Ryan Stroebel, propietario de The Foundry
Ryan Stroebel, propietario de The Foundry - jaime velázquez

Menú a prueba de apagones

En Sudáfrica, un país castigado por los cortes de luz, los restaurantes de Johannesburgo ofrecen una carta sin necesidad de electricidad

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Y de repente la luz se apaga. Llega la oscuridad. El momento de las confidencias, de la lectura a la luz de una vela. De las cenas románticas. Suena bien, si no fuera demasiado a menudo. Los cortes de luz se han convertido en algo cotidiano en los últimos meses en Sudáfrica. El exceso de demanda de electricidad, la falta de mantenimiento de las instalaciones y el carbón que se encharca con las lluvias del verano austral han sumido durante días al país en las tinieblas. Para los sudafricanos el apagón no tiene nada de mágico. Significa interrumpir sus negocios, poner toallas bajo el congelador y decir adiós a la merluza de Nochebuena.

En la ciudad a oscuras, con el móvil al borde de la extenuación, los generadores de gasolina comienzan a rugir a lo largo de la jungla de asfalto africana de Johannesburgo.

En los primeros días de diciembre, el motor económico de Sudáfrica sufrió cortes de electricidad durante largas horas; durante días. Los apagones durante los últimos meses de 2014 han sido los peores desde 2008. Los generadores de gasolina sin duda han sido uno de los «best-sellers» en el país estas fiestas, y los que recibieron tan preciado regalo seguramente no pudieron contener las lágrimas al distinguir su inconfundible figura bajo el árbol de Navidad.

Los restaurantes de Johannesburgo han encontrado una manera de continuar el negocio cuando se corta la luz: el «menú antiapagones». A la luz de las velas, el festín puede continuar. The Foundry, en el barrio acomodado de Parktown North, tiene su carta específica para cuando falta la electricidad. En el anverso del menú habitual se puede encontrar su selección a prueba de apagones.

Cocina sin electricidad

Muchas ensaladas, fiambres, queso y el «steak tartar». Y por supuesto, pizzas en el horno de leña. «Los apagones son algo a lo que estamos acostumbrados. Es un gran problema para los negocios de la ciudad. Pensamos en un menú que pudiéramos cocinar sin apenas electricidad. El generador que tenemos nos alcanza para mantener las luces, pero no para utilizar los extractores, los aparatos eléctricos», explica Ryan Stroebel, propietario de The Foundry. «Casi todos los restaurantes de Johannesburgo tienen un menú antiapagones, aunque no lo llamen así», añade.

En The Foundry sustituyen las patatas fritas de la freidora eléctrica por patatas al horno, y las carnes a la parrilla que precisan del extractor de humos, por filetes a la plancha, y potencian las pastas y las pizzas. Las bebidas se mantienen en las neveras durante unas cuatro horas, y más tarde, en cubos de hielo.

«La verdad es que la gente ha respondido bien al menú, y al menos tenemos la confianza de poder mantener el local abierto durante las cuatro horas que suelen durar los cortes. Cuando se va la luz, encendemos los generadores, pero un equipo para darnos toda la energía ronda los 25.000 euros. Invertiremos en él si los apagones continúan».

Para desgracia de Ryan Stroebel, los cortes de luz seguirán. La compañía eléctrica paraestatal Eskom ya ha advertido a los sudafricanos que preparen sus velas para los próximos meses, con el aumento de la demanda eléctrica tras el período vacacional. Desde inicios de noviembre, la corporación ha afrontado serios problemas de suministro como consecuencia del colapso de un silo de almacenamiento de carbón, escasez de diésel e irregularidades en el ciclo de mantenimiento. Los problemas son consecuencia del régimen del apartheid, subrayó el presidente Jacob Zuma. Durante aquella administración la red eléctrica fue estructurada para servir a la minoría blanca, señaló Zuma. Mientras el Gobierno sudafricano construye nuevas plantas energéticas solo queda disfrutar de los candiles, las confidencias y todo lo que salga de un horno de leña. Y de postre, tiramisú.

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