Puigdemont y las diputadas de la CUP Anna Gabriel (dcha.) y Mireia Boya
Puigdemont y las diputadas de la CUP Anna Gabriel (dcha.) y Mireia Boya - EFE

La CUP ha votado casi 80 veces en contra de Junts pel Sí en el Parlament

El acuerdo de investidura obligaba a los anticapitalistas a no votar «en ningún caso» en el mismo sentido que los partidos contrarios al «procés» cuando estuviera en riesgo la estabilidad parlamentaria

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El pasado 9 de enero, apurando el límite legal antes de verse condenado a convocar elecciones, el expresidente Artur Mas anunciaba su renuncia a ser investido en favor de Carles Puigdemont. Mas se sacrificaba así -«doy un paso a un lado»- y aceptaba el chantaje de la CUP, que exigió mandarle a la «papelera de la Historia» a cambio de apoyar la investidura del gobierno de Junts pel Sí, la coalición de CDC y ERC.

La contrapartida para la CUP fue tener que aceptar un pacto de estabilidad concretado en un documento cuyo punto 1 rezaba: La CUP se compromete a «no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso y/o el derecho a decidir cuando esté en riesgo la estabilidad parlamentaria».

En el citado documento no se citaba explícitamente los presupuestos de la Generalitat, pero, a ojos de todos, -incluso de algunas voces discrepantes de la CUP-, la decisión de los antisistema de mantener su enmienda a la totalidad de las cuentas de la Generalitat es un incumplimiento flagrante del citado pacto de investidura. Una deslealtad. La más importante, sin duda, pero no la única.

Desde que el Parlament se constituyó en esta legislatura, en octubre, pasado, y con Puigdemont como presidente de la Generalitat desde enero, la CUP ha votado en 78 ocasiones en la cámara catalana en contra del criterio de Junts Pel Sí. Además, en 17 ocasiones su postura ha propiciado que el gobierno de JpS perdiera una iniciativa parlamentaria. Las discrepancias entre los supuestos socios de investidura y "procés" -que se suman a los casos en que incluso CDC y ERC han votado distinto- han aflorado en mociones y proposiciones relativas a asuntos como el cierre de líneas escolares, la mejora del transporte sanitario, la financiación de guarderías o políticas de salud laboral. Una de las "traiciones" más sonadas fue a propósito de la privatización de la empresa de aguas Ter-Llobregat (ATLL). El gobierno de Puigdemont presentó en la cámara catalana una enmienda a la totalidad a la proposición de ley presentada por el PSC que instaba a devolver a la gestión pública esa empresa. La CUP, votó en contra.

El penúltimo capítulo de discrepancia -antes de los presupuestos- se vio en el pleno del pasado 1 y 2 de junio. El grupo parlamentario de Catalunya Sí que es Pot presentó una proposición de ley para reformar el impuesto de sucesiones -para subirlo, obvio- y recibió el apoyo de PSC y la CUP. Ciudadanos se abstuvo y Junts pel Sí se vio alineado con el PP votando en contra de la proposición, que de esta manera no prosperó.

Curiosamente, hoy la CUP se alineará con el PP -y con el resto de grupos parlamentarios de la oposición- al votar en contra de los presupuestos de la Generalitat elaborados por el gobierno de Junts pel Sí.

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