La tarde de los cuchillos largos en Sol
El Ejecutivo se cerró entrada la noche, tras varios diseños y muchas presiones
La del lunes fue una larga jornada que terminó, en algunos despachos de la Real Casa de Correos, cerca de las tres de la madrugada. A lo largo de un día que duró más de 24 horas, se perfiló un Gobierno llamado a gestionar las vidas de los casi siete millones de habitantes de la Comunidad de Madrid y unos presupuestos anuales de 20.000 millones de euros.
La presidenta Díaz Ayuso advirtió que quería «tomarse su tiempo» para hacer su equipo, un rasgo de autoafirmación que a algunos dentro les incomoda y/o les inquieta. Ciudadanos, por su parte, se adelantaba a la presidenta anunciando nombres de su «parte» del equipo –cada formación ha elegido a sus cargos sin vetos ni cortapisas–. La dirección nacional del PP apretaba también , sabiendo que Madrid va a ser el escaparate en que mostrar al resto de España su «producto».
El hecho de que, por primera vez, el gobierno se comparta con otra fuerza ha reducido el número de cargos y complicado su reparto. De ahí los nervios, las tiranteces y los cambios de última hora, en una tensión mantenida hasta el final, ya que la composición definitiva del primer Gobierno de Ayuso no se conoció hasta la noche.
La comidilla de la tarde era el reparto definitivo de cargos. Y surgieron rumores en torno a uno de ellos, el que ocuparía David Pérez, hombre fuerte de la presidenta Ayuso, una de sus manos derechas durante estos meses de travesía –la otra es Alfonso Serrano–, y un político con peso en la dirección nacional de Casado, que le incluyó en su Comité Electoral Nacional.
Puesta en común
Pero algo se torció: algunos aseguraban que en ciertos momentos de la tarde, Pérez llegó a «caerse» del gobierno, como figuraba en algún documento que fue luego rectificado . «A mediodía no sabía nada; a las cuatro tampoco; a las ocho hay quien le vio paseando por Sol sin conocer su futuro». Otros portavoces niegan la mayor: nunca hubo dudas respecto a él; tan sólo fuego amigo buscando enredar y tal vez algún malentendido: «Se daban por hecho cosas que no han sido».
Respecto a la tardanza, la explicación técnica fue lo complicado de coordinarlo todo: hubo que cuadrar la prelación de consejerías, sus nombres concretos y competencias para tener listos a tiempo los decretos de nombramiento. Y todo ello, consensuando cada coma con el socio Cs.
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