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Don PepeDon Pepe, buen género y buena cocina sin sorpresas

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El restaurante Don Pepe abrió sus puertas allá por el año 1988 y supone, hoy en día, una de las referencias culinarias de Jerez de la Fontera. Se encuentra a las afueras de la ciudad con una amplia capacidad de parking y de salón comedor.

Desde su barra hasta sus mesas hay posibilidades de poder degustar su cocina tradicional, donde destacan sus pescados, mariscos y sus carnes, con unos grandes expositores en la antesala del comedor donde poder apreciar el género. Su decoración de estilo rústico es agradable y acogedora. La posibilidad de tapeo en la barra con raciones le hace versátil para poder ir a tomar algo sin necesidad de sentarse a la mesa. Su menú está basado en un poco de todo de la cocina tradicional: “ideas para compartir, algo de marisco, primeros platos, pescados, carnes, postres”.

La carta de vinos también sigue esa misma línea, en ella están los más conocidos de cada “casa”.

Decidimos probar en el comedor para disfrutar más tranquilamente del menú, el cual se basó en productos del mar. Así, comenzamos con una tapa de anchoas de Barbate con fondo de queso manchego y tomate en rodaja aderezado con un poco de aceite de oliva. Te dan a elegir cualquiera de las dos opciones, así que decidimos probar las dos. Su tamaño no es que fuera extraordinario, pero cumplía perfectamente su cometido, su textura en boca era buena, y el maridaje también, aunque echamos de menos un buen Virgen Extrade cosecha temprana que ayudase a potenciar el plato. Lo que habría que mejorar sería su presentación, muy básica, que hace que el plato parezca que está incompleto o escaso.

Después llegaron las gambas rebozadas con bechamel, según dicen, son su especialidad. Lo cierto es que estaban muy bien fritas, nada “aceitosas”, crujientes y calientes por dentro, el punto de la bechamel era bueno y su tamaño también. Aunque nuevamente su presentación fue muy estándar y el acompañamiento nada destacable. Alguna salsa le hubiera venido bien para acompañarlas.

Y antes del plato principal llegaron las almejas a la plancha. Hay que decir que su tamaño eran un espectáculo y su cocción perfecta.

Las almejas tienen el peligro de que si te pasas en la plancha se secan, siempre es preferible que estén algo más crudas que pasadas de cocción, incluso en muchas ocasiones este tipo de almejas son las que se pueden tomar en crudo. En este caso salieron todas perfectas menos una, la excepción que confirma la regla. Estaban muy frescas y sabrosas, podías degustar el mar en la boca, mereció la pena pedirlas. En cuanto a la presentación, siguió la línea del restaurante, básico y tradicional.

De plato principal pedimos un rodaballo salvaje a la plancha, aunque tenían corvina, dorada, pargo y otros muchos pescados más de la tierra. La presentación pudo haber sido algo más cuidada y el acompañamiento también, que fue escaso y simple. Aún así, el rodaballo, que rea lo importante, estaba perfectamente cocinado y fresco, se notaba su carne tersa y sabrosa, parecía que después de la plancha le habían dado un golpe de horno para terminarlo, lo que hizo que la piel se gratinase y quedara más crujiente. Quizás, también, estuvo algo escaso de tamaño para dos raciones.

La carta de postres tampoco posee nada diferente ni inesperado, es tradicional, así que para hacer una mejor digestión decidimos pedir un sorbete de limón al cava.

Don Pepe, comida tradicional de calidad sin grandes pretensiones culinarias en ambiente rústico y acogedor. Nada que desmerecer respecto de otros restaurantes que cuidan algo más la presentación de los platos y su maridaje. En cualquier caso, cumple fielmente su cometido, buen género y buena cocina sin sorpresas.

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