Desembalaje de las tallas del Museo de Escultura que han participado en la exposición «El siglo de Oro. The Age of Velázquez» para prepararlas para los pasos de Semana Santa
Desembalaje de las tallas del Museo de Escultura que han participado en la exposición «El siglo de Oro. The Age of Velázquez» para prepararlas para los pasos de Semana Santa - Fotos: F. HERAS
Semana Santa

«La manipulación de las tallas que irán en los pasos debe ser mínima»

Profesionales del Museo Nacional de Escultura supervisan y acondicionan estos días las figuras que formarán parte de los conjuntos escultóricos que procesionarán en la Semana Santa de Valladolid. El centro museístico cede un total de 43 piezas

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En plena cuenta atrás para la Semana Santa, conservadores y otros técnicos del Museo Nacional de Escultura en Valladolid se encuentran estos días en pleno proceso de preparación de las tallas y conjuntos escultóricos que van a procesionar los próximos días en la capital castellano y leonesa. Personajes como la Verónica, el Cireneo o la Dolorosa, entre otros muchos, abandonará las salas de este centro, donde se mantienen a lo largo del año «mimados» y en las condiciones óptimas de luz, temperatura y humedad, para transformar las calles vallisoletanas en un verdadero museo de la Pasión, por lo que ahora llega el momento de acondicionar las piezas para que sufran «lo mínimo».

El Museo Nacional de Escultura de Valladolid, único en su género debido a la calidad de sus tallas policromadas, cede a las cofradías penitenciales un total de 43 piezas que forman parte de diez pasos o escenas que expondrán en sus templos o procesionarán entre el Viernes de Dolores (7 de abril) y el Domingo de Resurrección (17 de abril).

«Las piezas están montadas en unas plataformas hidráulicas con la intención de que la manipulación sea la mínima. Éstas nos permiten tener el paso bajo mientras está expuesto en el museo y luego elevarlo durante la procesión», ha detallado este lunes el responsable de la gestión de la Semana Santa en el Museo, José Ignacio Hernández, recordando también que antes de utilizar este mecanismo era en estas operaciones de montaje y desmontaje cuando «sufría» más la pieza.

En los próximos días responsables de las cofradías también pasarán por el Museo Nacional de Escultura para hacer sus correspondientes preparativos, entre ellos incorporar la iluminación a las escenas. Entre éstas se encuentra el paso «Sed Tengo», cuyas figuras talló Gregorio Fernández entre 1612 y 1616, y «Camino del Calvario», del mismo autor -excepto su Cristo, que es atribuido a Pedro de la Cuadra-.

Por lo general, ha explicado otro de los técnicos del museo, Miguel Ángel Marcos, la mayoría de las tallas no son esculturas macizas: «Son piezas profesionales que en el momento de su realización sólo las hicieron macizas de rodilla para abajo, que es donde tienen el enganche que les une a las plataformas». El peso de cada una suele rondar los 50 kilogramos.

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Precisamente las tallas que componen el «Camino del Calvario» acaban de regresar de participar durante prácticamente un año en Berlín y Munich en la exposición «El siglo de Oro. The Age of Velázquez», por lo que estos días el trabajo es mayor para los técnicos del Museo, ya que previamente deben desembalar las tallas y comprobar el estado en que han regresado las piezas. «Cuando viajan el transporte de estas piezas está totalmente controlado. Los sufrimientos son mínimos cuando se manipulan y se embalan, pero durante la Semana Santa este control es más difícil», sostiene José Ignacio Hernández, recordando el «difícil debate» que año tras año mantienen con las cofradías cuando las condiciones meteorológicas óptimas para su desfile por las calles están en duda.

El Ministerio autorizará su salida

En este sentido, ha recordado que es el Ministerio, mediante una orden, quien autorizará o no la salida de la pieza y exigirá al personal del museo que controle si es o no factible. «Nosotros somos una parte importante del todo, con una responsabilidad muy grande, y luego está la otra que son las cofradías», ha señalado José Ignacio Hernández, apuntando también que desde el centro museístico se asume a veces situaciones «límites y difíciles» para las piezas «por la importancia que tienen para la calle». «Lo que se procura es minimizar los riesgos teniendo en cuenta que cuando se saca a la calle ya se está tomando un riesgo».

«La madera va a sufrir un cambio de humedad, llueva o no, lo que hará que se modifique su volumen y esto puede provocar que haya pequeños levantamientos de policromía»

De la minuciosa inspección de las tallas antes de que salgan y cuando regresan al museo tras procesionar se encarga, entre otros técnicos, Carolina Garvía. «La madera va a sufrir un cambio de humedad, llueva o no, lo que hará que se modifique su volumen y esto puede provocar que haya pequeños levantamientos de policromía», sostiene la especialista.

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«Son piezas que han sufrido muchas intervenciones a lo largo de su vida, mucho repinte y restauraciones, con lo cual hay que extremar más el control de la policromía», añade en este sentido también Miguel Ángel Marcos, que ha sido el encargado del traslado del «Camino del Calvario» desde Alemania y que este lunes ha supervisado los detalles del desembalaje de las tallas que el próximo miércoles se trasladarán a la Iglesia de San Andrés.

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