Mirador San Diego, cocina variada con vistas en plena sierra

Diego Guerrero reconoce que cuando abrió el restaurante Mirador San Diego, el 12 de julio de 2014, los comienzos fueron malos. Pero él ya estaba acostumbrado a las dificultades. Nacido en Las Cabezas de San Juan, pero criado en Dos Hermanas, a los 19 años ya podía presumir de disponer de casa, coche y dinero para vivir de manera independiente, fruto de su trabajo. Jugaba al fútbol, y llegó a tener una empresa de construcción que daba empleo a casi un centenar de personas, pero la crisis de 2008 se lo llevó todo por delante. Diego, al que siempre le gustó la cocina, decidió entonces volver al pueblo de su familia, La Muela, pedanía de Algodonales, para darle un giro total a su vida profesional.

«Aquí nadie me conocía, yo solo venía en contadas ocasiones. Estando de vacaciones, me vino a la cabeza la idea de montar un restaurante en lo que hasta entonces era la vaqueriza de mi abuelo. Era un riesgo grande, pero afortunadamente, poco a poco, poniéndole mucho cariño y mimando a nuestra clientela, hemos ido creciendo».

Apoyo familiar

Pero para que todo haya salido bien, Diego tiene muy claro que ha sido primordial el apoyo de sus padres y de su pareja, Rocío Romero. «Ellos han estado a mi lado siempre, tanto en los buenos momentos como en los malos. De ahí que también pudiera abrir El Balcón San Diego en Olvera, mi otro restaurante. Nada hubiera sido posible sin ellos».

Sin experiencia profesional en la cocina, Diego contrató en principio a una cocinera, pero poco tiempo después decidió ponerse él mismo al frente. «A mí me gustaba la gastronomía desde pequeño, pero nunca había trabajado en este sector. Fui aprendiendo, y aquí sigo aprendiendo cada día. En eso ha tenido mucho que ver mi participación en el Chef Sierra de Cádiz. Este será el cuarto año consecutivo, y me ha venido muy bien porque haces muchos amigos y todos aprendemos de los demás».

El Mirador San Diego tiene una terraza desde la que se contempla una maravillosa vista de la Sierra de Líjar. A lo lejos, el albergue, de donde llegan muchos clientes al restaurante de Diego, al igual que los apasionados de los deportes aéreos, como el parapente, tan arraigado en Algodonales. En el interior, dispone de una sala amplia y otra más reducida donde también está la barra.

Su carta, dice Diego, «es muy amplia. Tenemos carnes de todo tipo y muchos arroces. También platos variados para compartir, pero en muchas ocasiones, los que más salen son las sugerencias fuera de carta, donde me llevo a mi terreno, a mi forma de cocinar, los productos que me van llegando a diario».

Entre sus platos más característicos, la torrija de hígado de pato: «lleva una rebanada de pan con leche, vino y azúcar moreno. Se fríe, y después lleva cebolla caramelizada, manzana con brandy y el hígado de pato, con un poco de caramelo». Además, el bombón de queso de cabra payoya con nueces y mermelada confitada de tomate, o los saquitos de queso, también denominados de Meli. Otro, el canelón San Diego: «Por dentro lleva queso suave con cebolleta morada, pepinillo y alcaparras. La salsa de encima es tomate confitado hecho por mí, todo envuelto en el aguacate». El tomate, también muy solicitado, con alioli de mostaza y ahumado como el salmón, el bacalao o las anchoas.

En cuanto a los arroces, puede haber de setas con espárragos, de codorniz, de rabo de toro o de carabineros. La carne se sirve con la piedra para que cada cliente le de el punto final a su gusto. «Tenemos retinto, jersey, lomo argentino, wagyu… en ternera, tenemos mucha variedad, al igual que en los ibéricos. También hacemos rabo de toro».

El restaurante Mirador San Diego está en la Avenida de Cádiz, en La Muela (Algodonales). El teléfono para contactar con ellos es el 685 80 64 88. Ahí pueden llamar para realizar sus reservas y decidirse a acudir a visitar el local de Diego Guerrero, en plena sierra gaditana, rodeado de una tranquilidad verdaderamente envidiable.