Ana Pedrero - Desde la raya

A la mierda

Decapitan la estatua de Cristóbal Colón en Boston y pienso que el mundo, mi mundo, se va a la mierda

REUTERS

Ana Pedrero

Defiendo desde mi primera memoria la libertad y la igualdad como derechos irrenunciables de cada hombre. He dedicado mis energías a alzar la voz por quienes no la tenían. Por las minorías calladas, las víctimas de cualquier violencia, los excluidos, los sin techo, los perseguidos por su color, religión, etnia o pensamiento, incluso aunque estén en las Antípodas del mío. Esa libertad que nos negaron cien intolerantes con cacerolas y un rector antitaurino cuando tiraron la Cátedra de Estudios en Tauromaquia de Salamanca para analizar su impacto en las artes y en las ciencias. Las obras de Lorca, Alberti, Picasso, Bizet, Goya, Miguel Hernández, Vargas Llosa o Gabo, entre otras, fueron desalojadas por la puerta de atrás sin que hasta la fecha el siguiente rector haya hecho nada por restituir aquel proyecto. Y menos ahora, que los aficionados taurinos sufrimos otro apartheid contra el que nos rebelamos hoy mismo en la calle.

La profesión me ha dado durante treinta años un altavoz en el desierto; en esta España Vacía, despoblada, donde tantos ojos ciegos y oídos sordos hemos sufrido. Miles de cargas de tinta, declaraciones de intenciones que volvería a escribir porque no necesito Constitución ni credo para defender que todos nacemos iguales y libres, aquí o allá, que desnudos venimos y desnudos nos vamos, que nadie es más que nadie. Que sólo es posible la democracia, la paz, desde la tolerancia y el respeto.

Recibí esperanzada a aquellos indignados que acamparon en la Puerta del Sol porque también era una indignada con la sangría, la herida de mi país. Esta fractura, esta desigualdad, este mamoneo que me sigue doliendo. Ahora ellos son la pura casta y sus consignas libertarias tijeras censoras para cortar de cuajo, para borrar del mapa aquello que no les gusta, esta diversidad que nos hace crecer, ser libres y no borregos de pensamiento único.

Blanca, mujer, rubia y libre para ser lo que quiera, no me veo en la obligación de pedir perdón por ello y sí en la de continuar aprendiendo de quienes ven la vida con distintas lentes. Y aunque en las mías no caben los colores políticos ni los de la piel, leo atónita que la HBO retira de su catálogo Lo que el Viento se Llevó por considerarla racista o que decapitan la estatua de Cristóbal Colón en Boston y pienso que el mundo, mi mundo, se va a la mierda.

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