Luisa Barrios en la entrada de su bar, La Casapuerta de Luisa
Luisa Barrios en la entrada de su bar, La Casapuerta de Luisa - Salva Moreno
Cádiz

La Casapuerta de Luisa: un bar, y mucho más, indispensable en el centro de Cádiz

La arcense Luisa Barrios ha creado en la calle Sagasta un local que va mucho más allá de lo gastronómico

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«¡Hasta luego, Luisa!». «Luego vengo a tomar algo». «Luisa, hija, a ver si te enteras de alguien para ir a limpiarle la casa, al menos»… Mientras apuramos un cigarrito con Luisa Barrios en la entrada de La Casapuerta de Luisa, se hace evidente el cariño que el vecindario de la céntrica calle Sagasta de Cádiz le tiene a esta arcense que, con 17 años, salió de Arcos para estudiar Filología Clásica en la capital. Una vez que concluyó sus estudios, tenía claro que quería quedarse allí. Luego llegó la oportunidad de hacerse cargo del bar, firmando el contrato de arrendamiento en septiembre de 2015. Abriría La Casapuerta meses después, ya en 2016, completando su nombre a inicios de este verano, por fin, con su nombre.

Ahora es La Casapuerta de Luisa.

Escrito en un párrafo parece todo muy fácil, pero el camino recorrido por Luisa no lo fue tanto, ni mucho menos. Al principio, compaginaba la hostelería con la docencia en Puerto Real, algo que hizo hasta después de la pandemia, y el bar del que se hizo cargo arrastraba mala fama. Muy diferente era el escenario que encontró del que ahora, gracias a su carisma y buen trato, disfruta en la calle Sagasta a diario. Además, comenzó con mal pie, nunca mejor dicho, ya que el día de la firma del contrato entró a limpiar y, tras una caída, se rompió el hueso calcáneo. El 12 de febrero de 2016 llegó la apertura definitiva.

Interior de La Casapuerta de Luisa
Interior de La Casapuerta de Luisa - Salva Moreno

De esos inicios complicados, Luisa recuerda un episodio concreto: «Todos los vecinos estaban en mi contra, los proveedores no me querían servir… Y uno de mis primeros días llegaron unos agentes de la Policía Local, dándome voces y diciendo que me iban a denunciar al día siguiente, de muy malas maneras. Yo estaba descompuesta, preguntándome qué estaba pasando. Al día siguiente llegaron los mismos policías y se bajaron del coche. Yo les dije que debía tratarse de un error. Ellos me dijeron que sí, habían ido para pedir disculpas». Un recuerdo que, a pesar del tiempo transcurrido, despierta las emociones de Luisa, como se compruebe en sus ojos, vidriosos. «Así que imagina cómo era esto».

Nuevos aires

Pues nada que ver con lo que es ahora. La Casapuerta de Luisa está en un edificio antiguo, ocupando la zona por donde entraban los caballos. «Abajo hay un aljibe, y en el siglo XIX fue también una escuela para niñas. Luego lo compró Ángel Barón y puso un ultramarinos. La mitad del bar fue una administración de loterías, y esta parte era una carbonería que llevaban tres hermanas. La que mandaba, casualidades de la vida, también se llamaba Luisa. Luego estuvo muchos años cerrado y volvió a abrir, ya como bar», recuerda Luisa.

La Casapuerta de Luisa no tiene cocina, ni falta que le hace. Allí se va principalmente para socializar, al estilo de los bares antiguos, con una mesonera que hace muy llevadera la estancia en su barra o en alguna de sus pocas mesas. Pero claro, con algo habrá que acompañar la bebida. Así que su oferta se basa en tapas de corte, como jamón, caña de lomo, carne mechá, morcón butifarra, chicharrones y similares, así como tostas, de salmón y queso azul o de boquerones y anchoas con base de paté de aceituna, entre otras, y opciones como el salmorejo con bacalao, sardinas en vinagre o el dobladillo.

Para este último, tan gaditano, Luisa siempre usa la caballa de Conservas Paquiqui. «Para mí, es fundamental. Trabajan la caballa de manera espectacular». Y si el pan que le pone es el mollete de su amigo y paisano Paco Ruiz Salguero, de Horno Artesa, poco más hay que añadir.

Una pequeña muestra de los quesos de La Casapuerta de Luisa
Una pequeña muestra de los quesos de La Casapuerta de Luisa - Salva Moreno

Los quesos de Montealva, con leche de cabra payoya, son también otro de sus productos fetiche, «pero añado otros. Trabajo con Cultivo, de Valladolid. Rubén, su encargado, me va enviando según su propio criterio, que es maravilloso. También tengo Stilton, Roncal o Idiazábal. En latas, además de Paquiqui, tengo de Petaca Chico, Felisa Gourmet o Espinaler», recalca Luisa.

Abierto para desayunos

Desde la pandemia, también ha comenzado a abrir para desayunos. «Ha sido un acierto. Es duro mantenerlos, porque hay mucha competencia. Pero el servicio es el servicio, y contar con un producto de calidad te diferencia también del resto, que es lo que quiero. Poder servir cada día panes diferentes de Artesa, es todo una pasada. En bollería, sólo tenemos los bollos de Semana Santa de Arcos y un bizcocho que hago yo y va cambiando de sabor».

La Casapuerta de Luisa está en la calle Sagasta de Cádiz
La Casapuerta de Luisa está en la calle Sagasta de Cádiz - Salva Moreno

Pero La Casapuerta de Luisa es mucho más que un bar al que ir a tomar una cerveza, como ya ha quedado claro. En su interior se celebra todos los jueves, desde hace ya ocho años, una programación cultural muy diversa, pergeñada por la pareja de Luisa, José Manuel Serrano: «en este tiempo no hemos fallado ni un jueves, mas que en pandemia. Abarcamos temas de todo tipo, como tertulias de teatro, carnaval, presentaciones de libros, música… Además, cada domingo, lo enfocamos al tema gastronómico».

Premios

De estas citas salen luego, habitualmente, los ganadores de los Premios La Casapuerta de Luisa, que el pasado 5 de septiembre alcanzaron su sexta edición. «Se concede a las distintas categorías que engloban las charlas. También tenemos otro para el negocio amigo, que en esta ocasión ha sido para Fernando Coucheiro, que además de amigo nuestro nos suministra el atún y el salmón con el que hacemos las banderillas. Y otro de los premios es el honorífico, que este año ha sido para la fotógrafa Julia de la Rosa».

Las tapas al corte, como la carne mechá, en su oferta
Las tapas al corte, como la carne mechá, en su oferta - Salva Moreno

Como ven, hay motivos para no aburrirse en La Casapuerta de Luisa. Si ella está ocupada y no puede darle palique, seguro que algún otro parroquiano está dispuesto a darle conversación en un ambiente muy distendido y familiar. Divertido, en resumen. Aunque lo mejor es comprobarlo por ustedes mismos.

La Casapuerta de Luisa cierra los martes por descanso. El resto de la semana abre de 9:00 a 15:30, y de 20:00 a medianoche. En invierno, los domingos se alarga la apertura hasta las 18 o las 19:00, cerrando ya por la noche.

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