El Semáforo

Al fin hemos llegado al éxtasis de convertir al patín en bólido, y al peatón en motonave. Está usted que no para, alcaldesa, venga a llenar de ingenios el Madrid de centro. Del patín ya hemos hablado varias veces aquí, y sigue siendo un peligro para cualquiera, empezando o acabando por el piloto sin casco, entre otras cosas. Madrid es del coche, qué le vamos a hacer, pero usted se obstina en que no. El patín es un bólido sin bólido, y no sé yo qué legislatura del tráfico lo avala, que me temo que es ninguna.

El patín, desde antaño, era un trasto de navegar el domingo de la infancia, pero ahora es un esqueleto de dos ruedas con el que acelerar en la Castellana, rumbo al Bernabéu . En cuanto al peatón, pues ya le ha puesto usted un semáforo en las orillas de la Puerta del Sol, para subir o bajar la calle del Carmen, donde Doña Manolita. O sea, que por el centro de la ciudad van a pasar pocos autos, pero el peatón tendrá su semáforo de subida o bajada, como si el peatón fuera un Audi. Ya en el pasado año, por estas fechas de vísperas de fiesta, se arbitró una dirección única al transeúnte, en la subida o bajada de Callao a Sol, que incluye un par de calles. Esa dirección única era un recurso de la zona para que la multitud se siga a sí misma, y no se atropelle. Esto, en el caso agónico de multitud, faltaría más, porque si no hay multitud quizá todo puede seguir como está. Curiosa matización. Curiosa y estéril matización.

Bien sabe usted, alcaldesa, que multitud habrá, porque eso es precisamente la Puerta del Sol , y sus aledaños bullentes, un desmadre de personal que vivaquea por el sitio, a comprar turrón, calzoncillos o lotería. De modo que en Sol, por estas fechas, o subes o bajas. Pero según la ordenanza. Y según diga el semáforo. En Madrid somos muy nuestros, y usted es muy suya, alcaldesa. El patín es un desgobierno, y el peatón no. Como que ya le hemos previsto una ruta, semáforo incluido, aunque el peatón prefiera brujulear a su aire, como toda la vida.

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