Campo

Los regantes del Bajo Duero clamarán en Almazán para lograr la cesión de agua

Los agricultores sorianos sostienen su «no» y los vallisoletanos alertan de las pérdidas

Los regantes del Bajo duero se concentraron ayer ante la CHD, donde se reunieron con sus responsables ICAL

I. JIMENO

Dispuestos a recorrer los más de doscientos kilómetros que separan la zona de vallisoletana de Tordesillas de la localidad soriana de Almazán. Así están los agricultores del Bajo Duero cuyos cultivos «beben» a través de las comunidades de regantes de Tordesillas, Pollos, Castronuño y Simancas-Geria-Villamarciel. Y todo para intentar convencer a sus colegas sorianos para que den el sí a ceder dos hectómetros cúbicos de agua con los que dar «el último riego» a sus cultivos, una vez que han agotado la concesión de líquido que tenían otorgada en esta campaña especial de sequía y maíz, patatas, zanahorias, puerros, plantas de fresa madre... aún están en las áridas tierras de labor.

En principio, será mañana cuando suban en los autobuses para intentar convencer de la urgencia y necesidad. Y es que, según señaló el presidente de la comunidad de regantes de Tordesillas, Miguel Ángel Peláez, esta semana es el «margen» que tienen para que los cultivos reciban el «último riego» que permita su salvación y también sacar algunas producciones, ya que las tierras están tan «duras» que es imposible.

En la reunión mantenida ayer con el comisario de aguas de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Ángel González, y el director técnico, Alfredo González, el organismo estatal reiteró que «la única opción posible» para proveer esa irrigación «pasa por un acuerdo de cesión» con las comunidades sorianas del Alto Duero que «no han consumido sus dotaciones de agua por completo». Una «alternativa» que, señalaron, es «compatible» si llega a materializarse «con las excepciones aprobadas» por la Comisión Permanente de Sequía que el lunes decretó el «fin de la campaña de riego» -lo habitual es el 30 de septiembre- en los sistemas Carrión y Pisuerga-Bajo Duero «por el bajo nivel» de los embalses.

Aunque desde el bando vallisoletano incidieron ayer en que siguen en «negociaciones», desde Almazán (la principal comunidad de regantes aguas arriba del Duero, con más de 5.000 hectáreas de regadío y unos 830 propietarios) reafirmaron su posición de «no» a esa cesión. En esta guerra del agua ni siquiera dentro de un flanco las posiciones son las mismas y hay escisiones. Así, mientras el presidente de la comunidad de regantes del canal de Almazán, Jesús Gómez, reconoció a Efe que la dotación concedida para esta campaña no se agotará en su zona, por lo que el sobrante podría ser utilizado en el Bajo Duero; el secretario de la misma, Francisco Pardillo, incidió en que quienes se han pronunciado «son contrarios» a esa cesión. «Solamente nuestro presidente está a favor, incomprensiblemente», añadió ayer, además de cargar contra el responsable de la tordesillana por «su mala gestión». Y cuestionó que los agricultores «no han sido suficientemente informados» de «la realidad que tenían delante», ya que «la siembra ha sido como si fuera un año casi normal».

«No tiene sentido»

«El tema de lo mal que lo han hecho ya lo trataremos. Pero sobre todo el agua que baja por el Duero, que no se vaya al mar y lo aproveche el Bajo Duero», también señaló el presidente de la comunidad de Almazán, quien asumió que desde el sindicato de regantes se «cerraron en banda» a ese trasvase. Sin embargo, desde tierras vallisoletanas aseguran que «no estuvo claro» al inicio de la campaña la dotación de riego y que, cuando en abril se fijó la dotación de agua, «ya estaba casi todo sembrado». Ahora, la viabilidad y rendimiento de las 5.000 hectáreas (con gran presencia de cultivos hortícolas, además de patatas y maíz) que dependen de esas aguas están en cuestión, con unas pérdidas estimadas en 20 millones de euros.

Al inicio de campaña se consideró que la situación en el Alto Duero era «escasa, pero realizable», fijándose un mínimo de resguardo al final de 30 hectómetros cúbicos en el embalse soriano de Cuerda del Pozo, frente a los 100 de 2016. Actualmente, está al 35,7% de su capacidad, con 88,9 hectómetros cúbicos almacenados, menos de la mitad que hace un año (183,8). Para el Pisuerga-Bajo Duero ya se estimó en abril que la campaña era «deficitaria, pero gestionable», fijando un volumen final de 50 hectómetros cúbicos de agua en el conjunto de los tres embalse que lo nutren (Cervera, Requejada y Aguilar) y se rebajó en julio a 35. Actualmente, los tres pantanos suman 47,9 hectómetros de líquido.

La organización agraria UCCL Valladolid se sumó ayer a esta guerra del agua y consideró que «no tiene sentido» que «sobrando» agua «se permita» desde la CHD y el Ministerio que «se den al traste» esos cultivos. «Es la administración quien tiene que tomar la decisión», añadieron, además de tachar de «incompetentes si no solucionan de forma inmediata el problema».

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