Juicio en Santiago

Los testigos invalidan la tesis del Chicle: la brida rodeaba el cuello de Diana Quer

La defensa dice que esta brida pudo enredarse de forma «accidental» en el pelo, pero los agentes lo niegan

Veredicto juicio Diana Quer: sigue el veredicto del jurado sobre El Chicle en directo

Los bloques con los que el Chicle lastró el cuerpo y que aparecieron en el interior de la nave MUÑIZ

Patricia Abet

La abogada del Chicle lo intentó por activa y por pasiva. Interrogó a dos agentes por separado , planteó la pregunta de distintas maneras y jugó a poner a los testigos entre la espada y la pared, pero la respuesta siempre fue la misma. Alrededor del cuello de Diana Quer apareció una brida negra cerrada , arma del crimen tanto para la acusación familiar como para la fiscal. El trozo de plástico de la polémica fue localizado enredado en el pelo de Diana cuando los buzos recuperaron la cabeza, un pequeño resquicio con el que la abogada insiste en demostrar que este elemento se pudo haber enredado con el pelo de la víctima sin más. Pero los agentes fueron tajantes. «Es muy poco probable. Dudo mucho que eso sea así» declararon ayer teniendo en cuenta que la brida fue recuperada del pozo junto con la cabeza de Diana, que tenía un buen mechón de pelo en su interior, que estaba perfectamente cerrada y que en el fondo del tanque se localizaron otros trozos de brida, dos negros y uno transparente.

La falta de asideros por parte de una defensa que lleva días viendo cómo testigo a testigo su estrategia se va desmoronando también quedó patente en otra revelación dada a conocer ayer. Los cuatro bloques de hormigón hallados en el pozo indican que el Chicle pudo lastrar a Diana hasta en dos ocasiones —la primera de ellas fallida— y que para la segunda utilizó un cable más fuerte que habría llevado ex profeso a la fábrica, según afirmaron los testigos de ayer. Lejos de tratarse de una acción improvisada, el uso de este cable apunta a que el Chicle podría haber planeado el crimen y la forma de deshacerse del cuerpo , a sabiendas igualmente de que el tanque tenía agua y una profundidad suficiente para hacer desaparecer un cadáver en su interior sin problemas.

Ahondando en esta teoría policial, los efectivos consideran que en una primera tentativa el alambre con los bloques de ladrillo que ató al cuerpo de la joven se soltó y que Abuín realizó un segundo intento mejorando la técnica . Así, explicaron a través de las fotografías que fueron proyectando a los jurados, los bloques que lastraban el cuerpo de Diana estaban unidos por un cable de entre 9 y 10 metros que, además, había sido atado en dos lazos en los laterales, una suerte de asas para «tener un control sobre el peso de los bloques antes de dejarlos caer». El primer cable, sin embargo, no presentaba ningún tipo de lazada.

El único acusado por el crimen, y autor confeso de la muerte, escuchó atento cada una de las explicaciones que se ofrecieron en sala sin perder la calma y variar el gesto . Tan solo apartó la vista cuando en los monitores se reprodujeron las fotografías de la cabeza de la víctima, al igual que había hecho ya en sesiones anteriores. Esta misma frialdad que Abuín está dejando ver en su paso por los juzgados sorprendió a los agentes que lo acompañaron el 31 de diciembre de 2017, cuando el cuerpo de Diana fue recuperado. « Nos sorprendió la actitud fría del acusado hablando de las medidas de la nave y de los conocimientos que él tenía de construcción», mantuvo uno de los citados ayer.

Sobre el conocimiento previo que el Chicle debía tener del espacio en el que se movió aquella madrugada los agentes tampoco dejaron lugar a dudas. «No eres capaz de ver el peldaño —de la escalera que desciende al sótano— en toda su dimensión porque hay un grado de inclinación importante. La sensación de noche y sin luz natural es de estar perdido, de que necesitas luz . Es inviable caminar sin luz porque es muy grande y te sientes perdido, dudo mucho que se pueda caminar sin el apoyo de una linterna. Bajar con un cuerpo sería muy complicado, si es que no te caes», describió uno de los primeros guardias en llegar a la nave la madrugada que Abuín confesó. Sus palabras echan por tierra la idea de que el presunto asesino pudo bajar con Diana hasta el pozo solo guiado por la luz de las farolas que entraba de la calle y sin ningún tipo de linterna .

Los objetos que flotaban en el pozo

La sesión de ayer dio a conocer a los jurados la totalidad de los objetos que aparecieron flotando en el interior del tanque, con una entrada de 45 por 45 centímetros. Todos pertenecían a Diana, según confirmó su madre. Se trataba de sus gafas de sol, de sus auriculares y del desodorante y del bote de crema que solía llevar. También se halló su bolso, recuperado después de drenar el agujero, y el tanga que llevaba puesto aquella noche y que fue recuperado intacto.

Además de estos dos agentes, la defensa presentó ante el tribunal a dos mujeres que la noche del crimen confesaron haber sido víctimas de un hombre joven y alto que las increpó. Sus declaraciones no aportaron nada teniendo en cuenta que estos supuestos episodios no tuvieron lugar en el mismo punto donde Diana fue abordada y que el propio Abuín ha reconocido ser el autor material de la muerte. La sexta sesión de la vista oral se retomará hoy con el inicio de la prueba pericial, determinante a la hora de demostrar si en el crimen medió una agresión sexual.

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