Marujita Díaz posa para ABC en su casa
Marujita Díaz posa para ABC en su casa - belén díaz

Marujita Díaz: «El asesino de Trotski no es el padre de la hija de Sara Montiel»

La artista tercia en el asunto de la hija secreta que tuvo la actriz con un mexicano. «Si hay alguien que sepa dónde está la ‘‘niña’’, que me llame»

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Sorprendida y dispuesta a contar lo que ella considera la verdad. Así es como está Marujita Díaz (83 años) después de ver cómo su gran amiga Sara Montiel ha vuelto a las primeras páginas de la actualidad casi dos años después de su muerte. Además, la artista sevillana está «triste» ya que su única hermana, Emilia, falleció la pasada Navidad. Han transcurrido diez días desde que la revista «Lecturas» desvelara que la Montiel tuvo una hija en México que le hicieron creer que había muerto después del parto, pero que, en realidad, le habían robado.

Tras esta primera y sorprendente entrega, el periodista Carlos Ferrando quiso protagonizar un nuevo capítulo de esta historia desvelando el nombre del supuesto padre. Según contaba Ferrando en el último número de «Lecturas», se trataba de Ramón Mercader, el asesino de León Trotski.

Marujita no quiere dejar pasar la oportunidad para contar su versión, que concede en exclusiva a ABC. No entiende cómo Sara pudo desvelar la identidad de su amado a Carlos Ferrando y no a ella, cuando siempre fueron uña y carne. Eso sí, Marujita tiene una versión muy diferente de los hechos.

-¿Le ha sorprendido que se desvelara la existencia de la hija de Antonia?

-Yo lo sabía, porque ella me lo contó todo. Pero era un secreto y yo soy incapaz de contar un secreto de nadie. Ahora lo ha dicho José de la Rosa (peluquero de «Saritísima») y, claro, no tengo más remedio que confirmar que es verdad. A él no le voy a desmentir. Lo único que sabemos es que fue adoptada por un matrimonio valenciano.

-Se ha dicho que el padre era Ramón Mercader, el hombre que asesinó a Troski. ¿Es cierto?

-No, no lo es. Eso se lo han inventado. De ser cierto, lo sabría yo y ella nunca me lo dijo. Me habló de que el padre era un hombre muy, muy, muy importante a nivel presidencial. Un político mexicano. No me dijo el nombre, pero con eso ya te puedes imaginar... Sin duda debía de tener mucho poder y no le convenía el escándalo.

-¿Cómo pasó entonces?

-Sara era muy joven cuando se quedó embarazada de una niña. No le llegó a poner nombre porque le dijeron que había nacido muerta. Así que ella zanjó todo aquello de manera radical, porque estaba empezando su carrera en México. Todo esto fue antes de «El último cuplé» (1957). A ella le dijeron que su hija había nacido muerta. Más tarde fue cuando supo que no fue así y que fue dada en adopción a un matrimonio de Valencia.

-¿Cuándo se enteró de que la niña estaba viva?

-Cuando regresó a España. Hubo un conato de acercamiento, pero ella lo cortó de manera radical. Cuando se insinuó algo en la prensa hace unos años, puso coto al asunto y nunca más se supo.

-¿Nunca se enteró del nombre?

-Lo que yo digo es que si hay alguien que sepa dónde está la «niña», que me llame y lo diga. Que se pongan en contacto con el periódico y vosotros les dáis mis teléfonos. Me encantaría poder darle un beso y otro más por Sara.

-¿Cuántos años tendría ahora?

-No lo sé.

-¿Nunca se interesó Sara por saber qué había pasado con ella?

-No, cuando se enteró de que estaba viva lo cortó de manera radical porque habría sido un escándalo para su carrera y eso, para ella, era lo más importante.

-¿En alguna ocasión se lamentó de no haberla buscado y reconocido?

-No, Sara nunca se arrepintió. Era un secreto. Pero como me preguntáis vosotros y somos compañeros...

-Los hijos de Sara han negado que tuvieran otra hermana.

-Sus hijos no tienen ni idea porque no se hablaban con su madre. Egoístas, que no han hecho nada. Con el dinero que les ha quedado podían haber hecho una estatua grande de Antonia vestida de violetera, y que no le faltaran nunca las flores allí en su tumba. Pero los hijos son unos negados. No la querían. Pero claro, lo cierto es que ella los tuvo por Pepe Tous, porque Sara no quería. Y es que tras la cesárea a la que le sometieron en México se quedó «inútil».

-¿Inútil?

-Estéril. Y, claro, ella no quería hijos. Si adoptó fue por darle el gusto a Pepe.

-Pero Zeus está hablando muy bien de su madre.

-Sí, porque a él le conviene ponerse el apellido Montiel para hacer algo, y no va a hacer nada, porque es nulo.

-¿Es consciente de que si aparece la hija de Sara tendría derecho a la herencia de su madre?

-Claro, le correspondería su parte. Es sangre de su sangre. Repito que me localice a través del periódico.

-¿Le dijo en alguna ocasión qué actores americanos estuvieron enamorados de ella?

-Muchísimos y muy importantes, pero ella estaba enamorada de Giancarlo del Duca, aunque no se portó bien con ella. Pero no lo podía evitar, me decía que era el hombre de su vida.

-¿Se ha hecho justicia con la memoria de Sara Montiel tras su muerte?

-Su carrera era muy importante. Y no lo han reconocido. Desde aquí hago una petición: señor de la Academia (creo que se llama Macho), Sara paseó su nombre por todo el mundo y creo que se merece un Goya póstumo. Señor director, si alguien se lo merece es ella. A mí, sin embargo, el Goya me tiene sin cuidado, porque yo tengo el premio a la Mejor Actriz del Año.

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