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Vídeo: Carolina Mínguez

Raphael: «No tengo miedo, tengo terror al final de mi carrera»

Una de las referencias musicales más importantes de nuestro país muestra una vez más que, como él dice, sigue «dando la talla» y le sigue ofreciendo a su público lo mejor de sí. Raphael se entrega arriba y abajo del escenario y habla de sus miedos, de su vida personal, de su presente, y hasta de política

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Hay algunos dichos o frases hechas que es mejor no repetir, ni utilizar para quedar bien porque pueden provocar el efecto totalmente contrario. Generalmente, denotan falta de originalidad o creatividad o peor aún, ni siquiera se asemejan a la realidad y repican en la mente del destinatario sin llegar a provocar una conclusión profunda. Sin embargo, hay algunas que son auténticas verdades como aquella que alude a que los grandes, los de verdad, los que se han forjado una reputación y un respeto inquebrantable son al final, los más humildes.

Esa sensación da Raphael, la de la humildad de la persona grande. Su soltura, no solo en su habla si no en sus maneras, su risa espontánea, su buena predisposición, su ausencia de ataduras y rigideces hacen inevitable concluir que Raphael, como él mismo dice, es más presente que pasado y por eso, se reinventa y evoluciona con la capacidad de mirarse al espejo y seguir reconociéndose, sin mirar nunca por encima de su hombro...

Esta es la entrevista con ABC en la que ha hablado de todo: vida personal, artística, política e incluso, del nuevo anuncio de la Lotería...

-En la presentación de tu último disco «De amor y desamor» dijo que a partir de ahora quería regrabar tus canciones. ¿Esto significa que se dedicará más a la regrabación y recopilación que a la composición?

Lo voy a hacer mitad y mitad. Por ejemplo, en enero grabo un disco con sinfónica y canciones mías, pero a la semana siguiente grabo con autores españoles y latinoamericanos jóvenes canciones nuevas. Me interesa muchísimo ver cómo me va a escribir la gente joven, cómo me ven. Lo fácil para mí es recurrir a Manuel Alejandro o Perales que se lo que me van a hacer, pero quiero gente que no ha trabajado conmigo antes.

-¿De qué artistas estamos hablando?

La plana mayor: Bunbury, Pablo Alborán, Manuel Carrasco, Vega, etc.

-¿Por qué le ha llamado a su último disco de «De amor y desamor»?

Porque el 95 por ciento de todo mi repertorio es de amor y desamor, me parece un título muy acertado por eso y también porque en el amor tengo mucho que interpretar pero todavía más, como intérprete, en el desamor porque tiene más visceras.

-¿Cuántos desamores ha tenido Raphael?

¿Con mi mujer, desencuentros amorosos?

O antes de tu mujer...

Alguno ha habido, esta vida no es color de rosa todo, siempre hay discusiones pero se pasa enseguida porque lo principal es que nos queremos mucho.

-¿Cuál es la receta para mantener un matrimonio tantos años?

Hemos vivido como pareja nuestra vida a nuestra forma, no sabemos de recetas.

-¿Qué cambios ha introducido en las viejas canciones que ahora han sido recuperadas?

Hay cambios en el sentido de planteamiento. Por ejemplo, ahora canto más reposado que antes, le doy mas valor a las letras que antes, antes era mas nervioso y ahora es más tranquilo, más grande, mas bonito.

-¿Por qué funcionan tantos las canciones de amor o desamor?

Porque los jóvenes se enamoran, se desenamoran, es la eterna historia...sin eso no habría ni canciones ni nada. Afortunadamente, sigue existiendo eso tan bonito que es el amor y el desamor, que también tiene su «chiste»

-¿Cuál ha sido el criterio para seleccionar estas canciones?

No he buscado mucho. Pero sí engo un problema enorme para elegir repertorio porque tengo tanto, tanto...pero hasta que no lo grabe todo no voy a parar. Bueno, no lo voy a grabar todo porque es imposible pero por lo menos la mitad sí porque son canciones que merecen la pena. No se escribe ya así. Es una regrabación que estoy haciendo para la gente joven, para que no tengan que recurrir al baúl de la abuela para recoger los discos, sino tener discos nuevos con las canciones de antes pero cantadas ahora y como se graba hoy en día.

