Lewis Hamilton dio un paso más en el Gran Premio de Abu Dabi para acabar de confirmar que tiene mucho que decir en las que serán sus últimas carreras con McLaren. El británico consiguió su sexta ‘pole’ de la temporada después de cuajar un día prácticamente perfecto en el asfalto de Abu Dabi. El buen rendimiento mostrado en los libres del viernes se confirmó este sábado, primero en el último ensayo no oficial y después en la propia clasificación.

Por primera vez en varias carreras no fueron los Red Bull los que llevaron la voz cantante. Mark Webber partirá segundo, una vez superados sus problemas con el KERS que le lastraron el viernes, mientras que Sebastian Vettel lo hará desde la última plaza tras ser sancionado. El piloto alemán sufrió este sábado como no lo había hecho en los últimos tiempos. En los libres apenas rodó por un problema achacado a los frenos de su RB8. Después, ya en la sesión clasificatoria, el germano comprobó en sus carnes la dureza del Red Bull, al golpear con el neumático trasero derecho contra uno de los guardarraíles. El monoplaza salió prácticamente intacto, pero no era lo peor que le podía pasar.

Más polémica tuvo su final de clasificación. Desde el muro ordenaron a Vettel parar su monoplaza antes de realizar la vuelta de regreso a boxes, y el bicampeón obedeció. El problema estriba en que, desde que Hamilton lo hiciera en Canadá 2010, se castiga que los pilotos paren antes para poder entregar a la FIA la muestra mínima de combustible. De hecho, el propio piloto de McLaren ya fue sancionado este mismo año en el Gran Premio de España por este motivo, y salió último.

Red Bull aseguraba que habían ordenado parar a Vettel cumpliendo una instrucción de un ingeniero de motores de Renault, alegando riesgo de rotura mecánica. Red Bull y Renault tuvieron que demostrar «causa de fuerza mayor» para ordenar que Vettel parase. Se especuló con que hubiera sido un problema de motor, que de haberlo cambiado le habrían caído diez posiciones de castigo. También se habló de un posible riesgo de rotura de la caja de cambios, en cuyo caso habría sido sancionado con cinco plazas en la parrilla. Sin embargo, y después de más de cinco horas -que se alargaron, entre otros motivos, porque Charlie Whiting, director de carrera, se fue a cenar antes de tomar la decisión final-, determinaron que la polémica merecía sanción, ya que el problema venía por el combustible. Concretamente, el RB8 de Vettel tenía solo 850 ml. en el depósito, y no el litro que pide la FIA para las verificaciones. Vettel iba a partir desde el fondo de la parrilla -lo hará desde el ‘pit lane’, aunque Red Bull confirmó que romperán el ‘parque cerrado’ para investigar la situación y, de paso, retocar los reglajes. Este castigo ha caído como un jarro de agua fría para los de Milton Keynes ya que, según está el campeonato a día de hoy, puede ser determinante para la resolución del título.

Los problemas de Vettel no tapan el mal resultado de Ferrari. Fernando Alonso, que saldrá sexto, no pudo pasar del séptimo tiempo en la Q3, y su compañero Felipe Massa, del noveno. La jornada no puede calificarse de otra manera que no sea desastrosa. Los problemas de rendimiento del Ferrari, que parecían solventados en los libres, no fueron superados, ni mucho menos. Romper dos veces en este fin de semana el ‘toque de queda’ del parque cerrado de la FIA para poder trabajar en el F2012 durante toda la noche no fue suficiente. La labor de los ingenieros de Ferrari, aunque encomiable, no está en el camino correcto, y los hombres dirigidos por Pat Fry se muestran impotentes para darle a Alonso el arma que necesita para luchar con autoridad en las últimas carreras de la temporada.

Mensaje a Ferrari

La decepción era palpable en el rostro de Alonso. En ningún momento pudo luchar, ya no por la ‘pole’, algo que a día de hoy es un objetivo irreal para el asturiano, sino tampoco por la primera línea. El mejor resultado posible era partir quinto, como mucho, pero en el último momento de la sesión mejoraron dos ‘invitados’ sorpresa: Maldonado, que clasificó en cuarta posición, y Raikkönen, quinto. La barrera de 1:41.5 se mostró infranquable para el piloto asturiano. Con un cierto regusto amargo, el español ironizaba: «Podría hacer la vuelta 100 veces y que el tiempo fuera 1’41.5 en todas ellas, porque era nuestro máximo hoy. Desafortunadamente, ha habido seis personas más rápidas que nosotras. Normalmente nuestro ritmo mejora los domingos, así que espero que este sea el caso», se esperanzaba Alonso.

El español, además, también tuvo un problema con Grosjean. Al francés le hicieron salir de boxes justo cuando tenía a Alonso por detrás, lo que casi les lleva a chocar. Aunque la FIA le investigó por esta acción, no hubo castigo alguno. Algo que, por otro lado, le parecía irrelevante al español. No fue ahí donde cedió las casi nueve décimas -prácticamente un segundo de diferencia- con el ‘poleman’ Hamilton. A Alonso se le está acabando la paciencia con su equipo, y no dudó en enviar un mensaje muy claro a los responsables técnicos de Ferrari, a la vez que volvía a infravalorar a su máximo rival por el título. «Se vuelve a demostrar que lucho contra un coche, no contra un piloto, porque hoy su compañero con un buen coche ha quedado por delante», afirmó.

Salir desde tan atrás no era lo esperado para la carrera. La mejor noticia posible, antes de conocer la decisión de la FIA acerca de Vettel, era que Hamilton hizo la ‘pole’, y que Mark Webber había podido superar a su compañero. Cualquier rival que se coloque por delante de Vettel y le reste puntos se convierte en un aliado para Alonso. Su labor para este domingo será, como en las últimas carreras, una auténtica maratón contra los elementos. El piloto español no puede perder ninguna opción, y menos a falta de tres carreras. Un podio este domingo es un objetivo al alcance, y está ante su mejor oportunidad para recuperar el liderato del Mundial. Ahora o nunca.

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