Tapear, un arte muy nuestro

Pincha la Tapa

Una selección de clásicas tapas GURMÉ

Antonio Ares Camerino

Cádiz

Sin lugar a dudas no se habían equivocado en la decisión. Al planificar sus vacaciones barajaron el fresco norte, el turismo insular e incluso la cultura medieval castellana, pero se decidieron por Cádiz. Eran varios amigos y amigas, venían cortitos de presupuesto, pero dispuestos a disfrutar de lo lindo, incluso de nuestra peculiar gastronomía. Aquí descubrieron que con dos tapas generosas se puede llegar a lo sublime, que con medias raciones, bien seleccionadas, se puede completar un buen almuerzo e incluso una romántica cena, que con los platos al centro se puede fardar de ser un experto culinario sin entender mucho de cocina.

Decía el profesor Grande Covián, famoso médico y nutricionista, que la mejor dieta es siempre la más variada. Nada de un primero y un segundo. Muchas poquitas cosas que, si son buenas y están bien elaboradas, conforman una grandeza de menú».

Una cocina apreciada en todo el mundo

Según una encuesta reciente, el plato más valorado por los turistas extranjeros que llegan a nuestro país es la paella, seguido de la tortilla de patatas y el jamón. Nuestra cocina es tan variada que tiene identidad propia. No hay plato que se nombre que no lleve su gentilicio propio. Merluza a la vasca, pulpo a la gallega, fabada asturiana, gazpacho andaluz, patatas a la riojana, cocido madrileño, ternasco de Aragón, escalivada catalana, paella valenciana, papas arrugas canarias, cocido montañés de Cantabria, sobrasada de las Baleares, menestra de verduras de Navarra, salazón de Ceuta, zarangollo de Murcia, pisto manchego, migas extremeñas, cochinillo de Castilla León o rape a la rusadir de Melilla, conforman un recetario digno de muchas estrellas y muchos soles.

Las culturas tartesia, fenicia, romana, castellana, árabe y judía han conformado un crisol de mezclas que han dado forma a nuestra cocina, de la que nos podemos sentir orgullosos y que forma parte de nuestro acervo cultural. Pero si algo nos identifica, de norte a sur, de este a oeste, es la forma de entender la cocina informal, esa que nos hace disfrutar sin grandes alaracas, la que nos lleva a compartir buenos momento y disfrutar de una compañía de cucharón y paso atrás.

Las tapas: un concepto muy nuestro

Lo nuestro son «las tapas», para los de algo más arriba, «los pinchos». De lo que verdaderamente disfrutan, los casi cien millones turista extranjeros que nos visitarán este año, es de nuestra manera informal de comer, de esa alternativa a la mesa y al mantel que la hace única y compartida, generosa y deliciosa, sin grandes pretensiones, pero resultona y digna.

Las tapas, una costumbre con historia

Según cuenta el origen de la tapa hay que buscarlo en la realeza. Para algunos, en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X El Sabio, con la intención de que el vino peleón de las tabernas no se subiera a la cabeza ingiriendo alguna pequeña porción de alimento. Para otros su origen está en el asedio a Cádiz durante la Guerra de la Independencia, en tiempos de Fernando VII, y para los más modernos durante el reinado de Alfonso XIII, y por culpa de una levantera, en la que descubrió que poniéndole algo de comer encima del catavino protegía el rico «caldo» de la ventolera. Lo de los pinchos tiene unos tiempos de más corto recorrido. Su nombre se debe al palillo que se emplea para sujetar una pequeña ración de comida a una rebanada de pan. Surgieron en Donostia, en la década de los años 30 del siglo pasado. Se diferencia de la tapa en el soporte de la rebanada. Tanto los pinchos como las tapas son un acto de socialización entre amigos y familiares.

En el año 2001 la palabra tapear se incluyó en el Diccionario de la Lengua Española (Tapear. Coloquialmente: tomar tapas en bares y tabernas). El uso cotidiano y popular de uno de los mejores verbos de la primera conjugación hizo que tuviera que ser incluido, por derecho propio, en la élite de del lenguaje.

Las rutas de la tapa, un éxito en toda la provincia

Las tapas se han convertido en el elemento central de eventos y celebraciones, de rutas y conmemoraciones. Pocas localidades se resisten a celebrar alguna que otra ruta gastronómica que no tenga a la tapa como elemento estrella. De la Ruta de la Tapa del atún de almadraba de Barbate y Zahara de los Atunes a la de los chicharrones y lomo en manteca de Vejer, de la Semana de la Huerta y del Retinto de Conil a la de la Urta de Rota, de la Ruta de la Berza Jerezana a las tapas de gazpacho caliente y mosto de Trebujena. Da igual que conmemórenos la Constitución de 1812 o que celebremos una Gran Regata, que el Orgullo de Cadi-Cadi se erija como protagonista, o que el Carnaval se convierta en motivo gastronómico de primer nivel. Que enterremos con todos los honores a una caballa con fideos o que resucitemos platos tradicionales en pequeñas porciones.

La tapa es una forma sana de comer poquito y variado, de engañar a un almuerzo en toda regla y de dar coba a una cena protocolaria. Tal es su impacto que los grandes eventos gastronómicos a nivel mundial reservan un apartado específico para este icono de la gastronomía española.

¿Cuál es tu tapa preferida? Posiblemente la ensaladilla sea una firme candidata. ¿O

serán las croquetas? ¿O prefieres unas gildas para abrir boca?

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