Juan Soto - El Garabato del Torreón

La Débil memoria

Nuestras calles están bautizadas y rebautizadas con nombres de chisgarabises locales

Juan Soto
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Que los gallegos somos de débil memoria para cuanto no nos aproveche ni procure lucimiento es cosa más que sabida. Nuestras calles están bautizadas y rebautizadas con nombres de chisgarabises locales y mastuerzos de parroquia, con desprecio del verdadero mérito.

Viene a cuento todo este desahogo porque el otro día, en este mismo periódico, coincidieron, cada uno en su página y por su cuenta, los nombres de Luis Caruncho Amat y Pepe Castedo Carracedo. La muerte de Caruncho, uno de los nombres mayores de la pintura española del último medio siglo (y tal vez el mayor de la corriente constructivista), coruñés de 1929, hijo de la vivariense Flory Amat Donapetry, apenas mereció en la prensa de Galicia más atención que la de un obituario de aliño y mucho menos que la que suele prestarse a la gripe mal curada de cualquier pedorra.

Tanto como por su pintura, Caruncho merecería otra consideración siquiera fuese (y hablamos ahora como lugueses) por su exquisita edición antológica del poeta Luis Pimentel. Pero, en fin, así son las cosas.

De Pepe Castedo se acordaron -menos mal- algunos tratadistas de Cecilia, de cuya muerte van ya cuarenta años. Y hubo quien trajo al recuerdo la amistad siempre fiel entre el embajador José Ramón Sobredo, padre de la infortunada cantante, y su paisano Pepe Castedo, aquel ferrolano sabio, independiente (pese a su militancia), anarcoide (ídem de lienzo), el hispanista más importante que conoció la China de Mao y cuya traducción del Libro Rojo sirvió para que una generación entera de jóvenes españoles de la cáscara amarga creyese que la culminación del pensamiento comunista se asentaba en Pekin. Cuando Pepe Castedo regresó a España, enterradísmo Franco, trastabilló de decepción en decepción. Solo, sin dinero, quizá sin excesivos afectos familiares, su suicidio estaba cantado. Hoy es una tumba ignorada (y no es una frase, conste). Tan ignorada como su nombre. La desmemoria de Galicia tiene estas cosas: ensalza la mediocridad en menoscabo del talento.

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