Iglesias de Madrid

Unidad pastoral en la parroquia de San Blas: cuando Cáritas está desbordada

El templo está presente con fuerza en una zona donde hoy emerge una mezcla de nuevas pobrezas

El interior de la parroquia de San Blas, en la calle de Alconera, 1 BELÉN DÍAZ

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San Blas fue siempre un barrio tan colorado como el ladrillo de los edificios de sus viviendas. No hace falta recurrir a su historiador, el prolífico Ricardo Márquez, cronista de la villa. El Gran San Blas fue inaugurado en 1962 por Franco en un baño de multitudes. A partir de ahí, se instaló la defensa de los derechos de los trabajadores. Llegaron los setenta, continuó la lucha obrera, las reivindicaciones, vino la droga que arrasó a la juventud del barrio, después la inmigración y hoy emerge una mezcla de nuevas pobrezas , que afectan a las personas vulnerables, con un insidioso retorno de las drogas más duras, que ya se percibía antes de una pandemia. En todo ese tiempo, desde los inicios, la Iglesia está presente con fuerza misionera en defensa de la justicia personal y social.

La parroquia de San Blas, calle de Alconera, 1, tiene a gala haber sido el centro de no pocos proyectos de movilización social, de aglutinador de asociaciones vecinales. Un templo, por cierto, construido sobre una escombrera , en un barrio que aún hoy tiene graves carencias de infraestructuras. No hay más que darse un paseo por un entorno cada vez más degradado.

Conversión misionera

Ahora, esta parroquia forma parte de una experiencia singular en el Madrid eclesial, la primera unidad pastoral, digamos, diocesana , en cuanto a que está formada mayoritariamente por parroquias encomendadas a sacerdotes seculares —la otra que existe es la de los jesuitas en La Ventilla—. Una unidad que se constituyó hace tres años con el apoyo del entonces vicario episcopal de la II y hoy obispo auxiliar de Madrid, monseñor José Cobo. Una apuesta a fondo, en permanente revisión, que implica a cuatro parroquias y un colegio, San Blas, Virgen del Mar, La Candelaria, San Joaquín y el colegio López Vicuña, regentado por las religiosas de María Inmaculada. Hay que añadir que en la parroquia de San Blas vive una comunidad de Hijas de la Caridad, muy presente en todas las acciones comunitarias. También cuentan en la zona con una comunidad de religiosas Servidoras Misioneras del Evangelio. La unidad pastoral es una propuesta de ‘conversión misionera’ con futuro.

El actual párroco de San Blas es el sacerdote Juan Carlos Antona Gacituaga , que llegó hasta aquí después de haber pasado unos años en la céntrica parroquia de San León Magno. Le ayuda Juan Fernández de la Cueva, director del secretariado diocesano de pastoral del trabajo. Juan Carlos Antona tiene las ideas claras y las expresa como tal. Al formar parte esta parroquia de la Unidad Pastoral, Cáritas es un espacio común de actuación. La idea que transmite el párroco es un dardo que repite en varias ocasiones: «En estos momentos Cáritas está desbordada en un barrio donde la población originaria es mayor, tenemos altos de niveles de inmigración, con familias gitanas, y con mucho paro que se ha incrementado con la pandemia».

Los números de este desbordamiento de necesidades que atiende la Iglesia son alarmantes. Solo esta parroquia, unidad dentro de la unidad, se atiende a 250 familias . Similares cifras hay que sumar en las otras tres parroquias y en el colegio. Alimentos, pago de alquileres, en una zona en la que son frecuentes también los desahucios , ayudas puntuales de medicinas, atención a los niños. Uno de las preocupaciones últimas añadidas es el vecino Colegio Valle-Inclán, que por causa de Filomena acaba de ser declarado no útil. Un colegio de los niños y las niñas que a su vez son atendidos familiarmente por las parroquias; un colegio que durante el confinamiento ofreció unas 600 comidas diarias.

La actividad de Cáritas no se limita a satisfacer lo básico. También cuenta con los proyectos del centro de ayuda especial para los menores y del centro de mayores. No hace mucho, la unidad pastoral convocó, junto con otras organizaciones, una concentración de apoyo a la convivencia ante los brotes de racismo y xenofobia que se estaban generando en el barrio por una serie de acciones de las bandas de menas también presentes.

Iniciación cristiana

Pero la otra dimensión intensiva de la propuesta misionera es el catecumenado de adultos, en el que se preparan para los sacramentos de la iniciación cristiana personas que no han tenido contacto con la Iglesia hasta ahora. Respecto a la catequesis, en San Blas están los mayores, unos 150 adolescentes y jóvenes . Y no podemos olvidarnos de la espiritualidad, la relación con Dios, de la recuperada Exposición con el Santísimo dos días a la semana. Una apuesta que mira al futuro con esperanza.

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