La nueva Gran Vía de Carmena costará casi el doble y se inaugurará poco antes de la campaña electoral

Las obras comenzarán en menos de tres meses y se restringirá el tráfico por tramos

Estado actual de la Gran Vía, que ganará los carriles de bus-taxi para las aceras Isabel Permuy
Tatiana G. Rivas

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El Ayuntamiento de Madrid licitó ayer las obras para reformar la Gran Vía , extendiendo el presupuesto que se había anunciado previamente y las fechas para la ejecución de los trabajos. La portavoz del Gobierno (Ahora Madrid), Rita Maestre , informó en rueda de prensa tras la Junta de Gobierno de que el coste fijado es de un máximo de 9 millones de euros y el plazo para terminar las obras, 13 meses, es decir, finalizarían en la primavera de 2019, coincidiendo con la campaña de las elecciones municipales. El concejal de Desarrollo Urbano Sostenible (DUS), José Manuel Calvo , detalló en la comisión del ramo que se celebró el 25 de enero de este año que el presupuesto «para el proyecto global» se había fijado en 5 millones de euros. La alcaldesa, Manuela Carmena , anunció el pasado 25 de mayo durante el Debate sobre el Estado de la Ciudad que las obras durarían ocho meses, finalizando en otoño de 2018. En septiembre, Calvo alargó el tiempo a diez meses. Ayer, ni una cosa ni la otra, se incrementó a 13.

Desde el Área del urbanismo de la ciudad aclararon ayer que en la licitación siempre se pone más tiempo de los estipulado por si surge algún imprevisto, como por ejemplo podría ser el hallazgo de restos arqueológicos, averías u otra adversidad. «Los técnicos aseguran que las obra pueden finalizarse en diez meses», detallaron.

En cuanto al presupuesto, señalaron que los cinco millones no era el definitivo sino «una mera estimación».«En el contrato –que aún no se ha hecho público en la página web del Ayuntamiento– figuran 7 millones de euros, a los que hay que sumar el IVA. Se trata de un precio máximo fijado que siempre tiende a la baja porque los licitadores que se lo quieren llevar pujan por menos importe. Normalmente, entre un 20 y un 30% menos del precio de salida», defendieron desde DUS.

El Consistorio espera adjudicar las obras de remodelación de la Gran Vía en un plazo no superior a tres meses. En enero podrían entrar las máquinas para comenzar a ampliar las aceras. Maestre manifestó que en dos semanas se explicarán los cortes que se van a realizar para el tráfico rodado, aunque se espera que para el puente de la Constitución , a partir del 6 de diciembre, se cierre completamente la calle para entregar todo el espacio al peatón de cara a la campaña de Navidad. Solo los residentes, los vehículos autorizados y de mercancías, los taxi y los autobuses de la EMT podrán acceder.

Como ya corrigió el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, las restricciones al vehículo privado cuando terminen las Navidades serán parciales y no totales, como se había anunciado inicialmente. El cierre definitivo para el no residente llegará a partir de la puesta en marcha de la APR única (Área de Prioridad Residencial) o zona de Cero Emisiones, prevista para junio de 2018, cuando la Gran Vía dejará de ser zona de paso para cruzarse la ciudad en coche.

De seis a cuatro carriles

La vía centenaria pasará de tener tres carriles por sentido a dos, ganando el espacio las aceras. Uno será un ciclocarril 30, destinado a transporte público y bicicletas; otro, al vehículo privado, fundamentalmente para el de mercancías o residentes. El resto solo podrá pasar si está autorizado o quiere estacionar en un aparcamiento público. La calle estará dividida en dos tramos. Entre la plaza de Cibeles y la de Callao, la calzada estará formada por cuatro carriles. Entre la plaza de España y la de Callao, los ciclistas contarán, en sentido subida, con un carril bici segregado, debido a la pendiente de la calle. Por ello, en este tramo habrá cinco carriles, y en sentido bajada, hacia la plaza de España, las bicicletas compartirán calzada con otros vehículos.

Las aceras se incrementarán el doble de su estado actual, se mejorará el arbolado y se aumentará el número de pasos peatonales para facilitar la conectividad transversal. Paralelamente se va a desarrollar un concurso para mejorar todas las plazas de la Gran Vía y regenerar todo el entorno. Toda la calle a su vez estará adaptada a la normativa para la accesibilidad.

El Partido Popular ha reprochado durante todo este tiempo que se cierre la Gran Vía al tráfico privado. Solicitaban la creación de un túnel para el paso de los vehículos, una opción que descartó totalmente el equipo de Gobierno. «Apostamos porque los ciudadanos y peatones recuperen su ciudad. Reducir el tráfico de paso», ha manifestado en numerosas ocasiones Calvo, como argumento en defensa a su vez de la salud de los madrileños.

A la par de las obras de Metro

Los trabajos para remozar la Gran Vía coincidirán en tiempo con las de la estación de Metro de esta calle. Los usuarios que dejen el coche para viajar en convoy pueden verse afectados también por la reducción de capacidad en esta parada. El Gobierno regional sacó a concurso las semana pasada las obras para reformar y modernizar la estación y unirla con la de Cercanías de Sol, aprovechando uno de los pasillos ya existentes. Según informó la Consejería de Transportes, que dirige Rosalía Gonzalo, de este proyecto se beneficiarán los 44.000 viajeros que recorren cada día la estación de Gran Vía y los 23.000 que utilizarán cada jornada la nueva pasarela hasta Sol. Las máquinas trabajarán durante 12 meses para duplicar la superficie dedicada a los usuarios, que pasará de los 900 metros cuadrados actuales a los 2.000.

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