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Patrimonio perdido: las obras desaparecidas del «pintor de Madrid»

Murales costumbristas de Eduardo Vicente, originales de los años 50 y 60, han sido sepultados o destruidos en un hotel y un restaurante de la capital

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La pintura costumbrista de Eduardo Vicente, enmarcada en la primera mitad de siglo XX, inmortalizó el Madrid de la posguerra en rincones anónimos de la capital. Los muros de restaurantes, hoteles y casas particulares, lienzos improvisados, abrieron una ventana a otra época. Más de cincuenta años después, sin embargo, esta huella se desvanece en el antiguo restaurante El Schotis y en el Hotel Emperatriz, dos de los locales donde las obras se han ocultado o han desaparecido.

El Schotis, situado en la Cava Baja, y el Hotel Emperatriz, en la calle López de Hoyos, son los últimos casos de esta pérdida, pero no los únicos. Que se tenga constancia, antes ocurrió en las cafeterías Riesgo y California de la capital.

La familia del artista, que se enteró de las desapariciones por casualidad, lamenta profundamente lo ocurrido y solicitará la protección de las obras de Vicente. Así, ha pedido audiencia con el área de Cultura del Ayuntamiento, pero aún no ha recibido una respuesta concreta. Este periódico ha intentado conocer en qué punto están los trámites, pero ha obtenido el mismo resultado.

En La Taglietela aún se conservan algunos de estos murales, como el que se escenifica a varias parejas bailando el chotis
En La Taglietela aún se conservan algunos de estos murales, como el que se escenifica a varias parejas bailando el chotis - ABC

Donde se situó el restaurante, una zona clásica del Madrid antiguo, hoy se asienta uno de los establecimientos del franquiciado La Tagliatella. El local, hasta el cambio de dueño, contaba con un enorme mural de una corrala, con mujeres asomadas tendiendo la ropa, que decoraba las paredes a modo de trampantojo. Esta pintura era una de las muestras más significativas de la mirada espontánea de Vicente, siempre interesado en captar la esencia pura y original del lugar, sin más historia que la del momento y sus personajes. El mural, original de 1961, se perdió con una reforma de hace más de un año, en la que se tiró un tabique. La obra fue despreciada por la piqueta, aunque otras pinturas del autor sí han sobrevivido en el establecimiento. El sugerente dibujo que retrata a varias parejas bailando un chotis en la pradera de San Isidro, fiel reflejo de lo castizo y cotidiano, aún permanece en una de las paredes del comedor, como otro cuadro de Vicente en el mismo salón.

Los responsables de La Tagliatella explican a ABC que la obra no dependió de ellos y que cuando llegaron ya estaba con la apariencia actual. Lo cierto es que el contraste en la decoración del local resulta llamativo, con una extraña combinación de estas pinturas costumbristas de la posguerra con referencias a Italia, como un mapa del país y utensilios para cocinar pizza.

Escondidos en yeso

El segundo caso es más complejo. El Hotel Emperatriz, actualmente bajo dominio de la cadena Barceló, reformó el edificio a finales de 2014. En esta rehabilitación, se ocultaron tras una pared de yeso tres murales de 1954 sobre distintos episodios, entre ellos una vista exterior de Madrid en fiestas.

El hotel ha asegurado a este periódico que durante las obras «no se han destruido, sino que se encuentran protegidos detrás de un trasdosado». Según apuntan, meses antes del inicio de las obras indagaron para conocer el valor de los frescos, de cara a una hipotética restauración y conservación. Esta no se produjo porque, tras el análisis de la empresa Albayal de Arte y Restauración, determinaron que los murales «se correspondían a una etapa tardía de Eduardo Vicente y, de muy baja calidad. Nunca habían estado protegidas», afirman.

El problema es que se situaban sobre el revoco de la medianera del edificio, por lo que era imposible desmontarlos. «Su restauración, con toda seguridad, sería más costosa que el valor económico de la obra», declaran a ABC. Por tanto, se decidió ocultar las pinturas «con el objeto de impedir su progresivo deterioro», sin descartar que en un futuro puedan ponerse de nuevo en valor, algo posible con la simple retirada del muro de yeso.

No obstante, el legado de Eduardo Vicente permanece intacto no solo en la capital, sino en la Comunidad de Madrid y en el archivo de ABC, diario con el que colaboró en los últimos años de su vida en el suplemento Blanco y Negro. En los números 134, 170 y 172 del paseo de la Castellana se muestran en buen estado tres murales. Además, hay pinturas en la iglesia de la Encarnación de San Blas y en la Natividad de Navacerrada, entre otros templos, y en el Hotel Las Sirenas de Segovia.

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