El presidente de la diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero
El presidente de la diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero - F. HERAS

Jesús Julio Carnero: «Si acaban con las diputaciones, acaban con los pueblos»

El presidente de la institución provincial de Valladolid defiende que en Castilla y León «nuestro nacionalismo es el municipalismo»

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Procedente de la administración autonómica, en 2011 aterrizó en el mundo local y debutó entonces como presidente de la Diputación de Valladolid. Ahora, Jesús Julio Carnero (PP) se declara una «enamorado» de una administración de la que destaca su «cercanía» y firme convencido de que las instituciones provincials deben seguir existiendo por su labor esencial en el mundo rurual. Aún más determinante en un territorio como Castilla y León, con más de 94.000 kilómetros de extensión, 2.248 municipios (el 75% de menos de 500 habitantes) y más de 6.000 núcleos de población.

-¿Qué le parece la propuesta de PSOE y Ciudadanos de acabar con las diputaciones?

-La aritmética no me sale. Lo veo como propuestas de precampaña electoral. Ahora va a resultar que uno de los principales problemas que tiene este país es diputaciones provinciales sí o no.

Sin lugar a dudas las diputaciones provinciales no son en ningún caso un gran problema y no son un problema. Son una necesidad por la función que realizan: asistencia, colaboración, asesoramiento en nuestro mundo rural... Además, esta propuesta me ha parecido muy injusta porque con ella se pretende eliminar la representación y la voz de los pueblos, porque nuestros pueblos, y eso lo sabe cualquier alcalde de cualquier formación política, se sienten representados por su institución provincial, de cualquiera de las provincias.

—Para alguien que aterrizó en el mundo local después de estar en la administración autonómica, ¿qué ha descubierto en una diputación?

—La cercanía es fundamental, el estar con y los alcaldes y concejales. La clave es la cercanía que no tiene ninguna otra administración, al menos yo no lo he visto, en la labor diaria, constante. ¿Por qué siempre al servicio de nuestros alcaldes y concejales? Porque somos parte de lo mismo. A fin de cuentas, antes de ser diputados provinciales, todos nosotros somos concejales. Pertenecemos al mundo local.

«Es una propuesta electoral que pretende quitar la voz de los pueblos»

—¿Por qué son fundamentales?

—Hay varias razones. En primer lugar, por esa necesidad de asesoramiento, de asistencia, de consejo, de colaboración y cooperación con los municipios rurales. Y cuanto más pequeño es el municipio, más necesario. En segundo lugar, son las garantes de la igualdad de los derechos y obligaciones de cualquier ciudadano, con independencia del lugar donde resida. Pretendemos que municipos pequeños, de menos de 20.000 habitantes, tengan una calidad de vida idéntica a la de una ciudad.

—Se les ha acusado durante tiempo de falta de transparencia. ¿Eso ha pesado mucho?

—Le está preguntando a alguien que representa a una institución como es la Diputación Provincial de Valladolid que por dos veces consecutivas hemos sido designadas por Transparencia Internacional la diputación más transparente. A lo mejor en algún momento histórico hemos adolecido de ello, pero creo que todo eso con el devenir de los tiempos se ha ido corrigiendo y hoy somos una adminsitración tan transparente como la que más, participativa como la que más.

«Cuando tengamos conseguida la elección directa de los diputados provinciales no se volverá a plantear una cuestión de este tipo»

—El hecho de que no se les elija directamente, ¿cómo pesa en su contra?

—A mí me pesa mucho eso. Quiero que me castiguen o me premien los ciudadanos directamente. Es uno de los problemas que tenemos las diputaciones. Precisamente, creo que uno de los factores en los vaivenes de diputaciones sí o no a lo largo de la historia es eso. Siempre he abogado por la elección directa, quiero que me elijan o castiguen a mí en función de lo que haya hecho. Cuando tengamos conseguida la elección directa de los diputados provinciales, no se volverá a plantear una cuestión de este tipo.

—¿De dónde sacen el dinero?

—De las transferencias que no da principalmente el Estado y la comunidad autónoma. Es la fuente principal de ingresos.

«Si ganamos la batalla a las nuevas tecnologías habremos dado la cara contra la despoblación de manera determinante»

—¿Qué servicios prestan?

—Un elenco importante. Se discute diputaciones sí o no, pero lo que está claro es que la función, los servicios se tienen que prestar sí o sí a los vecinos de los pueblos. Es una realidad que no podemos obviar y tenemos que tener muy clara. La función es necesaria. Se pueden agrupar en tres bloques: personas, empleo y municipios. Talleres, envejecimiento activo, una red integrada para personas con discapacidad intelectual, parques de bomberos, comercio rural mínimo, planes provinciales, planes de empleo, banda ancha, wifi... ¡Yno es baladí! Porque tiene que ver mucho con la despoblación, ya que el gran problema del mundo rural es ése y, si ganamos la batalla de la nuevas tecnologías habremos dado la cara contra esa despoblación de una manera determinante. También para que quienes van los fines de semana, en vacaciones... No sólo es que la gente no va a ir, sino que se va a ir.

—¿Y qué perderían los pueblos sin una diputación?

—Todo eso. Esa cercanía con la que abordamos esos temas. Gracias a que somos una administración de cercanía, formamos parte del mundo local y entedemos lo local porque somos locales, se perdería todo eso... Y se perdería esa representación y voz de los pueblos.

—¿Se imagina Castilla y León sin las diputaciones?

—No me la imagino. Me gusta mucho más hablar de todo lo que nos une, pero como ahora está de moda hablar de la diversidad, voy a hablar de una. La realidad de Castila y León la conforman 2.248 municipios, nuestro nacionalismo es el muncipalismo. Aquí no vale que hablemos de diputaciones sí o no, con carácter general, hay que entender que en determinados territorios las diputaciones son condición «sine qua non» para la pervivencia de los pueblos. Y eso vale para Castilla y León, Castilla-La Mancha o Andalucía, entre otros muchos territorios.

—¿Cómo es el día a día de un presidente de diputación? ¿Qué asuntos y personas pasan por su despacho o en la calle?

—Hay una figura clave en torno a la cual debe girar todo: los alcaldes y concejales, una llamada, una entrevista, una visita a un municipio, muchos kilómetros. Ésa es la espina dorsal, estar al servicio de los alcaldes e implantar todas aquellas políticas de los tres grandes bloques. Un día en el que en un territorio de cercanía uno se mueve de una manera rauda y constante.

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