El Rey Jaime II concentró a todas las meretrices de Valencia en un único burdel ABC
David Maroto

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En pleno debate en 2022 por la abolición de la prostitución , acuciado por las diferencias conceptuales entre PSPV-PSOE y Compromís en el seno del Gobierno de Ximo Puig, Valencia se ha erigido como una ciudad en contra del lenocinio y «en la que se persigue y sanciona a puteros». Condición que contrasta con una curiosa antítesis, pues 900 años atrás la capital del Turia albergó el mayor prostíbulo de toda Europa , que permaneció abierto durante más de tres siglos.

En las últimas semanas, la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra , y la consellera de Justicia, Gabriela Bravo , han exhibido públicamente sus notables discrepancias a la hora de trazar un plan para sancionar a los prostíbulos y perseguir a su clientela en la Comunidad Valenciana.

Mientras que la titular socialista defiende la reforma de la Ley de Espectáculos Públicos para acabar con la prostitución en toda clase de locales que funcionan como prostíbulos con sanciones hacia los proxenetas , la dirigente de Compromís insta a acompañarla «obligatoriamente» de un marco estatal de legislación básica que protega la migración de las mujeres frente a sus explotadores. «Se tiene que abordar analizando las causas que provocan esa vulnerabilidad y distinguiendo muy bien lo que es explotación sexual, trata y a las personas que se dedican a ello libremente», matizó.

Por otro lado, el Ayuntamiento de Valencia, cuyo equipo de gobierno está conformado por ambos partidos políticos que discrepan a nivel autonómico, ha aprobado una moción para redactar una nueva ordenanza que acabe con «el falso debate» de que la prostitución «es trabajo sexual»: «Es esclavitud sexual que afecta a los derechos humanos de las mujeres más vulnerables y hay que terminar con la ficción de hablar de contrato sexual porque este supuesto libre consentimiento esconde una naturaleza asimétrica en que la mujer está sometida a la dominación», explicó la vicealcaldesa socialista Sandra Gómez.

El popular lupanar valenciano abría prácticamente todos los días, aunque había ciertas excepciones

Un debate que ha trasladado el propio PSOE al Congreso de los Diputados , donde este martes se ha aprobado la tramitación de la Ley para abolir la prostitución, que recoge la modificación del artículo 187 del Código Penal para que se «castigue de forma general el proxenetismo sin exigir relación de explotación».

Frente a la denominación de «ciudad abolicionista» que ha proclamado el Consistorio municipal, Valencia fue conocida en la Edad Media por cobijar uno de los lupanares más populares de toda Europa, en el que, según diferentes fuentes históricas, llegó a contar con más de 200 meretrices en su plantilla durante su máximo apogeo.

Fue en 1321 cuando, tras ganar la capital del Turia al Islam, el Rey Jaime II cambió las calles, posadas y hostales por un giganteso burdel para concentrar la prostitución en un espacio controlado por la figura pública de un Regente . «Ninguna mujer pecadora se atreva a bailar fuera del lugar que ya tiene habilitado para estar», declaró el monarca según recoge el historiador del siglo XIX Manuel Carboneres.

Ilustración de un burdel ABC

Al respecto, en los últimos años han proliferado iniciativas como la que puso en marcha Fernando López, de la empresa Didamecum, para diseñar una ruta turística de más de dos horas que desgranaba la historia erótica de la capital del Turia, entre la que se relataban diferentes historias vinculadas a este archiconocido lupanar medieval. Su precursor explicaba en su recorrido cómo el Ayuntamiento de la época dictaba las normas que debían cumplir las prostitutas y las «especialidades» de cada una de ellas representadas en ilustraciones colgadas en cada una de sus puertas.

Otras fuentes históricas apuntan a que las meretrices no provenían únicamente de Valencia, sino que llegaron de múltiples puntos de España, incluso describen la existencia de mujeres de diversas religiones, puesto que en el burdel estaban prohibidas las relaciones entre personas con diferentes creencias. Señalan, además, que toda aquella candidata que quería dedicarse a la prostitución debía tener más de veinte años y solicitar una licencia al departamento de Justicia Criminal .

Fuentes históricas apuntan a que las meretrices no provenían únicamente de Valencia, sino que llegaron de múltiples puntos de España

El popular lupanar valenciano abría, prácticamente, todos los días, aunque había ciertas excepciones. Una de ellas era la Semana Santa , cuando las prostitutas, también conocidas en la época como «mujeres públicas», dejaban a un lado dicho trabajo y se internaban en un centro religioso donde participan en charlas y conferencias enfocadas a que dejaran este empleo y «volviesen al recto camino del Señor».

Lucha contra el crimen y clausura

La organización del burdel propició a sus trabajadoras un grupo de guardias que velaban para evitar toda clase de trifulcas causadas por el exceso de alcohol y otras conductas. Eran habituales los robos de joyas y vestidos, aunque la existencia de única salida del lupanar facilitaba la detención de los ladrones.

Así funcionó hasta mediados del siglo XVII, cuando el arzobispo y virrey de la ciudad Fray Pedro de Urbina , ordenó a las mujeres que abandonaran este trabajo y pasaran a «servir» o a «estar en sus casas», o si no serían expulsadas de Valencia en un plazo de tan solo diez días.

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