Josemi Rodríguez-Sieiro - Lo que me apetece

Políticos con afán de protagonismo

La mayoría son mediocres, con poco o nulo bagaje

Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso Gtres

Josemi Rodríguez-Sieiro

Ahora lo que me apetece es analizar los acontecimientos políticos del momento, que son graves, difíciles y complicados, porque son inspirados por sujetos mediocres, con poco o nulo bagaje , la mayoría de las veces política y profesionalmente hablando. Pero, sobre todo con demasiado afán de protagonismo que, aunque lo persiguen incansablemente, no consiguen obtener para sí.

Lo que tampoco han conseguido es ganar nada, ni obtener el poder sin el apoyo que otros les han prestado. Son a los que, pese a tener poder, se les ha puesto cara de perdedores , con una sonrisa ciertamente un poco estúpida y la manía de vestir chalecos de plumas que, pese al calor que dan no prescinden de ellos nunca, porque el miedo a perder, el terror a no salir elegido y, en el mejor de los casos, tener que volver a un puesto de trabajo, en el cual estaban a las órdenes de un jefe, del que se habían olvidado mientras les duró el servicio a la Patria y la dedicación a los ciudadanos, con las ventajas de viajar, cuando no habían salido mucho más allá de sus provincias, de disponer gratis de un coche oscuro, sin acordarse de aquel utilitario que compraron de segunda mano, pero en muy buen estado, no lo pueden soportar solo con pensarlo. Sin olvidarnos de los sueldos, prebendas y demás ventajas que son inherentes a los cargos que ocupan.

Algunos son muy envidiosos del éxito de los demás. No pueden aguantar un reconocimiento público y popular que no les corresponde a ellos. Sin pararse a pensar que el que gana, tiene derecho a ser aplaudido y a disfrutar de un merecido reconocimiento. Los que pierden no deben de arrogarse un triunfo que personalmente no les pertenece, aunque se consideren más listos, grave error, cuando en realidad han llegado a donde están por una carambola o una suma de perdedores.

Luego estamos los pobrecitos ciudadanos de a pie, los que trabajamos, pagamos los impuestos, ejercemos nuestro derecho e incluso obligación de votar, a lo que empezamos a hacer con ilusión, convertida cada vez en un hastío necesario. Y todo ello para que nos administren y nos gobiernen de la mejor manera, pero no para que nos monten un escándalo, nos decepcionen y se nos quede cara de idiotas, la misma que se nos pone mientras hacemos cola para entrar en un avión, y pensamos en otros que viajan con nuestro dinero, también en el mismo medio, pero en vuelo privado. Es un ejemplo, aunque algunos piensan que esta opinión es demagogia.

Yo imagino que el perdedor que vuela en el avión de todos los españoles, debe de estar feliz, con idea de ir a cenar mañana a Paris a la Tour d’Argent, beber una botella de Chateau Laffite en homenaje a todos los que contratan en su honor y a su beneficio a unos detectives que además lo cuentan todo, aunque sea en ultramar.

Mientras tanto la parte contratante amenaza con aplicar un correctivo a la persona espiada, sin darse cuenta que no es más que un intento de matar a la gallina de los huevos de oro. Y en su osadía e ignorancia no ha visto que no es una gallina, es una gata de raza y que, como tal, tiene siete vidas.

Las vidas de esos animalitos resisten ataques, intrigas, espionajes, rencores, envidias y maniobras variadas. La convulsión es la que es. El bochorno inmenso. La desvergüenza, patética . Y los que sobran, deben de desaparecer.

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