González Byass presenta su segundo mosto ecológico en La Canariera

Por segundo año consecutivo, González Byass ha presentado su mosto ecológico, en la viña La Canariera, ante un grupo de invitados que han disfrutado de un almuerzo con ajo campero y la típica berza. En un apacible día, ideal para el objetivo de la jornada, pero alejado de las lluvias que se anhelan en el mundo del vino, se dio a conocer este producto procedente de la Viña Dulce Nombre (Pago de Carrascal), que viene de otra plantada en 1997 pero que incorporó el ecológico en 2017.

El gerente de viñas, Manuel Delgado, recordó que este año ha habido pocos problemas de plagas y enfermedades, principales peligros de los productos ecológicos. Por ello, “la uva ha llegado totalmente sana hasta el final, los rendimientos han sido buenos y estamos satisfechos con su comportamiento”.

Aún así, recordó que el mes de julio fue muy malo. “Los racimos comenzaron a pasificarse, sobre todo las que estaban en estado más avanzado, y la uva estaba en caldo. El hollejo hacía efecto lupa, y cuando fuera hacía 45 grados, el interior de la uva podía estar en más de 60, se cocía. Hubo quien empezó a recogerla, pero nosotros decidimos esperar porque no era su momento. Los controles analíticos de maduración decían que la uva comenzó a ganar peso y a ir madurando de forma natural en agosto. Esta viña, si no recuerdo mal, se vendimió el 23 o el 24 de agosto, y ha tenido un excelente punto de equilibrio en cuanto a su maduración”.

El coordinador de viñas, José Manuel Harana, recordó que había que hacerse cepa para darle lo que necesita en cada momento: “Siguiendo este ritmo y haciéndose una cepa en el mes de abril, la viña, la cepa, te va a dar lo que quieres, que es una uva de máxima calidad, que de un mosto de máxima calidad y que tengamos un Tío Pepe de máxima calidad”.

Antonio Flores, enólogo de González Byass, comenzó recordando que los vinos viejos, amontillados o palo cortado, “fueron antes mosto. Para ser un gran vino, primero hay que ser mosto”.

Acerca del mosto presentado, habló de su color “verde, caso oliva. Turbio, porque todavía no ha hecho frío, tiene que hacer más, y tiene que llover. Para que todas esas pequeñas partículas sólidas sedimenten al fondo del depósito, al fondo de la bota. En la nariz, ¿quién dijo que la palomino era poco expresiva? Esto es pura expresividad. Aroma a vino joven, fruta, herbáceos, primarios, secundarios, fermentativos…”.

Flores concluyó su discurso con uno de sus habituales y expresivos epílogos: “Por San Andrés el vino mosto es. Noviembre tras noviembre recuperamos esa liturgia mágica que es el nacimiento de nuestro vino joven, niño, ese vino que ha nacido para rociar y refrescar las criaderas. Bienvenido hijo de la vid, príncipe de la solera. Tú mañana serás sol y luz, mar y sal, vida y alegría. Tú, mañana, serás Tío Pepe”.