Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas

«En la anterior crisis, la infancia llegó a ser el grupo más pobre de España. Y esto no puede volver a pasar»

Hablamos con Almudena Escorial, responsable de Incidencia Política de la Plataforma de Infancia, el día en que se cumplen 31 años de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, para recordar que los niños son sujetos de derecho y deben ser ya una prioridad en la agenda política porque el COVID-19 ha generado en ellos un gran impacto

Almudena Escorial, responsable de Incidencia Política de la Plataforma de Infancia.
Ana I. Martínez

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Este viernes 20 de noviembre, se cumplen 31 años de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas . Dicho tratado internacional, suscrito por España, reconoce a todas las personas menores de 18 años como sujetos de pleno derecho. Ello supone que tanto nuestro país, como todos los que lo suscribieron, están obligados a respetarlos y hacerlos cumplir sin distinción alguna.

Sin embargo, durante la pandemia, la infancia ha quedado más relegada que nunca, y las autoridades políticas se han olvidado que son sujetos de derechos . El cierre de parques infantiles así lo evidencia pero también los niños y niñas han sido víctimas de uno de los confinamientos más duros, provocándoles ansiedad y depresión . Una situación en la que, en un principio, no se tuvo en cuenta las necesidades de grupos especiales, como los autistas , mientras que numerosos expertos en infancia reclamaban que pudieran salir a la calle de manera controlada por salud. Después, se permitió que salieran solo ala farmacia o al supermercado con sus progenitores, algo que desató numerosas críticas y que el Ministerio de Sanidad tuvo que rectificar . A su vez, a la infancia se le atribuyó, durante los primeros meses de pandemia, ser « vectores de la enfermedad» , algo que ya han desmentido los pediatras .

Sobre el papel de la infancia durante la pandemia del Covid-19 y cómo esta situación ha afectado a los derechos de los niños, hablamos con Almudena Escorial, responsable de Incidencia Política de la Plataforma de Infancia .

¿Te sorprende que haya gente que no conozca que existe una Declaración de los Derechos del Niño?

Más que sorprender, porque llevamos mucho trabajando en este ámbito, lo que me preocupa es que no está asimilado que los niños y niñas tengan derechos . Y con todas las consecuencias. Eso implica muchas cosas por parte de todos, desde el Gobierno a las familias. Supone escuchar su voz, consultar… porque son sujetos de derechos.

¿Y qué ha pasado con sus derechos durante el Covid-19?

Hemos estado trabajando mucho y muy de cerca para ver qué estaba pasando y si bien es verdad que niños y niñas no se han visto especialmente afectados por la enfermedad, la pandemia sí ha tenido un impacto muy grande en sus vidas.Solo hay que recordar cómo comenzó todo esto: con el cierre de los colegios y uno de los confinamientos más duros. Los niños estuvieron muchos días sin poder salir de casa. Y esto, inevitablemente, ha tenido muchas consecuencias.

¿Cuáles?

La más evidente es que si los niños dejan de ir al colegio, los que están en una situación económica más vulnerable, han visto cómo su derecho a una educación se ha visto afectado . Muchos niños no han podido seguir sus clases porque en su familia no hay dispositivos adecuados o conexión wifi. Y no hay que olvidar que la educación de los niños y niñas es un pilar básico en cualquier país.

También el confinamiento afectó a las relaciones sociales de los niños; al hecho de no poder hacer ejercicio, generando un impacto en la salud ; a la atención pediátrica; y también afectó a la violencia. Una de las cosas que más nos ha preocupado a las organizaciones de la infancia fue el impacto para poder detectar o hacer seguimiento de aquellos niños que podían estar sufriendo violencia . Esto ha sido algo muy preocupante porque, externamente, nadie podía detectar nada, eliminando la posibilidad de proteger al niño. De hecho, ha habido menos denuncias porque se ha detectado menos.

El impacto de la pandemia en los niños ha sido muy grande, más que en otros grupos porque los niños necesitan relacionarse con sus iguales para su pleno desarrollo. Y todo ello afectó a sus derechos.

¿Son los responsables políticos conscientes de todo ello?

Desde Plataforma de la Infancia hemos hablado con el Gobierno, diferentes ministerios, etc. Y sí que eran conscientes. De hecho hubo casos en los que se tomaron ciertas medidas que se fueron modificando, por ejemplo, cuando se permitió en un primer momento que los niños salieran solo para ir al supermercado o la farmacia. Vieron que esa medida no era positiva.

Lo que ocurre, y siempre ocurre, es que aunque en tema de infancia siempre hay cierto consenso entre las diferentes fuerzas políticas, nunca es prioritaria . Eso es lo que nos falta: la prioridad de las medidas. Y eso se demuestra no con palabras, si no en los Presupuestos Generales del Estado, con la aprobación de leyes específicas, etc. Aunque se han hecho algunas cosas, se echa en falta que la infancia sea prioritaria para el país.

«El impacto de la pandemia en los niños ha sido muy grande, más que en otros grupos porque los niños necesitan relacionarse con sus iguales para su pleno desarrollo. Y todo ello afectó a sus derechos»

¿Y por qué no lo es? ¿Por qué no se pasa a la acción?Luego se nos llena la boca hablando de niños y jóvenes, siempre se dice que son el futuro del país, etc.

Una de las primeras explicaciones a este debate es «los niños no votan». Pero es una cuestión que va más allá. Cuando trabajamos a favor de un grupo que no vota, que no tiene representación, es más duro porque tienes que hacer llegar sus reivindicaciones no solo apelando al futuro, sino al presente porque la inversión en infancia es una buena decisión política y estratégica para un país . Hay estudios que demuestran cómo las inversiones en primera infancia tienen un retorno económico para la sociedad; un país con una educación que elimine las diferencias va a ser un país más cohesionado, una infancia atendida y sana va a reducir problemas de salud futuros, etc.

