Juan Víu dice hasta luego a Barbate con una cena rodeado de los suyos

Celebrando un adiós. Ese es el titular que encabeza el texto impreso en la minuta de la última cena de Juan Víu en su restaurante de Barbate. Arropado por su familia y los amigos más cercanos, el joven cocinero ofreció un último servicio junto a otros colegas, que en esta ocasión, además de cocinar, ejercieron de amigos de Juan. Porque allí fueron para acompañarle en su partida, quién sabe si será un hasta luego, y juntos hicieron realidad la frase con la que concluía el texto del menú: “Que lo gastronómico sirva siempre como excusa para acompañar lo importante”.

“Sí he llegado hasta aquí, es gracias a ti. ¡Esto va por ti, mamá!”. Pepi Martínez, la aludida en la dedicatoria, disfrutó sin duda de esta noche de sentimientos encontrados, al igual que el padre y la hermana de Juan.

Pena por la marcha de su hijo en búsqueda de nuevas aventuras profesionales, y alegría por comprobar el cariño que sus compañeros de profesión le demostraron viniendo desde Madrid o Sevilla, entre otros lugares.

Juanjo López, de La Tasquita de Enfrente (Madrid), fue uno de ellos, junto a su jefe de cocina, Nacho Trujillo. Juanjo dirigió unas palabras a los asistentes, ensalzando la cocina de Juan y el trabajo realizado en su pueblo. El trato que Juan dispensa al atún, y los fondos de los guisos del barbateño recibieron igualmente los elogios de López, que hace unos meses contó con Juan para elaborar uno de sus platos en su local madrileño. Aprovechando además la presencia de dos alcaldes, Miguel Molina (Barbate) y José María González (Cádiz), terminó su intervención pidiendo a los políticos apoyo a los profesionales de la hostelería.

Junto a los de La Tasquita de Enfrente, a Barbate llegaron Carlos Valentí (Hermanos Vinagre, Madrid); Juanjo Carmona (Cávala, Málaga), que no estuvo presente al tener un imprevisto, aunque pudo degustarse su plato; Jaime Guardiola (Grupo Tribeca, Sevilla); Gabi (Capricho del Paladar, Sevilla); el que fuera su mano derecha en Viu, Roberto Quirós (El Ibis, Vejer); Lucho Plaza (La Casa del Tigre, Sevilla); y Leo Núñez y Antonio Álvarez (Vergel, Sevilla). Ayudando en el servicio, Emilio Gimeno, de La Jaima de Los Caños de Meca y Petit Comité (Sevilla). Su hermano Álvaro también acudió a la despedida, acompañados ambos por su madre.

Más allá de lo emotivo de la noche, se trataba de una cena, así que la comida tomó entonces el protagonismo, al igual que el vino. Entre otros, no faltó en las mesas el amontillado de Cayetano del Pino, el Ultreia de Raúl Pérez y el Tesalia, de la homónima bodega arcense propiedad de Richard Golding.

Estando allí Carlos Valentí era de esperar que los aperitivos fueran suyos. Boquerones en vinagre, mejillones en escabeche y una semi mojama fueron los elegidos para comenzar con la cena, llegando después la ensaladilla de ventresca de atún de Gadira de Juanjo López y Nacho Trujillo.

Juan llegaba a continuación con su primera propuesta, mormo de atún en manteca y escabeche de zanahoria, seguido del brioche de pavía de corvina de Lucho Plaza. Juanjo Carmona dejó listo para servir su brandada de boquerón con pimiento rojo asado, mientras que Jaime Guardiola presentó un mollete de ortiguillas de Chipiona.

La segunda propuesta de Juan Víu en la noche de su despedida fue el calamar encebollado, donde pudo comprobarse la fuerza de los fondos de la que había hablado anteriormente Juanjo López.

El steak tartar de Carlos Valentí fue el siguiente, para continuar con puerro, langostino y alcachofa confitada de Gabi, mientras que Roberto Quirós también tiró de fondos potentes con sus papas con choco.

La molleja glaseada, apionabo y naranja de Lucho Plaza, y los andrajos con bacalao de La Tasquita de Enfrente precedieron al último servicio de Juan en su restaurante. Y para la ocasión, no podía elegir un plato más emblemático, que el sofrito de su abuela Trini con tarantelo de atún, en el que se unen su producto preferido y un potente y sabroso sofrito.

Acabando la noche

Pero aún quedaba el cierre dulce, del que se encargaron Leo Núñez y Antonio Álvarez, con un refrescante tocino de cielo y cítricos.

De nuevo la emoción se hizo patente tras el pase. Los cocineros, ya relajados en la sala, volvían a arropar a Juan, pidiendo el alcalde de su pueblo un aplauso para su paisano al que todos se unieron para desearle la mayor de las suertes en su nueva andadura. Pero además de políticos, también había comparsistas. Dani Obregón es amigo personal de Juan, que le pidió que cerrara la noche con una de sus coplas.

Punto y final. ¿O punto y aparte? A estas alturas, nadie lo sabe. Lo cierto es que Juan Víu deja de momento su pueblo para intentar progresar en otros proyectos que rondan por su cabeza, alguno de ellos a punto de comenzar, y otros aún por concretar. Sea como fuere, de Barbate se irá con el buen recuerdo de una noche imposible de olvidar, rodeado de muchas de las personas a las que más aprecia. Mucha suerte.