-¿Por qué no se escribe como antes?

Las letras se salvan algunas pero las melodías no existen, es todo monocorde. De golpe sale una que sí y nos gusta muchísimo pero las canciones dejan mucho que desear.

-¿Y también hay artistas que dejen mucho que desear?

No no, hay mejores artistas que canciones. Eso ha pasado siempre en literatura, por ejemplo, ha habido medio siglo o dos décadas de oro y de golpe vienen otras dos o tres de vacas flacas. El espíritu creativo no está siempre a flor de piel. Por eso decía muy acertadamente García Márquez que él todas las mañanas se sentaba a escribir por si la inspiración llegaba que le encontrara sentado.

-¿Se puede mantener la fidelidad a lo que ha sido y a la vez adaptarse a los nuevos tiempos?

Claro, porque yo lo que hago no es cambiar, yo evoluciono diariamente, yo puedo cantar una cancion de hace 30 años mucho mejor ahora porque aprendo muchísimo todos los dias.

-¿Por qué ha elegido Madrid para terminar la gira de 2014?

Siempre empiezo o termino en Madrid el año. Yo vivo aquí y el público me ha visto crecer aquí. Estoy en casa.

-¿En Latinoamérica también se siente en casa?

Totalmente. México, por ejemplo, estoy igual que aquí.

-¿Por qué tiene el objetivo de acercarse a la gente joven?

Siempre lo he hecho. Me han seguido cinco generaciones. Lo que pasa es que al grabar las canciones mías de antes he pensado en los chicos de 20 años de ahora.

-¿Saben valorar las viejas melodías teniendo en cuenta que hay muchas canciones que «dejan mucho que desear»?

Sí, tú ves un teatro y la mitad es gente muy joven y que reacciona de la misma manera que lo hacían sus padres.

-Muchos artistas hablan de la difícil situación de la industria, de lo mucho que cuesta vender discos, que estamos hablando de la cultura de lo gratis, pero parece que hay artistas que son «éxito asegurado» como es su caso…

Sí, pero cuesta trabajo vender los discos. Lo que no cuesta trabajo es que la gente vaya a verme porque pertenezco a la familia, ten en cuenta que son generaciones enteras, una tras otra, desde el abuelo hasta el nieto, todos son público potencial mío.

-¿Qué ha cambiado del Raphael que empezó al de hoy? Al echar la mirada atrás, ¿echa algo de menos en usted?

Yo es que no pienso en el pasado, no estoy por la labor de decir: «Yo fui», «yo hice». Es: «Yo hago», «Voy a hacer», soy totalmente actualidad, siempre. No soy nostálgico, lo pasado pasó y no tengo nada que lamentar.

-¿Siente nervios pese a la experiencia cuando se sube al escenario siguiendo con esa idea del presente?

Los nervios se me fueron, antes sí lo era. Ahora lo que tengo es sentido de la responsabilidad pero no molesta, no me hace perder los estribos. Salgo al escenario muy tranquilo y sobre todo, salgo a disfrutar con el público.

-¿Tiene algún desafío musical pendiente? Mencionó la posibilidad de cantar con Édith Piaf o Elvis ahora que la tecnología lo permite…

Lo hice con Rocío, aunque también grabamos vivos varias veces pero quise rendirle homenaje. Sí, un día grabaré con Édith y con Elvis y no muy lejano. Cualquier día que me levante con un pie derecho, ese día…

-¿Y queda algo más pendiente?

He grabado con todos los que quería. A menos que surja alguno que me guste mucho. Le llamaría por teléfono y le diría ¿podemos grabar una canción juntos?

-Es el representante español de la balada romántica. ¿Qué le parecen los artistas nuevos de este género?

Pablo Alborán es estupendo y tiene una personalidad muy grande y hace canciones muy bonitas y está haciendo una para mi disco. Pero hay otros como Manuel Carrasco, Vega canta muy bien, defiende su forma de hacer con un sello muy especial…

-¿Y de fuera?

No es tan nuevo pero Alejandro Fernández por ejemplo. Queréis los de 15 años…

-¿Esos son igualmente recomendables?

