Diez años del saqueo del Palau de la Música: todo sobre el caso Millet, pero sin Millet
Un documental relata no los hechos que llevaron al desastre, sino el renacer de la institución en el décimo aniversario de la entrada de los Mossos d'Esquadra en el Palau
Hoy se cumplen diez años desde que los Mossos d’Esquadra tomasen el Palau de la Música Catalana para dejar al descubierto la trama que, capitaneada por Fèlix Millet, saqueó las arcas de la institución para que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) , el partido de Jordi Pujol, cobrase las mordidas en la concesión de obra pública a Ferrovial. Con motivo del aniversario, Televisió de Catalunya emite esta noche el documental que ha encargado el propio Palau de la Música Catalana para explicar cómo aquella crisis llevó a la institución a un resurgimiento que definen como una «resurrección». Ayer por la noche se hizo una proyección a modo de preestreno en el propio Palau, con la asistencia de los actuales directivos de la institución.
El documental se centra en explicar no los hechos que llevaron al desastre, sino el trabajo de los años posteriores para recuperar la credibilidad y el buen nombre de la casa. En este sentido, la productora Broadcaster, que preside el prestigioso periodista Josep Cuní, hace «una crónica emocional e institucional de la refundación».
TV3 emitirá hoy el reportaje dentro del programa Sense ficció, que en su web asegura: «El periodismo que practicamos busca sacar a la luz los conflictos, las polémicas y las historias que se nos han querido ocultar». Aunque se afirma que el documental es «plural», éste no cuenta con la participación de Millet ni ningún otro de los acusados, así como de ningún exdirigente de CDC. De hecho, la palabra Convergència aparece una sola vez en los 55 minutos que dura, cuando se menciona la condena de 4 años y 5 meses de prisión a Daniel Osàcar, extesorero del extinto partido. Esta organización fue, según la sentencia del caso, el principal beneficiario del expolio, al ingresar 6,6 millones de euros gracias a la trama.
Sí que recoge el testimonio de Joan Llinares, que asumió la dirección del Palau durante los dos años posteriores al registro. Habla de cómo las trituradoras de papel trabajaban a pleno rendimiento los primeros días, y asegura que al descubrirse los documentos que demostraban la relación del caso Palau con la financiación ilícita de Convergència «fue cuando empecé a tener problemas muy serios».
El audiovisual pone también de manifiesto la diferente percepción que se tenía de la gestión de Millet desde diferentes ámbitos. Por un lado, los trabajadores del Palau, colaboradores y cantantes del Orfeó Català que sospechaban algo pero no podían hacer nada. Por otro, los que podrían haber hecho algo pero jamás tuvieron la menor sospecha sobre la honestidad de Millet.
Jordi Martí, hoy teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, y que fue el gerente del Instituto de Cultura de Barcelona desde varios años antes del registro del Palau, asegura: «Era muy difícil que unos solos ojos pudiesen ver toda la trama», porque estaba todo muy compartimentado. La actual presidenta (y entonces vicepresidenta) de la Fundación, Mariona Carulla, afirma: «La mayoría de miembros de la Junta se pensaban que Fèlix había sido víctima de una persecución injusta, hasta el punto de que hasta que les enseñamos las facturas no reaccionaron».
En cambio, los trabajadores y cantantes de la institución, personas vinculadas al centro pero no a sus órganos directivos: «La gente de dentro del Palau veía cosas que no eran flagrantes, pero al entrar los Mossos pensamos: “Ah, claro”», afirma una de las entrevistadas.
El caso está hoy pendiente de la resolución definitiva del Tribunal Supremo, que dictaminará en los próximos meses. La sentencia del juzgado consideró probado un expolio de 23 millones de euros y condenó a nueve años a Millet, a siete a Jordi Montull, su mano derecha, y a cuatro a Gemma Montull y a Daniel Osácar.
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