El chiringuito Duna, un restaurante a los pies de la playa de La Barrosa

El hotel Gran Meliá Sancti Petri, en la playa de La Barrosa de Chiclana, tiene una oferta gastronómica muy variada, con varios espacios. En su interior, destacan principalmente Alevante, restaurante con una estrella Michelin comandado por Ángel León, y Entrevientos, que sufrió una remodelación el pasado año buscando un salto de calidad, cumpliendo con sus objetivos. Estando en uno de los arenales más reconocidos de España, no podía faltar un referente a escasos metros del mar, y ese es el chiringuito Duna, abierto también a quienes no están alojados en el hotel, al igual que el resto de restaurantes.

Para la temporada que ha estrenado, Duna tiene novedades. Especialmente en cuanto a la decoración y el mobiliario, que le acercan más a un restaurante junto al Oceáno Atlántico que al chiringuito de toda la vida.

Para empezar, destacan las mesas. De madera, nada que ver con las de plástico y otros materiales tan frecuentes en establecimientos similares, al igual que las sillas.

Una vez sentados, llama la atención de las servilletas, que son de tela. Y eso, para muchas personas, es ya un toque de atención acerca del sitio en el que se encuentran. Las vistas, en cualquiera de los espacios de Duna, son espectaculares, con las olas en primer término y el azul del mar y el resto de La Barrosa en la lejanía, donde también se divisa el icónico castillo de Sancti Petri.

Los responsables de Duna huyen del concepto de Beach Club por la simple y acertada razón de que no lo son. La música suena, sí, pero a un volumen lo suficientemente discreto para que el sonido que predomine sea el de las olas. Hay zona de hamacas, pero en ellas sólo se sirven bebidas, y el interior del restaurante, gastro beach podría llamarse, hay una sala con mesas muy espaciadas entre sí; otra de mesas altas y otra más informal en la que los clientes prácticamente pueden estar con los pies en la arena.

El ambiente, sin duda, acompaña. Pero para que la experiencia sea completa, la comida tiene que estar a la altura. Su oferta se basa en los pescados, con tan sólo un par de platos de carne en la carta, una hamburguesa y un solomillo de ternera retinta. Además de las novedades de la sala, la cocina, con Dani Brenes al frente, también se ha visto beneficiada con la llegada de un horno que permite a sus profesionales dar su toque particular a platos como los pescados el aceite, o incluso los arroces.

En pleno verano, los entrantes fríos, como el salmorejo tradicional con virutas de jamón ibérico y huevo duro, la ensaladilla de gambas tradicional o la cajita de langostinos de la Bahía cocidos, toman protagonismo. En los calientes, croquetas cremosas de choco en su tinta, coquinas de playa a la plancha al fino chiclanero, almejas a la marinera o rejo de pulpo asado. De la huerta gaditana, ensalada de tomates variados con fresas de temporada y helado de aove, o verduritas asadas a la mantequilla con cremoso de coliflor y aceite de albahaca.

Cabe destacar que la vajilla también ha sufrido cambios en esta temporada del chiringuito Duna, presentándose algunos platos, caso de algunas frituras, en las clásicas bandejas violín de metal. Puntillitas del estrecho con huevo frito, tortillita de camarones de las salinas, cazón en adobo o un variado de fritos son algunas de la carta en el epígrafe de Frituras de la Bahía.

Los arroces, melosos, son junto a los pescados grandes protagonistas en la carta. De carabineros, de bogavante, de calamar y tirabeques, de pulpo y habitas, de verduritas de la huerta de Conil, negro de vieiras y mahonesa de lima, negro de bacalao confitado y brócoli, o en cazuela de fideos de almejas y atún rojo.

Un atún rojo de almadraba que, por cierto, también se sirve en tartar, trufado con mahonesa de soja, y la ventresca asada con verduritas salteadas.

Los platos principales engloban a los pescados de la lonja al aceite, como pargo, urta, lubina o dorada. También un guiño a las Islas Baleares con el bogavante azul, patatas panaderas y huevos fritos. Una carta completada con los postres, y unos vinos de diversas referencias, pero entre los que siempre destacan los de cercanía, los de Cádiz.

Con Duna, el Gran Meliá Sancti Petri completa una oferta gastronómica muy variada, en las que sus clientes, hospedados allí o no, pueden elegir por estilos distintos en cada uno de los establecimientos. En Duna, sin duda, el protagonista, en todos los sentidos, es el mar y el entorno, con un servicio de restaurante que aporta un plus para disfrutar al máximo de la experiencia.

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