Imagen de la galería Vivienne
Imagen de la galería Vivienne - j.p QUIÑONERO

La nueva vida del pasaje

Las legendarias galerías de París renacen con nuevos rostros y nueva identidad, adaptándose al gusto del público del siglo XXI

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los viejos y célebres pasajes parisinos han devenido en el último chic urbano de la capital francesa, reconvirtiéndose en galerías comerciales y espacios para el ocio y el vagabundeo esnob.

Entre mediados y finales del siglo XIX, los arquitectos que refundaron París ya idearon estos espacios urbanos destinados a albergar lo más selecto del comercio capitalino. Se trataba de los espacios liberados entre dos edificios, sobre los que se colocaron unas cubiertas. El objetivo era doblemente estratégico: ofrecer a la burguesía emergente más escenarios de solaz urbano y presentar las primeras vitrinas del incipiente comercio de masas.

Walter Benjamin llegó a pensar que dichos pasajes y galerías estaban llamados a ser la encarnación más emblemática del capitalismo del siglo XX.

Sin embargo, tras una larga decadencia, los dos centenares de aquellos pasajes decimonónicos comenzaron a sufrir una crisis que parecía destinada a la defunción definitiva de los mismos.

Transformación

Ahora, a principios del siglo XXI, estos lugares renacen con nuevos rostros y nueva identidad. A dos pasos de la suntuosa plaza del Palais Royal, la Galería Vivienne encarna el renacimiento de la más alta sofisticación adaptada a nuestro tiempo.

¿Cómo se consuma esa metamorfosis? Modernizando viejos cafés que tienen siglo o siglo y medio de historia y adaptándolos a los gustos de una clientela cosmopolita. También, transformando las viejas tiendas de «novedades» para la señoras acomodadas de mediados del XIX en tiendas de moda sujetas a las últimas tendencias, donde se exponen creaciones de jóvenes modistas japoneses, californianos o senegaleses. O introduciendo nuevos conceptos de ocio y recreo para los usuarios de las últimas tecnologías.

No todos tienen el altísimo grado de sofisticación de la mencionada Galería Vivienne. Otros pasajes han asumido especialidades dispares. En el Pasaje de los Panoramas han florecido tiendas consagradas al turismo de masas. En la Galería Colbert se han instalado anticuarios y libreros de viejo. En la Galería del Lido, en los Campos Elíseos, el lujo extremo se ha adueñado de las viejas tiendas de otra época para transformarlas en bazares para musulmanas ricas y adictas a la lencería sexy.

Se trata de una metamorfosis urbana, cultural y estética. Allí donde Benjamin veía pasearse, sonámbulo, al Ángel de la historia de Klee, el viajero cosmopolita descubre hoy el encanto del interiorismo de finales del XVIII maquillado y perfumado con tubos fluorescentes y esencias que llegan de la Costa Azul con nombres orientales.

Ver los comentarios