José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

El pecado original del PSdeG

Si una gestora de parte fue un error, no parece una solución óptima cambiar una por otra

José Luis Jiménez
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La oferta de Pilar Cancela de incorporar nuevas voces y sensibilidades a la actual dirección gestora del PSdeG no es sino un reconocimiento implícito de que, con la composición actual, solo hablaba una familia del partido, que siendo mayoritaria, apenas representa a la mitad y un poquito más del partido, ese 55% que apoyó a Leiceaga en las primarias para ser candidato a la Xunta. El otro 45%, siendo minoritario, no es un reducto despreciable, porque es el que controla la mayor ciudad de Galicia y la Diputación de Pontevedra. Ese fue el pecado original del socialismo gallego, no haber sido capaz de prever que esta guerra civil iba a desatarse. Si una gestora de parte fue un error, no parece una solución óptima cambiar una por otra, y mucho menos filtrar una lista alternativa en la que hay gente que no solo no fue consultada, sino que dos días antes expresaba abiertamente su discrepancia con Caballero.

Lo extraño de todo este sainete convulso que agita al que un día fue primer partido de la oposición en Galicia es el error de cálculo del alcalde de Vigo en su asalto a la dirección de la gestora con persona interpuesta, véase Carmela Silva. Cuando un político del peso de Abel Caballero hace un movimiento así, probablemente lo último que esperaba es que no se lo aceptaran en Ferraz. El jaque mate de Caballero se quedó, por el momento, sin siquiera tablero de juego, aunque con la torpeza de haber revelado la jugada y las fichas con las que realizarla. Queda por ver si esta derrota momentánea de Caballero no tendrá revancha más adelante, ni si él tenía asegurada la victoria y alguien cambió de opinión en el último minuto tras ver las enconadas reacciones que suscitaba el movimiento.

El minuto y resultado del PSdeG es que hay dos bandos claros, aparentemente irreconciliables, y con abismos de distancia en cuanto a posibles personas para reconstruir el partido. Los socialistas coruñeses no aceptan a Carmela Silva bajo ningún concepto, y desde Vigo no se acepta un veto a su candidata. Pasan los días y la herida no solo no se cierra, sino que se gangrena. La solución pasa por un congreso ya, cuanto antes, sin esperar a que Ferraz medie para influir en los resultados, y que se encuentre a un candidato que no podrá tener padrinos en La Coruña ni en Vigo, pero sí necesitará de simpatías en ambos sectores para poder sobrevivir políticamente. Mientras eso no se quiera ver así, tenemos incendio para rato. Y el PSdeG es necesario vivo.

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