Los jóvenes más brillantes de Madrid

La Comunidad otorga los Premios Extraordinarios a 80 alumnos con una nota media mayor a 8,75

Inés Barquero, Jorge Macías, Alicia Rodríguez y AlbaGonzález, ganadores delPremio Extraordinario IGNACIO GIL

Carlota Barcala

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Ninguno esperaba conseguirlo y, a pesar de que se resisten a reconocerlo, Alba, Alicia, Jorge, Diego e Inés son cinco de los jóvenes más brillantes de la Comunidad de Madrid . Han logrado hacerse, después de muchas pruebas y algún que otro día de nervios, con los Premios Extraordinarios del curso 2017/2018. Ahora ya tienen el galardón en sus manos: un diploma acreditativo que les acompañará toda la vida y que, para ellos, es mucho mejor que cualquier otro trofeo. Aunque en categorías de educación diferentes, todos coinciden en que haber obtenido este reconocimiento se debe únicamente a un factor: el esfuerzo y las horas dedicadas durante el último curso.

Alba González tiene 16 años. Su edad no es un obstáculo para tenerlo claro: quiere estudiar Matemáticas o Física. En la ESO, sacó en todas las asignaturas un 10. «Bueno, y algún 9», admite. Su ilusión era ganar el premio como años atrás había hecho su hermano. «Terminé la ESO y me presenté al examen de la Comunidad», explica. Y lo bordó: Lengua, Historia, Matemáticas y Francés no se le resistieron. Al otro lado del teléfono consigue que su hazaña parezca más fácil de lo que realmente es. «En Educación hay algunas cosas que se pueden mejorar. El profesor atiende a 20 o 30 alumnos, todos ellos muy distintos. Así las clases no pueden ser tan individualizadas como nos gustaría», dice. Ahora estudia Bachiller Científico con Dibujo Técnico: «Lo llevo muy bien también, aunque parece que esta etapa se presenta con mucho estrés».

En un nivel educativo superior está Alicia Rodríguez . La joven, de Torrejón de Ardoz, volvió a su casa con el PremioExtraordinario de Bachillerato. «Poca gente quiere hacer un examen más cuando termina y menos cuando es un poco más complicado que la EvAU . Yo lo repasé todo y me presenté», cuenta. «Estaba de viaje cuando se publicaron las calificaciones. Fue mi madre la que me lo dijo».

Reconocer el talento

Alicia estudia ahora Ingeniería Aerospacial en la Universidad. Solo el nombre ya impone. «No sabía por qué decantarme, pero ahora estoy muy contenta», explica. En un futuro quiere trabajar en investigación.

Diego Jiménez, con su chelo

Los Premios Extraordinarios de la Comunidad reconocen la capacidad de esfuerzo y el talento de los alumnos galardonados: en total, 80 estudiantes entre la ESO, Bachiller, Formación Profesional, Artes Plásticas y Diseño, Danza y Música con más de 8,75 de media. Precisamente, en esta última categoría es donde destaca Diego Jiménez . Sus manos acarician el violonchelo desde los 5 años. Con 8 entró en el conservatorio, donde se graduó tres años antes de lo previsto. «Aunque es cansado, compaginar todo lo he llevado bien: salía del cole, comía rápido, iba al conservatorio, volvía a casa, estudiaba y practicaba», explica el adolescente. A sus 16 años, Diego ya ha conseguido tocar en la Joven Orquesta Nacional de Irlanda y en la Royal Academy. Se presentó a la prueba de la Comunidad con «Requiebros», de Gaspar Cassadó. ¿Sus referentes? Asier Polo, PabloFerrández, Yo-Yo Ma y, por supuesto, su profesora Pilar Navarro. «Me gustaría estudiar Negocios, pero siempre con la música. Nunca la dejaría».

En Formación Profesional, dos de los que han despuntado han sido Inés Barquero y Jorge Macías . Ella estudió Anatomía Patológica tras el Bachiller de Excelencia, porque no le dio la nota para entrar en Medicina. Pero no dejó de intentarlo, a pesar de que admite haber tenido momentos de dudas y altibajos. «Ay, Dios mío, qué bien», gritó cuando se enteró del PremioExtraordinario. «Las notas, al fin y al cabo, son un número.Cada persona está cualificada para cualquier cosa que se proponga. Si te gusta, vas a poner todo tu empeño en ello», opina Inés, que ahora cursa Biología Sanitaria. Muy crítica, reclama a la Administración Pública más dinero en Investigación. «Todo el mundo habla de invertir en I+D+i, pero no es suficiente. Hay investigaciones que no pueden terminarse por falta de dinero y eso es frustrante y molesto», asegura.

Por su parte, Jorge se dedica al Mantenimiento de Aviónica. «Tuve una nota media de 9,25. Nunca había sido un cerebrito. No pensaba que me lo fuesen a dar, solo quería demostrarme a mí mismo que puedo», dice. Con 29 años Jorge terminó la ESO hace tiempo y, tras buscarse la vida con varios «trabajos precarios», estudió FP. «Mi futuro parecía incierto e inestable. Ahora trabajo y, si todo va bien, en unos meses me harán contrato indefinido», dice.Destaca la labor que hicieron sus profesores: «La motivación se refleja en los resultados. Lo he conseguido tras decidir empezar de cero después de años sin estudiar . Nadie puede cortar las alas a la gente que quiere seguir creciendo».

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