Arraiz comparece en Navarra en la noche del 20-D
Arraiz comparece en Navarra en la noche del 20-D - EFE

Bildu asume su fiasco electoral y habla de «modular y reformular la agenda soberanista»

La coalición de la «izquierda abertzale» insiste en que el 20-D les pasó factura la «lógica estatal» del voto

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Bildu comienza a digerir el varapalo electoral sufrido el pasado domingo, cuando perdió cuatro de sus seis diputados en el País Vasco y el que poseía en Navarra, ante la irrupción de Podemos. La izquierda abertzale se vio rebasada por el trasvase de votos hacia la formación morada, incluidos los de presos de ETA.

El discurso de su portavoz Hasier Arraiz se aferró desde el primer momento a apuntar a la «lógica estatal», a que los vascos habían votado en clave nacional, a modo de excusa. Pero con el paso de los días fueron surgiendo matices y la admisión de que la marca política de los herederos de Batasuna había quedado seriamente tocada y se encontraba en una situación «peor» de cara a las elecciones autonómicas de 2016.

Este miércoles, entrevistado en Radio Euskadi, Arraiz ha asegurado que el combo de fuerzas de la izquierda nacionalista no renuncia a la «agenda soberanista vasca que ha estado abanderando en los últimos tiempos», pero ha admitido que «hay que modularla, reformularla y adaptarla a la realidad social», porque no existe esa «sociedad que quisiéramos, sino la que existe de verdad».

Una bofetada de realidad ante la cual el líder de Sortu aboga por «hablar a toda esa gente, de alguna forma, sin ser excluyente, demostrando que tenemos un proyecto nacional y que ese proyecto nacional se adapta a todas las Euskal Herrias que viven dentro de nuestro país».

Efervescencia en 2011

No obstante, Arraiz, que ha vuelto a emplear el recurrente término lógica estatal para analizar lo ocurrido el 20-D, tampoco ha rehuído ciertos paños calientes. Sobre las anteriores elecciones generales, las de 2011, ha matizado que se produjeron en plena «efervescencia» por la legalización de la marca política de los proetarras y el final de la violencia de ETA, combinación que ha definido como «un impulso fundamental a la hora de que la gente recompensara esa apuesta política que se había hecho».

Cuatro años después ha surgido un nuevo actor: Podemos. Y no uno, cualquiera, sino el más votado. «En Euskal Herria se abren nuevas opciones de alianza», ha resumido Arraiz, para quien en «el espacio democrático del derecho a decidir» pueden confluir «unionistas como Podemos e independentistas y soberanistas como EH Bildu».

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