fueron suficientes para decantar la balanza hacía la desembocadura del Guadalquivir.
Unos langostinos tibios y crujientes, una copa de manzanilla a su justa temperatura, una brisa marinera con olor a Doñana, fueron suficientes para que el jurado perdiera el norte y encontrase la ruta de la circunvalación de Magallanes y Elcano. Las acedías, y sus primas las pijotas, fritas, las papas de navazo de la Algaida aliñadas, o sus guisos marineros a orillas del rio de Andalucía, tuvieron algo que ver, de las bizcotelas de postre ni hablamos.
Jerez de la Frontera, capital gastronómico
Durante el año 2026 la capital gastronómica será Jerez de la Frontera. «Come, bebe, ama Jerez» ha sido el lema. Vinos generosos de la más alta calidad y tradición, cocina de raíces profundas arraigada a la tierra y gran capacidad para generar experiencias sensitivas únicas, desde el paladar al resto de los sentidos a flor de piel. Todo un galardón más que merecido.
Basta con dejar el salitre a la falda de la Sierra de San Cristóbal, de huir unos metros de las brisas de campiña y salinas, de alejarse de las dehesas de Medina Sidonia, o de apartarse del bullicio enajenado de la capital sevillana, para sentir que se llega al lugar del maridaje, donde todos los sentidos se funden en uno solo, lo multisensorial a pedir de boca.
Nunca antes una provincia concitó tanto acuerdo en su gastronomía. Una de costa y marinera, la otra de interior, de albariza y de pagos. Y todo sin que la capital haya reivindicado aún su protagonismo culinario.
La gastronomía jerezana es más de invierno, de esos días en los que el amanecer se colma de bruma del Guadalete rociado de una humedad atlántica que huye de Sanlúcar de Barrameda.
Conformar un menú jerezano es pensar en guisos, en cuchareo y en fuego lento. Nada de platos escuetos y adornados, con muchos colores y poca enjundia. En Jerez se come por derecho, se usa el pan de campo para empujar y se brinda en catavinos.
Tan sólo una pequeña referencia a lo que van a poder disfrutar los que deseen venir a la Capital Gastronómica.
La cocina jerezana
Una berza jerezana o gitana, en la que por orden hay que dar buena cuenta de las legumbres y verduras en un caldo espeso, y reservar fuerzas y unas cuantas rebanadas de pan campero para pringar con los dedos la «pringá», compendio de carnes magras y tocino entreverao.
Como alternativa contundente de primer plato podemos disfrutar de un «menudo», al que no deben faltar las manitas de cerdo y una ramita de hierbabuena, que le da un adorno verde y toque espacial de sabor. Si eres más de papas fritas no te olvides de acompañarlas con unos trozos de rabo de toro, con esa salsa de mojar, que alberga toda la presencia de los vinos del marco de Jerez. Para los vegetarianos también existen alternativas deliciosas y contundentes, como pueden ser unas tagarninas esparragás, con el majao de pan frito, ajos, pimentón dulce y cominos, y un par huevos camperos cuajaos. O el ajo o gazpacho caliente, con lo últimos tomates rojos de la temporada, y el majao de pan asentado, pimientos verdes, ajos rehogados y aceite de oliva virgen extra de primear prensa. Y de postre un tocino de cielo, del que dice la leyenda que se originó por el exceso de yemas de huevo de tantras claras que se usaban para clarificar los vinos.
Y todo ello acompañado con de buenos caldos, desde el fino o el amontillado hasta el postrero Pedro Jiménez.
¡No se puede negar, Cádiz es una provincia con muchas capitales, y todas ellas de muy buen sabor!
Dedicado a la memoria de mi compañero, el Dr. Pepe Pérez Moreno, el que fuera presidente del Grupo Gastronómico Gaditano, que siempre pretendió que Cádiz fuera Capital Gastronómica.
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