Luis Argüello durante el pregón de Semana Santa en la Catedral de Valladolid
Luis Argüello durante el pregón de Semana Santa en la Catedral de Valladolid - F. HERAS
Semana Santa

Argüello llama a una «nueva cruzada» para acabar con la miseria

El obispo auxiliar de Valladolid abre la Semana Santa con un pregón social

Valladolid Actualizado: Guardar
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«El mayor pecado contra los pobres tal vez sea la indiferencia, el fingir que no vemos». Los más desfavorecidos tuvieron un papel destacado en el pregón con acento social que pronunció ayer el obispo auxiliar de la Diócesis de Valladolid, Luis Argüello, con el que se marca el inicio de la Semana Santa en la ciudad. «Por desgracia, nos hemos habituado ya a las miserias ajenas», lamentó el sacerdote, que hizo un llamamiento para intentar poner remedio a esta situación. «Lo que hoy se necesitaría es una nueva cruzada, una movilización general de toda la cristiandad y de todo el mundo civilizado, para liberar esos sepulcros vivientes de Cristo que son los millones de personas que mueren de hambre, de enfermedades y de miseria».

«Eliminar o reducir el injusto y escandaloso abismo que existe en el mundo entre ricos y pobres es la labor más urgente en este tiempo de revolución tecnológica», subrayó en la Catedral de Valladolid en una intervención que sirvió de recorrido histórico hasta llegar a la Pasión actual y para desgranar día por día lo más destacado, tanto cultural como religiosamente, de esta etapa que comienza.

No se olvidó Luis Argüello de los más jóvenes, aquellos que quizá pueden pensar que los pasos son una suerte de «mannequin challenge». «También hoy Jesús os llama junto a él», aseguró a los «jóvenes de corazón inquieto», a los que, dijo, «la Iglesia necesita».

Un «acontecimiento cósmico e histórico, comunitario y personal, eclesial y ciudadano». Así se refirió el obispo auxiliar a la Semana Santa, «expresión de fe y de cultura popular». Por último, animó a todos a participar en

la semana que comienza: «No podemos quedarnos fuera, como simples espectadores u oyentes, tenemos que meternos dentro, ser actores y parte interesada, vivir una procesión interior». Además, convocó a los presentes a «vivir» una Pascua en la que el paso de «la Cruz gloriosa de nuestro Señor Jesucristo» por la ciudad «toque los corazones, ilumine los ojos, abra las manos y nos permita dar un paso adelante de confianza, amistad y servicio recíproco en nuestras vidas».

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