El palacete de estilo andaluz del barrio de Salamanca que sirvió de refugio en la Guerra Civil

Diseñado por Fernando de Escondrillas en 1925, desde 2004 es la sede del Real Instituto Elcano

El palacete del siglo XX cuenta con balcones de madera en la fachada BELÉN RODRIGO

Belén Rodrigo

En la calle Príncipe de Vergara esquina calle Padilla , junto a la Plaza del Marqués de Salamanca, llama la atención un edificio de estilo andaluz . Un palacete del siglo XX que desde 2004 es la sede del Real Instituto Elcano (RIE) , el think-tank de estudios internacionales y estratégicos creado en el 2002 por Josep Piqué. Allí trabajan investigadores que analizan el mundo desde una perspectiva española, europea y global.

Un edificio ahora propiedad de Patrimonio que guarda una interesante historia. Fue proyectado por el arquitecto Fernando de Escondrillas y López de Aburquerque para ser residencia de Francisco Javier Taviel de Andrade. «Este apellido pudiera ser un apellido compuesto asturiano, gallego o portugués. La familia ya estaba establecida en Sevilla en el siglo XVIII, siendo algunos de sus miembros escribanos y procuradores de la Real Audiencia. Posteriormente se harían hacendados y ganaderos de reses bravas», cuenta a ABC Miguel de Avendaño, editor jede del Real Instituto Elcano. Su afición por la genealogía le ha llevado a indagar los orígenes de este palacete en el que trabaja desde el 2003. «Probaron su nobleza en la Real Chancillería de Granada en 1769-81 y mediante la devolución de la Blanca de la Carne, una prueba de nobleza sevillana, en Sevilla en 1828», añade.

Una de las fachadas dell palacete del siglo XX BELÉN RODRIGO

El Palacete fue encargado por Francisco Taviel de Andrade y Lerdo de Tejada. Uno de sus hijos, Francisco Javier, se trasladó a vivir a Madrid, compraron el solar y mandaron construir la casa. Miguel de Avendaño ha descubierto a través de la hemeroteca que Francisco Javier murió en 1937 al que definió la prensa de la época como «un competente ganadero de redes bravas ». Además dos de sus hermanos fueron militares destinados a Filipinas antes de la guerra con Estados Unidos. Se cree que al morir Francisco Javier la casa pasó a alguno de sus sobrinos «y nos han contado que sirvió de refugio para los nacionales durante la guerra, pero no se sabe de qué forma», indica el editor.

El arquitecto, Escondrillas, diseñó varias casas de tipo social , acogidas a la Ley de Casas Baratas, como la Pico del Pañuelo en donde se instalaron los trabajadores del antiguo matadero. Además es autor de dos inmuebles de la calle Gran Vía, uno de ellos el Edificio Vitalicio.

Familia Gutiérrez

La cronología de la propiedad de este inmueble no se conoce con exactitud pero hubo otra familia que vivió durante varias décadas en el palacete. Cipriano Gutiérrez Tapia, industrial textil de la zona de Aragón, abrió varias casas en la capital tras la Guerra Civil, «para que estudiasen sus hijos. Su mujer era de Madrid», cuenta a ABC José Manuel Caretti Gutiérrez, nieto de Cipriano . «Recuerdo que me dijeron que cuando se instalaron en la casa, ésta no estaba concluida, tuvieron que hacer obras para finalizarla», indica José Manuel. Era una familia grande, con nueve hijos, y siempre con invitados. «La calle Padilla eran todos palacetes hasta la calle Velázquez y todos han ido desapareciendo», se lamenta.

Escalera del palacete BELÉN RODRIGO

De aquellos años recuerda de forma especial el gabinete en el que su abuela recibía a las visitas, en la planta baja, «donde no nos dejaba nunca entrar». Estaba también el despacho de su abuelo, el salón, el comedor y en los pisos superiores los dormitorios. Vivían mucho en el mirador, «donde daba el sol en los días fríos de invierno y se estaba muy bien» y cuidaban especialmente el jardín . La decoración «era la habitual de la época, con muebles grandes y pesados». En la primera planta había una capilla que fue «donde se casó mi madre», puntualiza. Allí también la familia veló el cuerpo del tío Lucas. Ya por entonces era un edificio que levantó interés entre posibles compradores . «La familia tenía además dos solares contiguos en Príncipe de Vergara y Padilla. Querían comprarlo pero mi abuela siempre dijo que no salía de allí», subraya Caretti quien también recuerda que le contaron que el gallo que se puede ver en la fachada se debe a los anteriores dueños, «que tenían la intención de realizar peleas de gallos en este edificio». En los años 70 murieron Cipriano y su mujer y en el 77 el palacete se incluyó en la lista de edificios a conservar «así que vivieron allí dos de mis tíos hasta 1991». Acabaron por vender el edificio al BBVA , quien instaló su fundación. Pero antes, en 1993, el palacete acogió la segunda edición de Casa Decor .

Torreón del palacete en el que se han instalados también despachos BELÉN RODRIGO

Poco queda del interior de aquellos años aunque por fuera el palacete sigue manteniendo su estado original, con torreones, balcones de madera y azulejos . Cuando se instaló el Real Instituto Elcano se transformaron todos los espacios. El portugués Eduardo Pinto Coelho realizó la decoración del espacio . En el sótano, donde antaño vivió el servicio y el BBVA creó un auditorio, están ahora despachos de investigadores. En la planta baja hay también despachos y salas y en el primer piso la sala principal de reuniones donde la institución lleva a cabo distintos actos. En el segundo piso continúan los despachos y el espacio ahora menos utilizado es el jardín, donde durante años se realizaron reuniones de patronato en las que participaba el entonces Príncipe de Asturias. Los presidentes de Gobierno, cuando dejan su cargo son invitados a tomar parte del patronato», indican desde el RIE. Eduardo Serra fue el primer presidente de la institución y Emilio Lamo de Espinosa su director, hoy presidente. Su actual director es Charles Powell. En este edificio que hoy acoge este laboratorio de ideas también se habla de un fantasma , después de que un señor llamase a la puerta para decir que en la ventana veía a una niña. Los trabajadores del RIE lo llevan con buen humor pero nada extraño aseguran que ha pasado desde que están allí. Tampoco en tiempos de la familia Gutiérrez. «¿Fantasma?», se sorprende el nieto, «si hay un fantasma será mi abuelo cabreado», bromea.

Sala principal de reuniones del Rea Instituto Elcano BELÉN RODRIGO

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