Cuando la pasarela de Milán volvió a quedarse en los huesos

Una modelo curvy italiana lanza una campaña para desterrar esta peligrosa práctica

Allison (arriba) desfila para Gucci en Milán. Der., una vieja polémica: la delgadez de la top rusa Anna Selezneva en un desfile de 2010 para Dsquared2

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La aparición en uno de los desfiles de la Semana de la Moda de Milán de una modelo demasiado delgada, casi esquelética , ha encendido la polémica y ha levantado una ola de protestas de quienes consideran, con sobrados argumentos, que esa práctica debe ser eliminada de una vez por todas. «Basta ya de jóvenes modelos con los huesos visibles fuera de sus vestidos, que no nos representan».

Este es el grito de la famosa modelo curvy italiana Elisa D’Ospina (Vicenza, 1983), una luchadora desde hace años contra las tallas que no se deberían ver en la pasarela pues constituyen un pésimo ejemplo para la juventud. D’Ospina ha sufrido ella misma trastornos alimentarios y sabe lo que eso significa. De ahí su combate, que le lleva ahora a dar nuevamente la voz de alarma.

La top ha lanzado una petición, con notable éxito, para decir basta a la talla 34 en los desfiles de moda. Su campaña en la web Chang.org incluye una petición dirigida a la Cámara de la Moda de Milán para que «nunca jamás se vean en las pasarelas modelos por debajo de un peso normal».

Modelos aniñadas

Elisa D’Orsina ha señalado a la modelo Allison , que desfiló para Gucci el pasado febrero. La joven, con brazos esqueléticos, apareció con un corsé de cuero negro con cordones para cubrir sus pequeños senos. Completamente inexpresiva, parecía una niña. ¿Sus medidas?, 81-63-79 . Talla 34. Y no ha sido el único caso en el seno de la célebre marca florentina. Al lanzar su petición en Chang.org, D’Ospina escribe: «¿Tenéis presente cómo es de grande una talla 34? ¡Es inadmisible proponer una modelo con estas medidas! Considero oportuno que sea firmada un documento en el que todas las casas de moda se comprometan a no utilizar nunca más a mujeres con evidente bajo peso. Pido también la presencia de personal competente, que se ocupe de problemas alimentarios, con el objetivo de valorar la idoneidad de los casos sospechosos». Su petición ha alcanzado en pocos días 32.000 firmas, a un paso de alcanzar su objetivo de 35.000 .

De izq. a der, la modelo Natalia Gots para Guy Laroche, en 2006; momento del desfile de Iris van Herpen en 2015, en París; y Tanya Dziahileva en Cavalli

Un mal mensaje

Elisa D’Ospina trasladó también su campaña, con gran repercusión, a las redes sociales. En Instagran afirma que volver a mostrar ese tipo de modelos es «aberrante». «¿Esta es la representación humana que queremos? ¿Este es el mensaje del sistema-moda?», se pregunta la modelo curvy. D’Ospina afirma que, tras ver el desfile de Gucci, habló con el médico Leonardo Mendolicchio , que se ocupa de problemas alimentarios, para comprender si el tipo de físico de esas modelos era extraño. Al doctor también le pareció sospechoso. Fue entonces cuando indagó y, a través de la agencia que representa a la modelo Allison, que endosaba la talla 34, descubrió sus auténticas medidas: 79 centímetros de pelvis le parecen a la curvy italiana realmente excesivos. En su opinión, la mujer media no tiene estas medidas, concluye D’Ospina, añadiendo en Instagran que también el doctor Mendolicchio «encontró todo esto aberrante».

Conoce bien D’Orsina las consecuencias utilizar en las pasarelas esas modelos aniñadas: «A lo largo de estos años he visto a muchas chicas que se creían que estaban bien y murieron por causa de la anorexia». Hay rabia en las palabras de la modelo italiana, hasta el punto de escribir en su web: «En 2020 es alucinante ver un desfile con chicas que llevan tallas tan pequeñas. El doctor Medolicchio sostiene que este tipo de delgadez no es sano y debe ser absolutamente controlado ».

El código de 2006

En 2006, la Cámara de Comercio de la Moda italiana firmó un código para luchar contra la anorexia, estableciendo que en los desfiles las modelos debían estar proporcionadas en peso y altura. En el 2017 se sumaron los grupos del lujo LVMH y Kering, propietarios de firmas como Gucci, Dior, Bottega Veneta, Louis Vuitton, Saint Laurent, Fendi, Givenchy o Loro Piana. Pero las fotos de recientes desfiles indican que se ha vuelto a las andadas. De ahí la encomiable campaña de la modelo italiana Elisa D’Orsina para desterrar de las pasarelas el peligro que representa mostrar a jóvenes esqueléticas .

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