Además, no solo es eso: hablamos de niños y niñas que están viendo vulnerados sus derechos hoy, ahora. Y ese es el mensaje que queremos transmitir: hablar de la infancia no solo como futuro, sino como presente. Y si sus derechos se vulneran ya, hay que abordarlo ya .

«Aunque en tema de infancia siempre hay cierto consenso entre las diferentes fuerzas políticas, nunca es prioritaria. Eso es lo que nos falta: la prioridad de las medidas»

Se supone que todo ello no debería pasar porque los países que ratificaron la Declaración de los Derechos del Niño, entre ellos España, y se comprometen a que estos sean respetados hasta que cumplan los 18 años.

Al ratificar la Convención de los Derecho del Niño, algo que hizo nuestro país, los estados se comprometen a cumplirla. Y es ley en España, es decir, es de obligado cumplimiento . Lo que viene a decir la Convención es que los niños tienen derechos. Y hay un derecho fundamental que es el interés superior del niño , que debe primar siempre. Está muy claro, por tanto, a lo que nos comprometimos: protección frente a la violencia, a la pobreza, igualdad de oportunidades... Es una obligación y de ahí nuestra reivindicación.

El trabajo que se hace por y para la infancia, ¿difiere mucho de unos países a otros?

Sí. Y de todo tipo. España, por ejemplo, invierte en política de protección social a la infancia el 1,3% de su PIB. Y España tiene una de las tasas de pobreza más alta de Europa. Dinamarca, por ejemplo, destina el 3,5% de su PIB, y tiene una de las tasas más bajas de pobreza. Estas tasas de inversión, como es evidente, tiene sus consecuencias.

Los cuatro principios fundamentales de la Convención son: la no discriminación, el interés superior del niño, el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo y la participación infantil. Sin embargo, la realidad en nuestro país es que en España 1 de cada 3 niños y niñas están en riesgo de pobreza o exclusión social, el abandono escolar (17,3%) es el más alto de Europa y se concentra en los niños y niñas con una situación económica más desfavorecida, y el 44% de las familias de bajos ingresos no tienen un ordenador en casa. Va a haber que trabajar mucho más, ¿no?

Antes de la pandemia, como demuestran esos datos, la situación de la infancia era muy preocupante . Que en España, la tasa de pobreza sea del 30,3 no se explica, es muy alta. Ahora llega la crisis y de momento no podemos medir cómo se han incrementado esos datos, aunque la última encuesta de la EPA reveló que el impacto de la pandemia ha sido mayor en familias con hijos que sin hijos : el porcentaje de hogares sin hijos sin ingresos aumentó un 20% y en el caso de hogares con niños un 37%. No hay que olvidar que, en España, antes de la pandemia, los hogares con hijos eran los más pobres. Y la situación se va a agravar.

En la anterior crisis, la infancia llegó a ser el grupo más pobre de España. Y esto no puede volver a pasar. De ahí la necesidad de tomar medidas muy contundentes , de invertir mucho en infancia... No solo valen las medidas generales que mejoren la situación del país, algo que es muy bueno, porque no son suficientes. Hay que dotar de mucho más recursos los planes de pobreza infantil, invertir en educación para acabar con la inequidad que hay en España y garantizar la igualdad de oportunidades, invertir en refuerzo escolar para esos niños que se quedan atrás, etc. Hacen falta medidas específicas.

«La inversión en infancia es una buena decisión política y estratégica para un país. Hay estudios que demuestran cómo las inversiones en primera infancia tienen un retorno económico para la sociedad»

«Un país con una educación que elimine las diferencias va a ser un país más cohesionado, una infancia atendida y sana va a reducir problemas de salud futuros, etc.»

Por ejemplo, el Ingreso Mínimo Vital es un gran paso y creemos que va a ayudar a reducir los casos de pobreza más severa. Sin embargo, prevé la desaparición de la prestación por hijo a cargo y hay hogares que no se van a beneficiar del Ingreso Mínimo Vital y se van a quedar sin esa otra prestación. Y ello no puede ser: muchas familias se van a quedar sin nada. La mayoría de los países europeos, sin embargo, tienen una prestación universal para poder ayudar a las familias en la crianza de sus hijos , ya sea a través de prestaciones o deducciones fiscales. España no puede permitirse no tener prestación alguna que ayude a las familias en la crianza. Recordemos que las familias con hijos son las más pobres. Este tipo de medidas específica son las que hacen falta más que nunca.

¿Cuál es el papel que debe desempeñar la infancia, sociedad y responsables políticos para trabajar en esa línea y revertir esas cifras?

Los gobiernos, administraciones públicas y demás, han de priorizar a la infancia de verdad, como ya he dicho. Las familias, por su parte, tienen un papel importantísimo en este cambio de paradigma que supuso la Convención y que no está arraigado en todo el mundo. Y es que los niños y niñas son sujetos de derechos. Aquí hay que romper una lanza a favor de la infancia contra un discurso que está siendo cada vez más habitual: «los niños tienen muchos derechos y pocas obligaciones». Los derechos de los adultos y de los niños son los mismos, no hay más. Y reivindicarlos es bueno para todos . Las familias no pueden creer que es algo malo reivindicar sus derechos, sino que han de ser conscientes de ello. Y los niños han de saber que tienen derechos para protegerse y garantizar una mejor sociedad.

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