Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Estorbo

El objetivo de Carles Puigdemont no es otro que el de mantener viva su figura

Puigdemont, recientemente en un acto Efe

Miquel Porta Perales

Carles Puigdemont molesta a todos. Molesta a ERC, porque, además de tildarles de inútiles, se empeña en jugar un papel -el presidente legítimo- que no le corresponde. Molesta a Junts, porque es una fuente de conflicto y división entre los suyos que no saben qué hacer con él. Molesta a ERC, Junts y la CUP, porque -dice- son unos incapaces cuando se trata de definir la estrategia de la independencia. Molesta también al PSOE, porque el independentismo exige una modificación pro reo del Código Penal en beneficio del fugado. Molesta a la Unión Europea -que lo ha instalado en la última fila del Parlamento: una metáfora explícita-, por sus relaciones con el Kremlin que actualmente se están investigando. Por si fuera poco, el prófugo de la Justicia ha constituido un fantasmal Consell per la República -escuderos, conmilitones y paniaguados- que, en una votación a la rusa, le ha investido presidente de la cosa. Un Consell que, como no podía ser de otra manera tratándose de Carles Puigdemont, sigue molestando a diestro y siniestro. Resulta que dicho Consell pretende tomar la iniciativa por sí solo sin esperar a los partidos políticos. Yo, el Supremo. Hay más, pues Carles Puigdemont tiene un plan para relanzar la independencia nacida -asegura- del 1-O. Un plan titulado Preparem-nos! Recuperem la iniciativa! que propone resistir, cultivar las ayudas internacionales, organizarse, desbordar democráticamente (?) al Estado, controlar el relato, explicarse en el extranjero y construir un estado catalán de derecho y soberano. Un incordio para quienes se están instalando en la realidad y todavía no han digerido el fracaso del 'proceso'.

El objetivo de Carles Puigdemont no es otro que el de mantener viva su figura, blanquear una imagen cada día más deteriorada, marcar un perfil propio que le permita sobrevivir, volver a camelar -engaño sobre engaño- a la parroquia integrista, y presionar y poner en apuros a los partidos independentistas descalificándolos por tibios o entreguistas. Un estorbo.

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