Vicente Ángel Pérez - Corazón de León

El relojero de Sol

«El relojero José Rodríguez de Losada nació en 1801 en Iruela, una aldea de La Cabrera leonesa. De allí partió un pastor adolescente que se hizo militar y llegó a Londres, en donde se convirtió en un relojero de fama internacional»

Vicente Ángel Pérez
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El reloj más afamado de España cumplió ayer ciento cincuenta años y lo celebró cumpliendo con su deber, que no es otro que marcar las horas con puntualidad, algo que los modernos relojes que cuestan miles de euros apenas consiguen. Sí, siglo y medio lleva en la Puerta del Sol de Madrid ese reloj que, según la calculadora, ha dado más de ocho millones y medio de campanadas… y a saber las toneladas de «doce uvas» consumidas a sus pies y a sus órdenes en las fiestas de Nochevieja. ¡Cuánto debe Madrid a este reloj y, por ende, a su relojero!

Ayer el Ayuntamiento de Madrid conmemoró la efeméride con una serie de actos en los que José Rodríguez de Losada apenas ha tenido protagonismo.

Al relojero que fabricó hace ciento cincuenta años un reloj que no ha dejado de marcar las horas en el kilómetro cero de España, quien regaló tal impagable trabajo al Ayuntamiento de Madrid, esa joya del tiempo que la reina Isabel II inauguró el19 de noviembre de 1866, ni agua, ni calle, ni plaza, ni escultura. Sólo una plaquita que en 2014, con Ana Botella de alcaldesa, se le recuerda a la entrada del edificio coronado por el mítico reloj.

Por entonces, en este faldón, quedó escrito: «En esta plaza, que cada 31 de diciembre se convierte en la mayor plaza de España, los munícipes llevan décadas ocupándose en qué hacer con el rótulo de «Tío Pepe» o dónde colocar la estatuilla del oso y el madroño, hasta que el otro martes repararon en que la «marca Sol» radica en su reloj y en su relojero. ¡Ya era hora! Los munícipes madrileños se han caído por fin del madroño y, por unanimidad, el relojero Losada tendrá el reconocimiento de lo que para la villa ha supuesto el regalo que en 1866 donó tal personaje cuya biografía se merece, además de una placa, la novela jamás escrita o la película nunca filmada».

El relojero José Rodríguez de Losada nació en 1801 en Iruela, una aldea de La Cabrera leonesa, esa comarca a la que todavía a mediados del siglo XX el escritor berciano Ramón Carnicer comparaba con Las Hurdes extremeñas por su pobreza, soledad y tristeza. De allí partió un pastor adolescente que se hizo militar y llegó, a saber cómo, a Londres, en donde se convirtió en un relojero de fama internacional.

La travesía desde su humilde cuna leonesa hasta la grandiosa capital británica está llena de leyendas y misterios. Lo más cierto es que el reloj que cada Nochevieja congrega a millones de españoles es obra suya. Y ahí sigue, marcando las horas, los días los meses y los años desde hace siglo y medio. De pastor a célebre relojero. Que tomen nota los modernos «emprendedores»…y la alcaldesa Carmena para enmendar la cicatera «plaquita» con la que su predecesora homenajeó al relojero Losada.

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