Dos de los vinos de Regantío Viejo
Dos de los vinos de Regantío Viejo - Salva Moreno
Arcos de la Frontera

Regantío Viejo: nuevos vinos para un proyecto de futuro

La bodega arcense cambia la filosofía de propietarios anteriores y se centra en la elaboración de vinos con uvas propias

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La familia Naranjo, originaria de Málaga y con Feliciano al frente, se hizo en 2018 con la propiedad de la Bodega Regantío Viejo, ubicada en la carretera que comunica Arcos, municipio en el que se encuentra, con Villamartín. Fundada por Marcel Fernández hace más de cuatro décadas, la bodega no pasaba por su mejor momento en cuanto a la producción de vinos, algo que la nueva gerencia se propuso cambiar desde el principio, con una filosofía muy distinta a la que encontraron.

Daniel Naranjo es el hijo de Feliciano, y junto a su padre, dirige la bodega. «Hasta nuestra llegada, por aquí habían pasado varios propietarios, cada uno de ellos con su propios criterios. Eso explica un poco la realidad de la finca hoy en día, cómo se encuentra el campo.

Esto nació como un vivero de vid, y posteriormente se hizo bodega. Por eso te he traído aquí», dice Daniel.

Entrada a Regantío Viejo
Entrada a Regantío Viejo - Salva Moreno

Delante nuestra, a derecha a izquierda, un terreno, en realidad un muestrario, con las variedades que han estado presentes en Regantío Viejo. «Esto es una joya de la viticultura, y algo que queremos poner en valor de cara al enoturismo. También pretendemos que nos sirva de campo de pruebas».

Viñedo con muestras de las viñas de la bodega
Viñedo con muestras de las viñas de la bodega - Salva Moreno

En sus orígenes, la finca contaba con noventa hectáreas de viñedos, reducidas ahora a doce, aunque la intención de los propietarios es ampliar esa cifra. Tempranillo, merlot y syrah son las variedades que allí cultivan. La última de ellas, la syrah, es la que concentra la mayor parte de su producción.

Daniel Naranjo está al frente de la bodega junto a su padre, Feliciano
Daniel Naranjo está al frente de la bodega junto a su padre, Feliciano - Salva Moreno

El proyecto de la familia Naranjo para el futuro engloba varias actividades, pero la principal es elaborar un buen vino. «La viña la hemos respetado, pero con la materia prima que hay aquí, tan buena, la elaboración de vinos es radicalmente distinta a como se hacía antes. Nuestra vendimia es manual y nocturna. Hemos cambiado las barricas, mejoramos las instalaciones y hemos invertido en el equipo, comenzando por el enólogo, que es Enrique Bitauvé. Cada uno puede hacer el vino como considere, pero nosotros tenemos claro cuál es nuestro camino».

Producciones limitadas

Así, sus producciones son pequeñas, con lo que dan sus viñas, no compran uva en el exterior. «Antes, aquí se producía prácticamente a granel, y vuelvo a insistir en que cada cual es libre de decidir qué quiere hacer. Nosotros queremos elaborar vino, y no producirlo de manera masiva. Por eso nuestras botellas se numeran, somos una bodega pequeña y de esa manera queda claro que nuestras ediciones son exclusivas y limitadas».

Dice Daniel que sus vinos reflejan muy bien el lugar, el terruño, del que proceden. «No intentamos enmascarar el sabor de la uva, más bien potenciarlo. Creo que, por la antigüedad de la viña, nuestros vinos tienen cierto toque balsámico, nuestras syrah es muy particular, tiene unos toques especiados poco habituales. El blanco, el Ignotus, es una verdadera rareza. No es que sea mi ojito derecho, pero sí que lo valoro mucho porque es un vino que pocos pueden hacer por la gran variedad de uvas que lleva».

Duo Vites y Relicta, dos de los tintos de Regantío Viejo
Duo Vites y Relicta, dos de los tintos de Regantío Viejo - Salva Moreno

El lado salvaje de este vino hace que la imagen elegida para él sea la de un león, y es que en Regantío Viejo los mascarones usados en las etiquetas no están elegidos al azar. Todos remiten a la antigüedad clásica, caso de los tintos Relicta y Duo Vites.

Relicta tiene la particularidad de estar elaborado al cien por cien con syrah. Duo Vites, en cambio, lleva un 15 por ciento de merlot, mientras que Regantío Viejo tiene un 75 por ciento de syrah, 20 de tempranillo y 5 de merlot.

Botella de aceite de Regantío Viejo
Botella de aceite de Regantío Viejo - Salva Moreno

La ubicación de la finca de la bodega arcense es, para Daniel, otro de los secretos. A la falda del pantano de Bornos, y con la Sierra de Grazalema al otro lado, «las temperaturas suelen ser muy buenas para el vino. Y los suelos son también muy ricos. Además, desde que llegamos eliminamos al completo el uso de pesticidas, todo lo que sea echarle veneno al campo, se acabó. Porque otro de los ejes de este proyecto es la viticultura sostenible».

Aceite koroneiki

Esta sostenibilidad se ve precisamente en otro de los productos que se elaboran en Regantío Viejo: el aceite. En la finca hay hojiblanca (casi la mitad de los olivos), arbequina y koroneiki, un olivo de origen griego, raro de ver fuera de Grecia, y que es el que actualmente comercializan. «Es un aceite muy especial, es una de las variedades más cercanas a la acebuchina salvaje, por lo que necesitas mucha cantidad para producir. Es muy peculiar, invito a todo el mundo a que lo pruebe porque de verdad que va a sorprender». Próximamente, también habrá una miel de Regantío Viejo.

Los vinos de la familia Naranjo se dirigen a las vinotecas y a la restauración. En la provincia, pueden probarse sus vinos en restaurantes como Atxa, en Tarifa; o La Castillería y El Ibis, en Vejer, y Aljibe en Arcos.

El proyecto de Regantío Viejo es aún mayor, aunque el eje principal es la elaboración de vino. Lo que tenga que venir, llegará más tarde, y para ello ya se están dando los pasos pertinentes. A medio plazo, seguramente puedan conocerse más detalles de todo lo que esta bodega pueda ofrecer, si bien de momento su mejor carta de presentación son los vinos que elabora.

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