Puerta a puerta

Tradicionalmente, las convenciones del PP son una terapia colectiva para insuflar ánimos a la organización. Cumplen su papel y además ponen al partido en el referente informativo durante el fin de semana. Después llega el regreso a cada plaza para poner en práctica y en valor lo que los líderes han proclamado en la tribuna. El pasado fin de semana no fue diferente, pero el escenario si que lo era porque ya nada es igual en la política y nadie tiene una mínima certeza de lo que las urnas van a deparar.

Circulan en las últimas semanas encuestas, muchas encuestas, unas de partido y otras de centros de estudios, que dibujan un panorama muy incierto y abierto en la Comunidad. El PP, con resultados realmente buenos en las últimas décadas, se enfrenta ahora a una previsión demoscópica realmente compleja.

Es el resultado de años de Gobierno, de no concurrir a las elecciones como única fuerza aglutinadora del espectro y de que los electores perciban más opciones. A su favor, la experiencia, un suelo electoral firme y un auténtico ejército de alcaldes y concejales que han sido una maquinaria de éxito durante años. Pero en contra está el momento que vivimos, el hartazgo ciudadano hacia los políticos, las luchas intestinas y el equilibrio en el mensaje para atraer a unos y tratar de no espantar a los otros.

La candidata del PP a la Alcaldía de Valladolid, Pilar del Olmo, se ha metido de lleno en el papel y se fue al barrio de la Viudas, fuente de algunos conflictos en las últimas fechas. Su gesto denota implicación en el proyecto de su partido y el convencimiento de que tiene que volcarse en una campaña puerta a puerta y todos sumando, porque lo que dicen las encuestas, que es verdad que son muy dispares, no son las mejores perspectivas. El tiempo hasta las elecciones para el PP lucha contra el reloj para tratar de no perder el papel que hasta ahora tiene en la región.