Bar Bitácora, cocina imaginativa en el paseo marítimo linense

Al linense Eduardo González le interesó la gastronomía casi desde siempre. Aunque comenzó como camarero en chiringuitos, al tiempo decidió estudiar en la Escuela de Hostelería de San Roque, donde un reportaje de Alain Ducasse que le mostraron le cambió la mente. “Luego vi a Ferrán Adriá en el New York Times y me explotó la cabeza”, recuerda. Tras distintos empleos, en 2019 abrió el Bar Bitácora, junto a sus hermanos Álvaro y Javier, en la Avenida Príncipe de Asturias del paseo marítimo de La Línea de la Concepción.

A pesar de todo, algo le venía de familia. Sus abuelas eran cocineras en Gibraltar, y sus padres crearon El Comedor de Enrique, nombre del padre, en 1996, estando incluidos en la Guía Michelin durante cuatro años.

Allí pasó bastante tiempo Eduardo, aunque finalmente el restaurante se vendió.

Tras concluir en la escuela, el cocinero linense pasó por El Cobertizo, en Pelayo, y la Venta El Oro, en Guadacorte. De allí partió al hotel NH Almenara de Sotogrande (actual Hi-So), cuyo jefe de cocina se lo llevó posteriormente al Alabardero de Marbella. El restaurante malagueño había perdido la estrella Michelin, querían recuperarla, pero no pudo ser. Ya en 2008, Eduardo abrió Hibiscus, en San Roque Club. La crisis y la necesidad de un puesto estable le hizo emplearse en Gibraltar, con algún intermedio en Pura Tapa, en Torreguadiaro.

En la colonia británica tenía un buen puesto, pero al salir la concesión de Bitácora, en 2017, decidió presentarse con sus hermanos y la ayuda de su padre en los trámites burocráticos. Finalmente, abrieron en el año 2019.

Situado en la parte más nueva del paseo marítimo, que fue reformado no hace demasiados años, el Bar Bitácora está algo apartado del centro de la ciudad, foco principal de la gastronomía linense, muy enfocada al tapeo, principalmente. Lejos de suponer una desventaja, la oferta de este establecimiento comenzó, como dice Eduardo, “con la idea de ser un fast good, bocatas y hamburguesas enfocado a un público joven, con apenas seis o siete platos más elaborados. Pero fue el propio cliente el que nos demostró que quería más cocina, así que, con el tiempo, las nuevas cartas han ido perdiendo presencia de panes y hamburguesas. Queda algo, pero como tenemos Josper, hemos aprovechado con las carnes a la brasa y otros platos más elaborados que al principio”.

¿El objetivo? “Que sea una cocina divertida, sorprendente y, sobre todo, que esté buena. No quiero que nos encasillemos y por eso intento hacer un tipo de cocina bastante propia”. Para ello, Eduardo llega a casa y sigue trabajando: “no paro de preparar cosas, de estudiar, de ver en redes lo que están haciendo otros compañeros. Veo lo que se está llevando y voy pensando cosas para nosotros”.

De su gusto por la vanguardia es buena muestra la tapa con la que ganó la última Ruta de la Tapa de La Línea. Su nombre era La papa y el Choco, un gofre de patata guisada con choco del potaje, crema de su refrito y hierbabuena. La presentación, en una original barca elaborada por Derek Montesinos. “Yo sé que en los concursos tengo un abanico que a lo mejor es más amplio que el de mis compañeros. Quiero ir un poco más a la vanguardia, complicarme incluso más de lo que debería. Era una tapa difícil, con mucho trabajo detrás, estando pendiente de las últimas tendencias. Me fijé en un gofre que tenía Besana Tapas y yo hice el mío propio con un plato tan típico de la zona”.

Además, Eduardo considera que la Ruta de la Tapa sirve también para acercar a los clientes a Bitácora, “nos ayuda a crecer y es un reclamo para el público. Si queremos que la gente salga del centro de La Línea, tenemos que darle un plus”.

La carta

La carta de Bitácora está configurada para comer compartiendo, en formato de medias raciones. También hay piezas de carne de un peso aproximado al kilo, “pero la idea es que, si viene una pareja, pidan tres o cuatro platos”, dice el cocinero de Bitácora. Tomate aliñado, César con pollo crujiente, ensaladilla, tartar de pez espada o salmorejo cordobés, para comenzar. Como picoteo, rollitos vietnamitas de puchero, lagrimitas de pollo con curry de mango, tacos al pastor o falafel de garbanzos, entre otras opciones.

Como decíamos, mantiene algunos ‘Bokatas’ y hamburguesas, con berenjenas rellenas, fideos tostados con langostinos y alioli negro, arroz negro y langostinos a la brasa, en el apartado de ‘Nuestros fogones’, o calamarcitos con pico, maíz y mojo verde, entraña argentina, salmón marinado en soja, tiras de asado Angus, picaña de retinta o chuletón de vaca, en ‘Al negro carbón’. La carta completa, pueden consultarla en este enlace.

El Bar Bitácora dispone de tres espacios, una terraza junto a la entrada, donde recibe el personal de sala; un salón interior y otro con vistas al puerto que, en un principio, estaba descubierto, pero se cerró para mitigar las inclemencias del tiempo. El horario es de martes a domingo, de 13 a 16 y de 20 a 23:30 horas. Permanece abierto por la tarde, pero con la cocina cerrada. Las reservas pueden hacerse a través de su redes sociales, su página de internet y el número de teléfono 956 23 90 80.