José Luis Jiménez - Pazguato y fino

El cambio a peor

Nueve meses después, ni La Coruña, ni Santiago, ni Ferrol están mejor que antes del rupturismo

José Luis Jiménez
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La izquierda pintoresca ganó el debate de la calle en las pasadas elecciones municipales. No fue su única victoria. También conquistaron nuestro lenguaje con su jerga particular. Así, las ciudades ya no tienen gestión sino relato; ser ciudadano implica votarlos a ellos y hacerlo a los partidos clásicos es un pecado de las élites; y solo ellos representan a la gente normal, porque el resto de políticos vienen de Marte. Nuestro error es haber caído en la trampa sabucea sin desnudar el vacío semántico, deglutir sin más el discurso hueco. Y buena parte de culpa es de los propios periodistas, incisivos con los de siempre y bizcochones con estos mesías.

Un ejemplo. A la palabra «cambio», los jinetes del rupturismo le inocularon un valor intrínsecamente positivo, como si una alternativa fuera buena por el simple hecho de existir, sin necesidad de ser analizada o estudiada.

Cambiar es bueno, sin más. Permanecer es inmovilismo del malo. Ante este planteamiento perverso, ¿quién puede oponerse a cambiar y rechazar la venida de una vida mejor?

A muchos ciudadanos les sedujo la oferta y, de buena fe, les concedieron un voto (o varios miles) de confianza, a ver de lo que eran capaces. Nueve meses después, ni La Coruña, ni Ferrol, ni Santiago están mejor que antes del advenimiento de los apóstoles laicos de la izquierda. Tres ciudades instaladas en la parálisis, en la soberbia de gobiernos en minoría que exigen al resto de partidos sumisión en vez de diálogo honesto.

Tres meses llevan a vueltas para aprobar el presupuesto, el instrumento indispensable para poner en marcha sus infinitas promesas de paz y felicidad colectiva. Todo ello mientras la gente del común se desengaña, contemplando a políticos más preocupados por salir en las tertulias y los programas progres que en hacer política de verdad. Poco a poco se instala en la conciencia colectiva que el cambio sí puede ser a peor, incluso peor que el temible PP. A ver si el PSOE se va enterando.

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