Todavía no han hecho una carrera que se pueda juzgar. Hay que dejarles trabajar.

-¿Ha temido por su vida?

Sí, cuando me trasplantaron. Por cierto, ¡hay que ser donante!.

-En aquél momento dijo que Dios le había dado una prórroga y que iba a seguir metiendo goles. ¿Lo has hecho?

¡Sí! Todos los días.

-¿Quién ha marcado su vida a nivel personal y musical?

En la personal, mi mujer y en la profesional, Piaf, Manuel Alejandro o José Luis Perales.

-¿Qué escucha Raphael en casa?

Depende del humor que tenga, de la hora. A mí me gusta toda clase de música siempre que sea buena. Me gusta desde el flamenco hasta el jazz pasando por lo sinfónico. Me gusta la música folclórica también.

-¿Qué supone ser un referente en la Navidad de los españoles?

Es algo muy bonito y muy difícil de conseguir. Solo se ha dado conmigo y en Estados Unidos con Bing Crosby. Yo no me empeñé en ser la imagen de la Navidad de los españoles, pero que lo soy, lo soy, y eso es indudable. Y todo el mundo planta el tamborilero y vas a un comercio y también suena ¡y la versión antigua!

-¿Ha visto el anuncio de la Lotería de este año?

Es un anuncio muy bonito y triste y no tiene nada que ver con el del año pasado. Este es como la vida misma, el señor que tiene problemas y no puede retirar su décimo. Triste, bonito y real.

-¿Le ha gustado más que el suyo del año pasado?

A mí siempre me gustan más los de los demás. A lo mío yo solo le veo defectos. El artista normalmente está escuchándose y hay un 99 por ciento de cosas buenas y tú estás esperando la mala. A las personas que nos gusta mejorar estamos esperando la mala y cuando pasa dices: ¡Ya pasó!

-¿Esa autoexigencia le ha hecho estar donde está?

Es bueno ser autocrítico, quizás yo lo llevo a extremos muy grandes pero es bueno. Lo peor es decir: ¡No, está bien, si no se dan cuenta!

-¿Qué mensaje de Navidad enviaría a la gente?

Que sean felices, que estén rodeados de la gente que de verdad quieren, que se dejen querer y no sean huraños, que sean felices, por favor.

-¿Qué opina de las nuevas opciones políticas?

Cuando pase Navidad lo cuento, tengamos las fiestas en paz (risas)...Pero es bueno que haya moviemiento y surjan cosas nuevas. Siempre hay que apoyar lo nuevo siempre y cuando lo que te estén ofreciendo sea coherente.

-¿Hay mucho que cambiar en nuestro país?

Sí, no se vive ahora mismo como hace 30 años siempre se necesita una revisión, no puede estar el mundo de la cultura castigado de esta manera porque lo único que hacen es que los artistas no salgan y es peor para ellos porque no pueden recoger dinero de los artistas porque nadie trabaja. Somos tres obsesos que trabajamos.

-¿Qué supone para un artista tener un disco de uranio?

En aquel momento fue un honor muy grande, lo tenemos tres nada más. Son épocas que nunca volverán. A lo mejor, con los nuevos caminos de la música, con internet... pero será de otra manera.

-¿Es feliz?

Sí. Tengo la familia que soñé tener, tengo el trabajo que soñé tener y tengo éxito en él.

-¿Pediría algo más?

Nada y después de mi trasplante menos.

-¿Sabe cuándo dejarás los escenarios?

No, pero si es verdad que un día me levantaré y diré: «Hasta aquí llegué». No se sabe cuándo será, dentro de 15, 20, de tres, de dos años...el día que no dé la talle que estoy acostumbrado a dar. Ese día me levantaré por la mañana y diré: «Pues mira Natalia, vámonos de vacaciones» y si me pregunta: «¿Cuántos días tenemos? Le diré: «Todos los que quieras».

-¿Teme que llegue ese momento?

No, no tengo miedo, tengo terror que llegue el final de mi carrera pero sabré agarrar el toro por los cuernos y diré que bien que he tenido tantos años. ¡Y no sigo porque pongo triste a la gente!

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